José Luis Jiménez, profesor de la Universidad de Colorado (EEUU) se ha convertido en una figura clave en 2020 para comprender el comportamiento del coronavirus. Su labor divulgativa le ha colocado como referencia en español para hablar de la capacidad del coronavirus de transmitirse por medio del aire que respiramos. Si hoy hablamos de cenas de nochevieja con ventilación cruzada o de la necesidad de medidores de CO2 es por que su figura y mensaje, igual que la de otros científicos como él, fue calando entre los medios de comunicación y los científicos de todo el mundo. No era fácil, lo que decían fue considerado un bulo en marzo por la Organización Mundial de la Salud y quedaron desautorizados.
A este experto en aerosoles le llegó la noticia de China como algo lejano. Pero el virus se extendía y algo no le cuadraba. “Lo seguía por la prensa, se percibía una disonancia entre una expansión de los casos por Asia y, a la vez, una falta de control de los viajes y las autoridades decían que no iba a pasar nada. Yo pensaba que sí que iba a pasar, no tan serio como lo que pasó, pero sí que iba a llegar a Europa y Estados Unidos”.
Así fue, pero llegó más fuerte de lo esperaba. “Cuando llegan los casos a Italia me parece muy obvio que España está igual, pero va por detrás”. En particular a él le llegaron uno de esos audios de trabajadores del hospital de La Paz que le envió un primo suyo, en el que se relataba una situación extrema en las urgencias del centro.
Este zaragozano, doctor en Ingeniería Mecánica por el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) de la Universidad de Cambridge, que ha desarrollado su carrera en EEUU estaba, como todos nosotros, desconcertado por la rápida evolución de la epidemia y empezó a sospechar que la explicación del contagio por gotículas no servía para la propagación de un virus que estaba, paulatinamente, cerrando todos los países del mundo.
“Yo conocía el trabajo de Lidia Morawska y Linsey Marr con las que he trabajado en otras cosas y lo de las gotas en la superficie no me cuadraba con que transmitiese tan rápido. Y me parecía que era más fácil de explicar con una transmisión aérea. Hable con ellas me dijeron que sí, que creían que había transmisión aérea pero que la OMS se negaba a aceptarlo y que esto no era nuevo. Se negaban a aceptar la transmisión aérea de otras enfermedades desde hace muchas décadas”, cuenta a El Independiente.
Sus colegas le explicaron que la OMS no entendía el funcionamiento de los aerosoles y no los estudiaban porque pensaban que no eran importantes. “Era difícil hablar con ellos. Así fue como empecé a trabajar con grupos de científicos pero el 28 de marzo la OMS anunció que la transmisión aérea era un bulo y Morawska contactó con un grupo de 36 científicos para hablar con la OMS y ese grupo se convierte en un grupo de trabajo”. Estar incluido en ese grupo de expertos “ha sido como hacer un master con todos los expertos mundiales sobre este tema”, asegura.
Con su conocimiento sólo podía hacer una cosa: divulgar y contar al mundo lo que estaba pasando. “En España no me conocía nadie, sólo se me conoce en un ámbito científico por mi trabajo y al ver esta negación de la OMS explicarlo era importante. Otros científicos antes que yo empezaron a divulgar y a escribir y explicarlo era muy útil para que la gente se pudiera proteger. Había muchos haciendo esto en inglés y pocos en español, me eché para adelante y me animé”.
Cuando se documentó el caso de contagio en un coro en EEUU, en el que 52 integrantes de una formación coral se infectaron de Covid por una sola persona, a Jiménez le quedó claro que la transmisión iba por el aire. “Contacté a todos los periodistas que conocía en España y no me contestaron, era una cosa que estaba todavía como un bulo de la OMS” afirma.
