El rey Felipe VI y la reina Letizia ya no hacen apariciones públicas sin sus mascarillas FFP2 del CSIC. Esta semana durante la recepción al Cuerpo Diplomático acreditado en España aparecieron con sus mascarillas en las que se reconoce el logo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) junto con un escudo de España.
Las mascarillas del CSIC que llevaban los reyes, como la que también llevaba el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante este acto, son un encargo realizado a la empresa Bioinicia, un spin off del CSIC que ha puesto en el mercado las mascarillas Proveil realizadas con unas nanofibras desarrolladas dentro del CSIC. Las nanofibras son el fruto de la investigación del equipo de José María Lagarón, del Instituto de Agroquímica y Técnica Alimentaria (IATA-CSIC).
“Nuestro objetivo es proteger a toda la población española al precio más económico posible con un producto de calidad que ofrezca las innovaciones que hemos ido implementando”, explica Lagarón a El Independiente.
Este investigador describe su producto como patriótico porque es ciencia española al servicio de la población y produce un bien estratégico dentro del país, algo que se echó en falta cuando estalló la pandemia.
La compra de estas mascarillas repercute, vía royalties de la patente de las nanofibras, en la institución científica. Según han ido aumentando su producción han ido bajando el precio de sus productos. Las mascarillas FFP2, especialmente recomendadas para interiores, no tienen un IVA reducido.
Desde el pasado mes de diciembre los reyes solo comparecen públicamente con estas mascarillas. Al igual que los reyes, muchos de los ministros del Gobierno usan mascarillas del CSIC en sus apariciones públicas. Es el caso de Carmen Calvo y la ministra de Sanidad, Carolina Darias, que recibió su nueva cartera de manos de su predecesor, Salvador Illa, con la mascarilla del CSIC. Pedro Duque, ministro de Ciencia e Innovación, no usa otras marcas, de hecho su ministerio encargó un lote de mascarillas a Proveil personalizadas para Ciencia.
Antes de la pandemia el CSIC investigaba con las nanofibras para aplicaciones biomédicas y farmacéuticas, pero con la irrupción del Covid vieron que se podían usar para mascarillas y en tres semanas desarrollaron la tecnología y la patentaron. La tela de estas mascarillas formada por las nanofibras es más duradera, es más fácil respirar con ellas y hasta han conseguido que sean biodegradables. La última innovación de la empresa ha sido fabricarlas con una agente viricida para no sólo contener el virus, sino eliminarlo.
Las mascarillas se compran a través de la web pero ya están empezando a llegar a algunas farmacias y están trabajando para tener más presencia física en el mercado. Desde septiembre Proveil ha vendido más de 2 millones de mascarillas por la web, pero están ya ampliando la producción con distintos fabricantes. En estos momentos tienen ya ocho fabricantes, con una capacidad de producción de entre 4 y 11 millones al mes de mascarillas. Un tope al que quiere llegar este año.
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