Nadie se había planteado hasta 2016 si habría relación entre las poblaciones típicamente demócratas o republicanas en Estados Unidos y las tasas de acoso escolar en los institutos de secundaria. Hasta que llegó Trump. Francis Huang es profesor de estadística en educación de la Universidad de Missouri. Junto a su colega Dewey Cornell (Universidad de Virginia) se apostaron algo a que los lugares supuestamente más tolerantes con los abusones serían más proclives a votar a Donald Trump. Y de su hipótesis hicieron un estudio.
Bucearon en las estadísticas de acoso y clima escolar reportados durante la primavera de 2017 –meses después de la toma de posesión del presidente de Estados Unidos– y los datos anteriores a esa fecha en el estado de Virginia. Descubrieron que no había grandes desviaciones en los datos de 2013 y 2015 respecto a demócratas y republicanos. Pero la cosa cambiaba a partir del año electoral, 2016.
Las tasas de abuso de estudiantes de secundaria en la primavera de 2017 fueron 18% más altas en las localidades donde los votantes eligieron mayoritariamente a Donald Trump frente a la poblaciones que eligieron a Hillary Clinton, según el estudio publicado en Educational Researcher, revista estadounidense sometida a revisión por pares. De manera similar, los informes de los estudiantes sobre compañeros que fueron objeto de burlas o vejaciones debido a su raza o etnia fueron 9% más altos en las localidades que favorecen al candidato republicano. El estudio examinó una muestra estatal de Virginia de más de 155.000 estudiantes de séptimo y octavo grado en los 132 distritos escolares del estado.
Un sentimiento generalizado entre el profesorado de EE.UU.
Los investigadores utilizaron una definición estándar de acoso escolar para preguntar a los estudiantes si habían sido acosados personalmente en la escuela, pero también hicieron preguntas más generales sobre el acoso escolar y las burlas que habían observado que les ocurrían a otros en su centro.
Los resultados de la encuesta luego se asignaron a los resultados de las elecciones presidenciales para cada localidad del distrito escolar. El estudio controló distintas variables de la localidad, incluidas las tasas anteriores de acoso y burlas, el estado socioeconómico, la densidad de población y el porcentaje de inscripción de estudiantes blancos.
Huang y Cornell descubrieron que un aumento de 10 puntos porcentuales en los votantes que apoyan al candidato republicano en 2016 se asoció con un aumento del 5% en las burlas en la escuela secundaria debido a la raza o el origen étnico y un aumento del 8 por ciento en el acoso escolar secundario.
A 10 puntos de subida del voto republicano en 2016 se asoció un aumento del 5% de las burlas racistas
"Encontramos diferencias constantes en las tasas de burlas e intimidación que estaban vinculadas a las preferencias de voto", dijo Huang. "Si bien nuestros hallazgos no indican que el apoyo a Trump hizo que aumentara la intimidación en los distritos republicanos, sí confieren cierta credibilidad a la percepción generalizada de que algunos tipos de burlas y hostigamiento han aumentado, al menos en algunas localidades".
Los investigadores notaron que los hallazgos respaldan las preocupaciones a nivel nacional expresadas por los maestros sobre el acoso escolar después de las elecciones presidenciales.
Cuando Trump es el modelo entre adolescentes
"Los educadores y los padres deben estar conscientes del impacto potencial de los eventos públicos en el comportamiento de los estudiantes", explica Cornell. "Los padres deben ser conscientes de cómo sus reacciones ante la elección presidencial, o las reacciones de otros, pueden influir en sus hijos. Y los políticos deben ser conscientes del impacto potencial de su retórica de campaña y su comportamiento en sus partidarios e indirectamente en los jóvenes".
El comportamiento presidencial puede tener efectos indirectos en el entorno social que de los estudiantes
Los investigadores señalaron que se necesita más investigación para determinar si existe un vínculo causal entre el comportamiento de Trump y la agresión de los estudiantes contra sus compañeros y, de ser así, cómo funciona el mecanismo.
"Puede ser que el comportamiento presidencial tenga efectos indirectos en el entorno social que experimentan los estudiantes, pero no lo sabremos hasta que se realicen más estudios", concluye Huang.
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