A la vulcanología se puede llegar desde muchas disciplinas del conocimiento. Stavros Meletlidis llegó a ella desde la geología. Meletlidis es uno de los rostros científicos de esta crisis que ya va por su tercera semana. El científico de origen griego es doctor en vulcanología y es miembro del Instituto Geológico Nacional-Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. Está en La Palma desde antes de la erupción y fue uno de los primeros en vaticinar que la Cumbre Vieja sería el lugar por el que la lava vería la luz.
Desde ese momento a Meletlidis y a los demás vulcanólogos, los periodistas nos acercamos buscando certezas de un fenómeno que ni la mayoría de los palmeros había vivido antes, y eso que viven en una isla volcánica. El último temor de estas tres semanas de rugido del volcán es que el volcán entre en erupción por otra parte de la isla. Un temor que Meletlidis desmiente con paciencia. “Ahora mismo no tenemos ningún dato, ninguna evidencia. Los habitantes de la isla están viviendo una sismicidad muy alta y antes de la erupción vivieron muchos terremotos y piensan que ahora esto puede volver a repetirse. No es la primera vez que tenemos este fenómeno, en El Hierro tuvimos el volcán y la sismicidad se producía igual a varios kilómetros del foco emisor y no se produjo otra erupción”, nos explica.
Los periodistas y los ciudadanos abordamos el proceso eruptivo desde el intento de comprender su comportamiento. “Se tiene que entender que una erupción es un proceso muy complejo que no hay que tratarlo como un punto en el mapa, hay que tratarlo como un área: como una zona de afectación. Es un fenómeno que puede afectar a la isla en su totalidad; está la zona de exclusión y la zona del volcán, pero hay otros fenómenos que se pueden producir en otras zonas como, de hecho, ocurre con los terremotos”, señala.
A mi me gustaría dar números, dar fechas, pero la vulcanología es una área de la ciencia donde todo es muy relativo".
Stavros Meletlidis
Los terremotos son un síntoma del movimiento que ocurre bajo tierra, pero no conducen a una nueva erupción. Según el vulcanólogo hay una serie de precursores, fenómenos que indican si va a haber una erupción; como una migración de los eventos sísmicos a menor profundidad, -los últimos se están produciendo a kilómetros de profundidad-, una elevación del terreno y aparición de fumarolas. Pero ni esos elementos que el vulcanólogo enumera son certeza del advenimiento de una erupción. “Porque también ha habido erupciones sin tantos precursores. No podemos hacer pronósticos ni a medio, ni a largo plazo. Lo hacemos en muy corto plazo con los datos que tenemos”, afirma.
La obsesión de la aplicación de su conocimiento científico, en estos momentos, no es otra que la asistencia a la emergencia. El terreno de la vulcanología está lleno de retos por descubrir, pero la prioridad es salvar vidas. “En la naturaleza nunca se puede asegurar nada, pero el proceso está concentrado en el volcán y todos los trabajos se hacen para gestionar la emergencia”.
El vulcanólogo nos pide comprensión por su labor y por su posibles errores de predicción: “Todos los científicos que estamos aquí entendemos que la gente quiere una respuesta con números absolutos, pero si somos flexibles con las predicciones meteorológicas tenemos que entender que las previsiones por algo que está ocurriendo a 10 kilómetros por debajo de nuestros pies son aún más difíciles. A mi me gustaría dar números, dar fechas, pero la vulcanología es una área de la ciencia donde todo es muy relativo, no se maneja con las pautas de nuestro calendario, ni con números absolutos”.
El magma es vago
Hay una máxima entre los vulcanólogos que se repite como un mantra, pero que habita en las mismas incertidumbres del comportamiento impredecible de un volcán: “El magma es vago -repite Meletlidis-, una vez que encuentra la salida se confía a esa salida”.
Una de las cosas que están intentando averiguar es el punto de partida del magma, “si tenemos una acumulación mayor y qué esfuerzo requiere para salir y si se complica para salir, pero la sismicidad es muy profunda, nos faltarían más indicios para barajar una segunda erupción, con los datos que tenemos no se puede hablar de eso”, afirma.
El magma actual ya está por debajo del edificio insular, esto es la corteza oceánica. “Cualquier magma de más abajo es muy parecido. Un magma de 17 km de profundidad es muy parecido a un magma de más abajo, se puede distinguir en el laboratorio, pero no aporta mucho a la emergencia, si de cara a conocimiento para el futuro”, asegura. Ese conocimiento de gran valor de futuro es el gran premio que los vulcanólogos están atesorando en esta crisis, dato a dato, vídeo a vídeo y muestra a muestra, mientras asisten a la emergencia.
Nada nuevo, Cumbre Vieja
El doctor en Vulcanología no se siente sorprendido por la evolución del volcán. “Está dentro de los patrones de aquí de Canarias. En las erupciones de 1949 y de 1971 no había instrumentación como la que tenemos ahora, pero de los depósitos que hemos visto y de la documentación de estas erupciones, está dentro del patrón”. Pero tres semanas de actividad y siguen sin poder “hacer una predicción de cuándo se va a acabar”.
La principal certeza que se puede manejar en este momento es que el Cumbre Vieja “es el volcán que más ha afectado la isla en los últimos 400 años, pero hay que tener en cuenta el crecimiento que ha tenido la isla en los últimos años en población e infraestructura. Si esto hubiera ocurrido hace 300 años no hubiera habido ni evacuación. Hay que entender que los riesgos que corremos como sociedad en las erupciones volcánicas tiene que ver con la ecuación entre peligro por afectación, los peligros de la colada y la ceniza van a estar siempre ahí, es la afectación que puede tener. Más gente, más infraestructura, más redes de comunicación equivale a más afectación”.
Pero esos 400 años para un geólogo son una nimiedad. “La isla es de 1.300.000 años y hacer una estadística con los últimos 500 años no sirve de nada. Esta es una isla de 2.000 metros de altura en la que hay erupciones volcánicas hace más de dos millones de años en superficie y que hace más de cuatro millones de años tenía erupciones desde el fondo marino”, afirma.
Pero el geólogo en su nueva área de especialidad, que es hablar con medios sobre el volcán, es capaz de darnos la información a medida de nuestros titulares. “Es el que más material ha expulsado, se ha comparado con el Teneguía. Lo que expulsó el volcán de Teneguía este lo ha expulsado en menos de 10 días”, un titular que hemos podido leer los últimos días. El método comparativo es sólo para los titulares, el vulcanólogo lo desprecia. “Cada volcán tiene una dinámica propia y está muy condicionado por los procesos geológicos que tenemos debajo de nuestro suelo”.
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