La agencia espacial japonesa (JAXA) logró aterrizar este 22 de febrero su pequeña nave Hayabusa 2 en el asteroide Ryugu, a más de 300 millones de kilómetros de la Tierra, para recoger muestras. La llegada a la superficie de Ryugu, que sólo tiene 900 metros de diámetro, se produjo cuatro meses después de lo previsto, por la dificultad de elegir un punto de aterrizaje en la superficie rocosa del asteroide.
Conforme al programa, Hayabusa 2 disparó un pequeño proyectil a la superficie de Ryugu para recolectar partículas que los científicos esperan que la nave traiga a la Tierra para su análisis.
La portavoz de JAXA, Chisato Ikuta, señaló anoche (hora española) que el centro de control "recibió datos que muestran que la sonda está funcionando normalmente y está en buen estado". Los científicos continúan reuniendo y analizando datos de la sonda, explicó.
La sonda debía disparar una especie de bala al asteroide Ryugu para agitar la materia de la superficie, que luego recogerá para su análisis en la Tierra. Se cree que el asteroide contiene cantidades relativamente grandes de materia orgánica y agua de unos 4.600 millones de años atrás, cuando nació el sistema solar.
"Es posible que hayamos causado cierta preocupación debido a la demora, pero llevamos a cabo nuestro plan de manera impecable en los últimos cuatro meses para lograr un aterrizaje exitoso", dijo el gerente del proyecto, Yuichi Tsuda, en una conferencia de prensa. "Aterrizó en las mejores circunstancias entre los escenarios que imaginamos", dijo.
Cualquier material que recoja la nave espacial se almacenará a bordo hasta que Hayabusa 2 llegue a su lugar de vuelta a la Tierra en Woomera, Australia Meridional, en 2020, tras un viaje de casi 5 millones de kilómetros.
Una misión de ida y vuelta
Es la segunda nave espacial japonesa que aterriza en un asteroide después de que la primera Hayabusa tocase superficie en un asteroide cercano a la Tierra llamado Itokawa en 2005. Fue la primera en traer polvo de asteroide a la Tierra, aunque no tanto como se esperaba.
Ryugu no es un asteroide potencialmente peligroso. Está de media a 1,19 veces la distancia del Sol a la Tierra y tarda 473 días en dar una vuelta a nuestra estrella. Gira lentamente sobre sí mismo, apenas 7,6 h. El estudio de sus rocas puede ser útil para combatir la amenaza de otros que podrían colisionar con el planeta. Pero, sobre todo, es un reto de ingeniería como lo supuso mandar la primera misión a un cometa, el caso de Rosetta. En este caso, la orografía ha resultado más favorable. La sonda llevaba acercándose al asteroide desde julio, en un continuo baile de acercamientos y alejamientos.
El plan de la JAXA es que Hayabusa 2 despegue de Ryugu y vuelva a tocar superficie hasta tres veces, para asegurar el éxito de su misión.Se cree que los asteroides se formaron en los albores del sistema solar y los científicos dicen que Ryugu puede contener materia orgánica que puede haber contribuido a la vida en la Tierra.
La sonda despegó en diciembre de 2014 y está programado que vuelva a la Tierra a fines de 2020. Europa ya posó un pequeño módulo en Ryugu.
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