Las evidencias científicas sugieren que era un cementerio, las teorías o leyendas, que fue lugar de ceremonias y peregrinaje, y los arqueólogos, que podría haber sido utilizado como un calendario alineado con la salida y puesta del sol durante el solsticio de verano. Sea como fuere, el resto de los mortales ve en la curiosidad del conjunto prehistórico un selfie a uno de los cúlmenes de nuestra civilización. Y es que Stonehenge es uno de los más de 1.000 círculos de piedra que se encuentran en el Reino Unido y el más famoso círculo del mundo.
El monumento megalítico de Stonehenge, ubicado cerca de Amesbury, en el condado de Wiltshire (Reino Unido), atrae a turistas desde la edad de bronce, y tras cinco mil años de antigüedad, las piedras, de hasta 35 toneladas, se han vuelto indestructibles a miradas de grandes y pequeños, de flashes, y hasta de las condiciones ambientales cambiantes como consecuencia del cambio climático.
Así lo confirma un nuevo estudio liderado por el profesor de geografía física en la Facultad de Ciencias Aplicadas de la Universidad de Brighton, David Nash, que revela que la estructura geológica de la piedra de arenisca que se usó en el monumento, conocida como sarsens, se encuentra entrelazada de cristales de cuarzo que hacen que la misma sea impermeable al desmoronamiento o la erosión: «Es extremadamente raro como científico tener la oportunidad de trabajar con muestras de tanta importancia nacional e internacional. Stonehenge es parte de un sitio del Patrimonio Mundial y está sujeto a las protecciones legales más estrictas, por lo que sería muy poco probable que pudiéramos acceder a este tipo de material hoy en día. Obtener acceso al núcleo perforado desde la Piedra 58 fue en gran medida el Santo Grial de nuestra investigación», revela el profesor en un comunicado.
El hallazgo, que se ha presentado en un artículo de la revista PLoS ONE, parte de una muestra de lo que se califica como Piedra58, una de las viarias piedras que se había caído de la estructura y que se sometió a trabajos de conservación en la década de los años cincuenta. La Piedra58 ha sido aplicada ahora en una pequeña sección de 7 cm del núcleo por rayos X, y analizada su sedimentología y química: «Le hicimos una tomografía computarizada a la roca, le aplicamos rayos X, la observamos con varios microscopios y analizamos su sedimentología y química. Esta pequeña muestra es probablemente la pieza de piedra más analizada además de la roca lunar. Los núcleos de la Piedra58 son los únicos ejemplos conocidos de piedra sarsen que pueden vincularse definitivamente a un megalito específico en el monumento», ha asegurado Nash, que cuestiona si los constructores de Stonehenge sabían que «eligieron el material adecuado para construir un monumento que duraría mucho tiempo».
Esta nueva investigación geológica, que se basa en otra pionera publicada por el profesor Nash el año pasado, proporciona más datos que podrían ayudar a rastrear las fuentes de las piedras restantes, y se suma a la demostración de que los sarsens están compuestos por sedimentos depositados durante la era Mesozoica, hace entre 252 millones y 66 millones de años, cuando el dinosaurio anduvo por la Tierra: «Estos resultados son representativos del tipo de piedra principal utilizado para construir lo que podría decirse que es el monumento neolítico tardío más importante de Europa, pero queda mucho por descubrir».
El origen de Stonehenge: entre el mito y la realidad
El conjunto de Stonehenge, hito de la ingeniería prehistórica, data de 1600-1400 a. C, y fue construido en la llanura de Salisbury entre los últimos períodos del Neolítico, finales de la Edad de Piedra y primeros de la Edad de Bronce.
Nadie sabe si el Mago Merlín fue su creador, el Rey Arturo quien ejerció de arquitecto, un centro de culto religioso de los druidas o un gran telescopio usado por los extraterrestres. Las cuestiones y leyendas que rodean a su historia significativa se han vuelto infinitas, aunque estudios acerca de su construcción de avenidas de menhires y círculos concéntricos, apuntan a que se realizó en tres etapas que dividen la gran plataforma circular de tierra -en la que se practicaron fosas de incineración-, la construcción de dos círculos concéntricos de menhires y de un alineamiento de alrededor de medio kilómetro de longitud, y la colocación de otro círculo de treinta piedras, etapa más próxima a la actualidad y de la que se conservan más restos.
En la actualidad Stonehenge está formado por 90 grandes piedras que han sido objeto de nuevos trabajos de remodelación con la esperanza de desentrañar el cautivador misterio de este alineamiento de bloques de 5.000 años de antigüedad: «Las piedras azules esconden la llave que permitiría comprender el objeto y el significado de Stonehenge», explicó Simon Thurley, director general del English Heritage, a una agencia pública encargada de la preservación del sitio.
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