La tarde del jueves 11 de julio, los sismógrafos de Málaga registraron un terremoto de magnitud 3 en la escala de Richter en la zona este de la provincia. A pesar de que el movimiento generado por este terremoto fue ligero, está claro que no se puede descartar la posibilidad de que estos temblores desencadenen un posterior tsunami.
El tsunami es la catástrofe natural que más daños ha ocasionado en España. En 1755, el terremoto de Lisboa que produjo un posterior maremoto, afectó a toda la zona sur de la península y provocó alrededor de 2.000 muertes. Desde entonces, no se han registrado casos similares, pero lo cierto es que, en cualquier momento, un tsunami puede llegar a las costas españolas.
Este gráfico refleja el escenario la energía que desencadenó el tsunami en el Golfo de Cádiz, que afectó igualmente a la costa noroccidental de Marruecos y las costas sudoccidentales de la Península Ibérica. A lo largo de las costas marroquíes, las alturas de las olas varían de 1m a 6m y de 2m a 7m en la región cercana del Algarve, al sur de Portugal.
¿Cómo afectó el terremoto de Lisboa a la costa española? El Profesor Titular y Secretario de la Facultad de Cc Geológicas de la Universidad Complutense de Madrid, Alfonso Muñoz Martín, ha explicado al Independiente lo siguiente: "Este fue un terremoto que se generó en el suroeste de la península, en la zona marina, y contó con una magnitud importante que solo se puede documentar por los registros. El terremoto provocó un tsunami importante que debió de ser una falla inversa en el Cabo de Gorringe, en Portugal, que barrió la costa del Algarve, Cádiz, Huelva y llegó a Lisboa".
El suroeste peninsular y Baleares, en mayor riesgo
Esto da a pensar que un nuevo terremoto puede generar un tsunami que asedie la costa española nuevamente. El director del Instituto Geográfico Nacional, Emilio Carreño, afirma lo siguiente: "Podemos tener un tsunami en el Mediterráneo como consecuencia de fallas paralelas a la costa de Argelia". El sismólogo ha destacado que hay posibilidades de que se den maremotos como el del 2003 que afectaron a las Baleares: "Estos son más frecuentes. De hecho, puede haber uno cada once años, aunque las consecuencias son menores. Actualmente, existe un sistema de alerta que avisa a emergencias", destaca Emilio Carreño.
El suroeste de la Península Ibérica cuenta con un mayor nivel de peligrosidad de sufrir un tsunami, debido a que las fallas potencialmente activas que pueden generar grandes movimientos se encuentran en la zona de contacto entre la placa africana y la placa asiática. Desde el este, la energía se libera en terremotos más pequeños. En el norte de Argelia hay terremotos no tan importantes que han generado algún tsunami de menor amplitud que ha afectado a Baleares.
Pocos minutos de reacción
En caso de que se generara un tsunami en el Cabo de Gorringe -como el de 1755-, se dispondrían de pocos minutos de reacción hasta que alcanzara Huelva y Cádiz. La velocidad de estos fenómenos es de cientos kilómetros por hora. "Detectar un tsunami, su magnitud, avisar, comunicar es muy complicado cuando solo se disponen de 10 o 15 minutos. Hay poco margen para notificar, sobre todo si está la gente en la playa. Es difícil que la gente tenga tiempo para salir de la playa", indica Alfonso Muñoz Martín.
Esto se complica aun más puesto que los efectos podrían variar en función de las costas. Aquellas que se encuentran a nivel del mar, como la de Huelva, sufrirían un impacto mayor, "ya que el tsunami alcanzaría una penetración de hasta 10 metros", puntualiza Emilio Carreño. Sin embargo, aquellas zonas más escarpadas, sufrirían unas consecuencias menores. Los efectos del stunami están condicionados por el tamaño de la ola, la proximidad de la costa y el arrastre de materiales, entre otras cosas.
¿Está España preparada?
La ciudadanía no está concienciada, ya que "es un fenómeno tan raro, tan poco frecuente", justicia Emilio Carreño. Se está a la espera de la aprobación del plan estatal que dará a la ciudadanía información en los colegios. El sismólogo hace un especial hincapié en la importancia de educar en comportamientos básicos que reduzcan daños.
España dispone actualmente de una red sísmica nacional y cálculo que permite localizar terremotos. El proceso que genera un tsunami por su propia naturaleza hace que en unos pocos minutos sea prácticamente imposible hacer algo para que la gente no se vea afectada. Alfonso Muñoz Martín hace un especial hincapié en la importancia de "informar a la gente de dónde hay más zonas de peligrosidad y educar en qué se puede hacer". No es de extrañar que, cuando uno está en la playa, deje su teléfono móvil en la toalla, por lo que es imposible dar el aviso. "Todo el proceso hace muy difícil que se esté preparado. Hay que conocer que estamos en una zona en la que el riesgo existe", sentencia Alfonso Muñoz Martín.
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