Ciencia y Tecnología

Basura espacial

Un ensayo indio con misiles pone en peligro a los astronautas de la EEI

Es la cuarta vez que se prueba un misil antisatélites, dejando una nube de basura espacial potencialmente peligrosa a más de 300 km de altura

En la película 'Gravity' la basura espacial causa una destrucción en cadena. Por fortuna, es poco probable que ocurra algo así. | WB

En 1978, el consultor de la NASA Donald Kessler imaginó el posible impacto de un meteorito no en la Tierra, sino en uno de nuestros satélites. Al destrozarlo, decenas de fragmentos se desprenderían en forma de basura espacial, chocando con otros satélites, destruyéndolos y provocando una reacción en cadena. Se formaría una nube de chatarra espacial que impediría volver al espacio durante siglos y acabaría con la Estación Espacial Internacional (EEI).

Aquello se quedó en teoría, pero 40 años después, la NASA ha advertido que no hace falta un meteorito para que los astronautas de la EEI y otros satélites puedan verse amenazados. El último test antimisiles de la India ha desatado las alarmas en Houston. El derribo de un artefacto en la órbita baja ha creado 400 piezas de desechos orbitales que podrían chocar contra la estación, según advirtió la agencia espacial estadounidense en un foro con empleados este 2 de abril.

Lanzamiento de Shakti por India el 27 de marzo

El riesgo de que escombros colisionen con la EEI ha aumentado un 44% en 10 días

El gobierno indio anunció que su misión Shakti (fuerza) consisitió en destruir un satélite, "un blanco preestablecido que fue derribado por un misil antisatélites", según el primer ministro, en un ejercicio militar que apenas llevó tres minutos, pero que esparció cuatro centenares de fragmentos por el cielo, quedando en la órbita baja, a unos 300 kilómetros de altura. La EEI flota a algo más de 400 kilómetros. El administrador de la NASA, Jim Bridenstine, explicó que el riesgo de que los escombros colisionen con la EEI "aumentó en un 44% en 10 días" debido a esa operación.

"No es la primera vez que ocurre y es un problema", explica desde la agencia española del espacio INTA Eva Vega Carrasco. La Jefa de Segmento Terreno recuerda que China hizo en 2007 "una prueba parecida para destruir un satélite. Dejaron una bola de partículas en órbita que se van separando, generando una zona muy conflictiva. Si ya hay problemas con la bola que hicieron los chinos, va a haberlos con la que han hecho los indios". Las partículas van a velocidades de entre 7 y 8 km/s. Verdaderos proyectiles capaces de destrozar partes de otros satélites o la mismísima EEI, habitada por seis personas.

La tecnología ASAT permite destruir los satélites de las potencias enemigas en caso de conflicto. En concreto, India está en plena rivalidad con China.

Más peligrosa que la basura espacial

Se podría pensar que ensayos esporádicos no son tan peligrosos como los 19.000 fragmentos que flotan en la órbita baja de la Tierra. Sin embargo, "están controlados". Las agencias espaciales, sobre todo la NASA, cuenta con instrumental para monitorizarla mediante radares. "Se hace un catálogo de casi todo lo que está orbitando la Tierra".

"Casi todo lo que se lanza al espacio se adscribe a un protocolo americano que da avisos de riesgo de colisiones para poder maniobrar y esquivar la basura espacial". El problema de un ensayo militar es que, por su propia naturaleza, es secreto. "Es relativamente normal, nosotros, en las misiones que controlamos aquí hemos tenido avisos". La Estación Espacial Internacional es tan grande que es fácil que termine siendo blanco de impactos. Desde la NASA apuntan que la EEI sigue siendo segura. "Si necesitamos maniobrarla, lo haremos".

India, que también tiene un programa espacial nutrido de lanzamientos satelitales, ha restado importancia a este ensayo, destacando que lo han hecho en una órbita suficientemente baja. La NASA ha identificado 400 piezas de escombros orbitales procedentes de Shakti. Rastrea 60 pedazos de más de 10cm de diámetro. 24 de esas piezas ponen en riesgo a la estación. "Es terrible provocar un evento que envía una magnitud de escombros por encima de la EEI. Y ese tipo de actividad no es compatible con el futuro de los vuelos espaciales humanos, explican desde la agencia estadounidense. Vega tiende a pensar que, en efecto, ese margen de algo más de 100 kilómetros entre la zona del impacto y la EEI es bastante estrecho.

Hoy, casi todas las misiones que lanzan objetos en órbita se hacen con programas de reentrada. Es decir, lo que se ensucia, se recoge. Lo que en términos espaciales equivale a propulsar de vuelta a la atmósfera para que se calcine. También se evita que se desprenda tornillería en los lanzamientos de cohetes. Hoy te utilizan elementos pirotécnicos.

En los años sententa, en que se formuló el síndrome de Kessler, "era muy difícil pensar que lo que estabas lanzando iba a tener un impacto porque el espacio es muy grande. Desde entonces ha habido mucha concienciación". Por fortuna para la aeronáutica, estas pruebas con misiles no son comunes –se han hecho cuatro ensayos–, pero Vega concluye que "los países tienen que concienciarse de que hacer este tipo de pruebas tiene muchísimo impacto en el espacio, incluidas sus propias misiones".

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