Los avances científicos de 2022: la humanidad mira al espacio

El año 2022 pasará a la historia por los relevantes avances científico técnicos que nos acercan al espacio y a su conocimiento. La carrera espacial en la que están inmersos la NASA y otras agencias espaciales como la Europea (ESA) en competición, principalmente con China y Rusia, auguran unos años en los que el espacio va a estar más presente. La luna y sus recursos son el ámbito inmediato de competición, para lo que Europa y EEUU trabajan en cooperación para volver a la luna.

También ha habido cooperación para protegernos de la llegada de un asteroide o para conocer el origen del universo. Además en 2022, en plena crisis energética se ha dado un paso gigantesco para disponer de la energía que necesitamos para llegar a Marte y más allá. Pero mientras la humanidad consolida su camino hacia el espacio, la amenaza del Cambio Climático se ha hecho más presente que nunca.

Telescopio espacial Webb 

El lanzamiento y puesta en funcionamiento del telescopio espacial James Webb (JWST) ha sido seleccionado por Science como el gran avance científico del año. No es para menos, después de décadas de trabajo y 10.000 millones el telescopio espacial se lanzó con éxito y se desplegó a un 1,5 millones de kilómetros de distancia de la Tierra para que conozcamos más del origen del universo, de los agujeros negros y que buscamos más exoplanetas candidatos a albergar vida. La primera imagen que compartió el telescopio y que desveló Joe Biden se puede ver en este vídeo que da muestra de todo el volumen de trabajo que tiene por delante el telescopio. 

DART, jugando al billar con asteroides

El asteroide Chicxulub acabó con la existencia de los dinosaurios en la Tierra y eso nos puede pasar. En 1994 el cometa Shoemaker-Levy 9 impactó con Júpiter, de haber impactado con nuestro planeta no lo hubiéramos contado. Esto hizo pensar a la NASA que sería necesario crear un método para evitar que nos pasara. Así nació DART, el proyecto que ha conducido una nave hasta el espacio para impactar a velocidad de, aproximadamente, 22.000 kilómetros por hora contra el asteroide Dimorphos de 180 metros que orbita alrededor de otro asteroide más grande llamado Didymos de 800 metros. Lo hizo con un solo objetivo, desviar su trayectoria. Lo logró. En el momento no se apreció, pero días después la NASA verificó que ese desplazamiento se había producido y la humanidad tiene desde este año un método para desviar un asteroide si nos cruzamos en su trayectoria.

Volver a la Luna se ha convertido en un objetivo estratégico para los nuevos bloques que marcan la geopolítica mundial. China y Rusia han firmado un acuerdo para crear una estación internacional de investigación en la Luna. China envió una nave no tripulada a la cara oculta de la Luna y su interés se centra en el agua ya que se sabe que en las zonas “oscura” de la luna hay agua congelada.

A nuestro satélite apunta la misión Artemis cuya primera fase se ha completado este año. La NASA tiene identificadas hasta 13 regiones de la Luna donde sería posible un futuro alunizaje del ser humano, allí está previsto enviar a una mujer y un hombre no blanco. Pero detrás de las bienintencionadas cuotas raciales y de género Artemis supone un desarrollo tecnológico vital para la guerra espacial que ya está en marcha. En especial por dos elementos cruciales: la nave no tripulada Orión y el cohete gigante Space Launch System (SLS), el más potente del mundo y el relevo del Apolo V. De fondo en esta carrera lunar está Marte, que será la siguiente etapa del viaje de los humanos por el espacio.

En la cooperación entre la NASA y la ESA para este programa se necesita una nueva generación de astronautas y este año hemos sabido que por la parte europea habrá dos españoles: el ingeniero aeronáutico Pablo Álvarez Fernández (León, 1988) y la investigadora Sara García Alonso (León, 1989). 

No sabemos si Science ha tenido en cuenta, a la hora de valorar el avance científico de 2022, el anuncio realizado esta semana en EEUU por su trascendencia en el futuro. Por primera vez se ha generado energía neta por fusión nuclear. Esto es, se ha creado más energía de la que se ha gastado en generarla. Se inaugura así una era de energía limpia, segura, sin residuos radiactivos e inagotable, un hito histórico en un momento en el que la necesidad de energía es crítica por la crisis derivada de la guerra de Ucrania. 

Una energía de esta naturaleza es la que se espera que pueda llevar al humanos a lugares que ahora nos parecen tan lejanos como Marte. Estados Unidos espera tener una central de fusión nuclear funcionando, algo muy necesario para poder bajar el consumo de combustibles fósiles dentro del mix energético.

La amenaza del cambio climático crece

No es una noticia nueva, pero este año se ha hecho más evidente: el cambio climático ya afecta a nuestra salud y a nuestra economía. El verano ha sido el más caluroso desde que hay registros y en España se ha extendido hasta finales de octubre, el más caluroso de la serie histórica.  La Cumbre del Clima de este año no ha aportado cambios significativos en la ambición climática, más allá de una promesa de fondos para países afectados que se superpone a anteriores que no se han desembolsado.

Las emisiones de gases de efecto invernadero -causantes del cambio climático- siguen en aumento. Un estudio reciente ha puesto de relieve que cabe la posibilidad de que alcancemos una subida media de la temperatura del planeta de 1,5º en menos de una década. Esto es lo que queríamos evitar para final de siglo con el Acuerdo de París.

Sin embargo la ciencia sí ha demostrado avances importantes del calentamiento global. Este año hemos conocido que el Ártico, epicentro del cambio climático, se calienta cuatro veces más rápido que el resto de Europa. Y este continente ha comprobado que ya se ve afectado por el cambio climático ya que se enfrenta a una importante pérdida de recursos hídricos.