Después de 12 años de espera y 500.000 horas de trabajo, la misión del satélite Ingenio, el primero con sello 100% español, apenas duró unos minutos. El cohete que lo transportaba junto a otro satélite francés se perdió instantes después de despegar. Un "fallo humano" podría ser la causa del fracaso del ambicioso proyecto español , que ha costado 200 millones de euros y no tenía seguro. El objetivo del Ingenio era captar imágenes de alta resolución a 670 kilómetros de altura para elaborar mapas de incendios, catástrofes naturales o zonas residenciales.
Hasta el lanzamiento, toda la misión avanzaba según lo previsto. El SEOSAT-Ingenio despegó a bordo de un cohete Vega en la madrugada del martes a las 2.52 horas desde el Puerto Espacial Europeo de la Guyana Francesa, en América del Sur. El plan contemplaba que el satélite español debía separarse del cohete 54 minutos tras el despegue del cohete. Después, a la 1.42 horas tras el lanzamiento, sería el turno de Taranis, el satélite francés. El objetivo del Ingenia era alcanzar los 670 kilómetros de altura para posicionarse en una órbita desde la que poder girar sobre la tierra. Pero unos errores de integración del cohete frustraron el hito del satélite español.
Según un comunicado de la ESA, las tres primeras etapas del lanzamiento funcionaron con normalidad. El problema llegó ocho minutos después del despegue. En ese momento se detectó un desvío de la trayectoria del cohete, se perdió el control del vehículo y la misión se fue al traste. Las primeras investigaciones apuntan a un problema en dos conectores del sistema de control de velocidad de propulsión. En un comunicado, el Ministerio de Ciencia ha detallado que, según Arianespace (la compañía francesa encargada del lanzamiento de la misión), no se trata de un error de diseño del cohete Vega sino de un posible fallo humano en la fase de control de calidad.
No es la primera vez que se accidenta un cohete Vega. En julio del año pasado, uno de estos lanzadores falló durante la puesta en órbita para desplegar un satélite de observación de los Emiratos Árabes Unidos. Son los dos únicos fracasos de los 17 lanzadores Vega que han despegado desde que comenzaron a utilizarse en 2012.
La ESA se ha ofrecido al Gobierno para buscar vías alternativas que remplacen la función del satélite español
Por ahora, el Ministerio de Ciencia e Innovación esperará al informe final de la comisión de investigación creada por Arianespace y la ESA para esclarecer el fracaso de la misión. Hay un detalle revelado por la ESA que deja varias cuestiones en el aire. Según Joseph Aschbacher, director del programa de Observación de la Tierra del organismo espacial europeo, en el satélite no se había incluido un seguro que cubriera la posibilidad de pérdida de la misión. Por ello, la ESA ha ofrecido al Gobierno español comenzar a buscar vías alternativas para remplazar la funcionalidad instrumental del satélite español. Se prevé que los expertos tarden poco en ofrecer más detalles sobre los fallos.
12 años de proyecto, retrasos y 200 millones
El SEOSAT-Ingenio era uno de las grandes proyectos de la industria aeroespacial española. Se inició en 2008 y su desarrollo ha costado (incluido el lanzamiento) 200 millones de euros. La iniciativa la ha liderado el Ministerio de Ciencia e Innovación a través del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) Durante su desarrollo ha sufrido varios retrasos "porque el conocimiento científico y tecnológico necesario no ha podido avanzar más rápido", explican fuentes del CDTI. En los últimos meses los planes también se han modificado por culpa de la pandemia.
El Ingenio se ha desarrollado en alianza con la Agencia Espacial Europea. Pero la diferencia con otros proyectos es que los contratistas principales, el subsistema, los equipos, los operadores y la explotación comercial son españoles. El principal contratista, Airbus España, ha liderado un consorcio que ha reunido a las grandes compañías del sector aeroespacial español: CRISA, Deimos Space, GMV, GTD, HV Sistemas, Iberespacio, INDRA, SENER y Thales Alenia Space.
Desde el mapeo rápido de incendios y zonas residenciales o el control de fronteras hasta observación de inundaciones o desastres como la desertificación. Antes del lanzamiento fallido, los desarrolladores presumían de la enorme potencia de las cámaras del satélite. Unos ojos capaces de distinguir una moneda de un euro a 10 kilómetros de distancia. Esta precisión era posible gracias a que el satélite podía tomar 600 fotografías diarias con una resolución de 2,5 metros. Las cámaras podían apuntar a los dos lados y la misión podía llegar a cualquier punto de la tierra en un plazo de tres días. Toda esa información podía haber estado disponible para la población civil, instituciones y administraciones españolas, entre otros.
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