Se coloca en el cuello, es de color carne y casi tan pequeño como un sello postal. Pero no es un colgante ni otro tipo de adorno. Se trata de un parche electrónico que mide la tos, la respiración y otros indicadores fisiológicos. En Estados Unidos ya lo están probando para detectar los síntomas de coronavirus menos evidentes en los infectados.
Detrás de este pequeño parche adhesivo están los investigadores de la Universidad Northwestern y del hospital Shirley Ryan AbilityLab, en Chicago. El objetivo es dar un paso más en el diagnóstico precoz del virus. Hasta la fecha se han lanzado aplicaciones móviles que facilitan la autoevaluación del Covid-19. En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, funciona ‘Corona Madrid’. La app pregunta al usuario si padece patologías previas y síntomas de coronavirus: fiebre, sensación de falta de aire, tos seca, mucosidad… Según sus respuestas conocerá si es posible que esté contagiado o no. La herramienta ofrece además recomendaciones sanitarias y un contacto de teléfono con los servicios médicos.
En el estudio que han publicado en la revista Science Advances, los investigadores hablan del peso de las diferentes pruebas de diagnóstico para contener la pandemia. Aunque observan algunas desventajas. Entre las de los test de PCR preocupa sus tasas de falsos negativos o las demoras para conocer los resultados de la población de zonas rurales. Los test rápidos, por otro lado, revelan sí el paciente ha desarrollado anticuerpos del virus. Pero hay que tener en cuenta, añaden, que los anticuerpos pueden aparecer semanas o meses después del contagio. Unas circunstancias, en todo caso, que motivan el desarrollo de herramientas complementarias para diagnosticar y vigilar al virus.
La idea es sencilla. Estos wearables analizan síntomas del virus que aparecen antes, pero que son más difíciles de autodiagnosticar. El estudio se centra en un parche para el cuello creado en la Universidad de Northwestern. El gadget es de silicona, inalámbrico y se adhiere a la parte baja del cuello. Desde ahí registra datos fiables sobre la actividad respiratoria del paciente: la intensidad y duración de su tos, el ritmo cardíaco o la temperatura corporal. Estos datos se envían a una nube para su tratamiento médico. Los investigadores desarrollaron unos algoritmos de inteligencia artificial para generar gráficos médicos personalizados.
Como explican en Omicrono, el proceso no sólo depende del usuario. Un médico asignado se encargará de analizar los datos recogidos por esta tirita. El wearable, que funciona conectado a un dispositivo inteligente (como un iPhone o iPad), también está pensado para seguir la evolución de un infectado.
En los últimos dos meses, los investigadores han probado la tirita inteligente con pacientes y personal sanitario de los dos centros de Chicago. Los estudios piloto iniciales y en curso han revelado "muchas características interesantes de la enfermedad y su progresión", aseguran en Science Advanted. Pero los resultados finales tendrán que esperar.
Apple Watch, Oura Ring…
El informe no ignora los wearables más populares del mercado. Apple lleva años fabricando su reloj inteligente, el Apple Watch, que ofrece datos cardiacos y sobre la actividad física del cliente. Lo mismo ocurre con el Oura Ring desarrollado por la empresa Oura Health. Gracias a unos sensores este anillo permite monitorizar la calidad del sueño o el ritmo de los latidos. Otra tecnológica que crea pulseras y relojes inteligentes es Fitbit.
El problema que encuentran los investigadores de Chicago es que estos wearables no registran la oximetría de pulso, la temperatura corporal o "mediciones de alta fidelidad de la frecuencia cardíaca". Unas deficiencias que juegan en contra si lo que se pretende es "predecir, monitorizar y rastrear" el Covid-19.
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