La oposición de esta teoría por parte de la OMS y los centros de control de le enfermedades de EEUU y la UE se puede considerar como uno de los grandes errores en nuestra aproximación a la pandemia por parte de este experto. “Sí, no es el único error, como subestimar el virus y no hacer rastreos, pero no aceptar la transmisión aérea ha llevado a no tomar medidas y pasaron muchos meses en los que no se consideraban hacer cosas al aire libre o la ventilación o el ajuste de las mascarillas. Cosas gratis o baratas que no se estaban haciendo o comunicando. No le estábamos diciendo a la gente, que en el mismo sitio, aunque se mantuviera la distancia, si estaba compartiendo el aire no estaba segura, se podía contagiar. Hay muchos contagios que se podían haber evitado y no se han evitado y al final en una pandemia si dejas que ocurra un contagio se continúa una cadena y si hubiésemos sabido durante más tiempo como controlarlo no tendríamos ahora tantos casos como tenemos”, afirma Jiménez.
El 6 de julio 239 científicos de todo el mundo entre los que está Jiménez envían una carta a la OMS para que reconsideren su posición. “Empezamos a salir en más medios, como el New York Times” cuenta Jiménez sobre su explosiva aparición mediática. El profesor de la Universidad de Colorado ha aparecido en medios de todo el mundo hablando de los aerosoles, en sus ruedas de prensa en español por zoom siempre había periodistas de varios países. Jiménez se ha convertido en un tuitero muy seguido y su labor divulgativa ha obtenido victorias como los países que como España ya reconocen la transmisión por aerosoles, algo que espera que con el cambio de gobierno pase en EEUU.
“Muchas veces pienso que la OMS lo va a aceptar y me puedo tomar unas vacaciones. Esto es algo que ha ocurrido y no he parado de hacer, pero no quiero ser influencer profesional. Mientras que la divulgación sea útil lo seguiré haciendo”, asegura.
Que lo asuma la OMS es muy importante para este científico porque “a muchos países solo llega lo que dice la OMS, es una organización grande que hace muchas cosas bien, pero esto no. Es difícil saber por dónde van a salir hemos hablado con gente allí y las cosas son complejas, esperemos no tener que esperar a mayo para que lo digan”. Según sus valoración sería un éxito que lo asumieran en enero, “ayudaría a controlar la pandemia ya que queda mucho hasta que vacunemos a todo el mundo y podamos controlar la pandemia. Nos queda todo el 2021 como poco”, asegura.
Van a seguir ocurriendo cosas en este siglo XXI, el cambio climático va a causar muchos y estos cambios nos van a afectar"
En este 2020 hemos visto, día a día, el funcionamiento de la ciencia. El debate de la transmisión aérea ha sido una lucha de científicos contra las administraciones políticas. Todavía lo es. “Los científicos sabemos que en las que la ciencia funciona así que un día se dice una cosa y otro día se dice otra. Esta confusión es normal pero la gente no lo entiende es muy confuso. La ciencia tiene que aprender de ella misma para hacer las cosas mejor la siguiente vez. Pero es verdad que hay países que no han confiado a la ciencia. En España la ciencia no es una prioridad, hay buena ciencia y buenos científicos, pero no hay dinero, no hay recursos, no hay presupuesto”, afirma Jiménez.
Esta debe ser una de las conclusiones que debemos sacar de este fatídico año para el futuro. “La ciencia no es una prioridad y esto debería cambiar deberíamos darnos cuenta de que tener gente pensante independiente y que está conectada con los sistemas globales de la ciencia es muy importante, porque van a seguir ocurriendo cosas en este siglo XXI, el cambio climático va a causar muchos cambios y estos cambios nos van a afectar”, concluye.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 Las revelaciones sobre el Fiscal General revolucionan a Ayuso
- 2 Perdóname, Pedro, por haber desconfiado del fiscal y de tu palabra
- 3 Imane Khelif contra el odio: “Represento a las mujeres del mundo”
- 4 Los claroscuros de la duquesa roja: lesbiana y cercana a ETA
- 5 El extraño caso del teléfono vacío
- 6 Maduro apresa a líderes como Jesús para evitar protestas enero
- 7 Orban dinamita la UE al dar asilo al Puigdemont polaco
- 8 Amazon deja a mitad de precio esta afeitadora eléctrica Braun
- 9 El teniente Lacalle salvó a 500 personas de la DANA en Chiva