La Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia (EEUU) ha decidido investigar cuál es el coste de los embarazos para la salud de las mujeres. Y la conclusión ha sido clara: aquellas que se habían quedado embarazadas parecían biológicamente mayores que las que nunca habían tenido hijos, y las que habían estado embarazadas con mayor frecuencia parecían biológicamente mayores que aquellas que tuvieron menos embarazos. En concreto, cada embarazo se asoció con entre 2,4 y 2,8 meses de envejecimiento biológico acelerado.
El estudio ha analizado a 1.735 jóvenes en Filipinas, y los investigadores han publicado sus hallazgos en la revista científica The Proceedings of National Academy of Sciences. Uno de ellos es que entre los hombres no se apreció ninguna vinculación entre el número de embarazos y el envejecimiento biológico, lo que implica que lo que acelera el envejecimiento biológico es algo relacionado específicamente con la gestación o la lactancia.
La relación entre el historial de embarazo y la edad biológica persistió incluso después de tener en cuenta otros factores relacionados con el envejecimiento biológico, como el nivel socioeconómico, el tabaquismo y la variación genética. Este hallazgo, según los autores del estudio, apunta a que algún aspecto de tener hijos, más que a factores socioculturales asociados con la fertilidad temprana o la actividad sexual, es el impulsor del envejecimiento biológico.
"El estudio tiene varias limitaciones. En primer lugar, tanto el análisis transversal como el longitudinal se centraron en participantes relativamente jóvenes durante un período corto de tiempo. En segundo lugar, acota las medidas al esfuerzo que supone el estado de gravidez, pero muchos de los cambios metabólicos, fisiológicos e inmunológicos asociados con el embarazo coinciden con los que acompañan al envejecimiento, por lo que se cree que la lactancia y el cuidado parental también contribuyen a los costes a largo plazo de la reproducción" valoró Yolanda Cabello, embrióloga clínica y consultora en reproducción asistida y profesora del máster en dirección Sanitaria y Gestión Clínica de la Universidad Internacional de Valencia en declaraciones para SMC España.
"Y por último, no se pueden vincular los marcadores epigenéticos de la edad biológica con la morbilidad y la mortalidad en edades superiores de la población del estudio", continuó Cabello, que considera que, aunque se ha dicho que el efecto de envejecimiento biológico ejercido por el embarazo supuestamente podría revertirse parcialmente después de haber dado a luz, se debería estudiar si la falta de sueño, la falta de autocuidado típica del puerperio, o los cambios fisiológicos y psicológicos de la maternidad en sí misma podrían acelerar el envejecimiento también a través de los mismos relojes epigenéticos.
"En mi opinión, se deberían hacer más estudios en poblaciones diferentes y en otros grupos de edad, ya que, lamentablemente, la edad reproductiva real de nuestro país y en general, es muy superior a la población del estudio. También me queda la duda de si un embarazo que acaba en aborto, tanto espontáneo como provocado, aumentaría ese envejecimiento y si sería proporcional a las semanas de gestación cuando este ocurriera. Esperemos que este tipo de estudios no afecten la decisión de tener hijos, en una sociedad tan preocupada por mantenerse joven y atractiva, ya que estamos viviendo una de las peores épocas en cuanto a tasas de natalidad se refieren", reflexionó Cabello.
La investigación se basa en hallazgos epidemiológicos previos de que la alta fertilidad puede tener efectos secundarios negativos en la salud y la longevidad de las mujeres. Lo que se desconocía, sin embargo, era si los costes de la reproducción estaban presentes en etapas más tempranas de la vida, antes de que las enfermedades y el deterioro relacionado con la edad comenzaran a hacerse evidentes.
Hasta ahora, uno de los retos ha sido cuantificar el envejecimiento biológico entre los jóvenes. Pero este estudio superó el desafío mediante el uso de una colección de nuevas herramientas que utilizan la metilación del ADN (DNAm) para estudiar diferentes facetas del envejecimiento celular, la salud y el riesgo de mortalidad. Estas herramientas, llamadas "relojes epigenéticos", permiten a los investigadores estudiar el envejecimiento en etapas más tempranas de la vida, llenando un vacío clave en el estudio del envejecimiento biológico.
"Los relojes epigenéticos han revolucionado la forma en que estudiamos el envejecimiento biológico a lo largo de la vida y abren nuevas oportunidades para estudiar cómo y cuándo se afianzan los costes de salud a largo plazo de la reproducción y otros eventos de la vida", explicó Calen Ryan, autor principal del estudio científico e investigador en el Centro de Envejecimiento Robert N. Butler de la Universidad de Columbia.
"Nuestros hallazgos sugieren que el embarazo acelera el envejecimiento biológico y que estos efectos son evidentes en mujeres jóvenes con alta fertilidad. Nuestros resultados también son los primeros en seguir a las mismas mujeres a través del tiempo, vinculando los cambios en el número de embarazos de cada mujer con los cambios en su edad biológica", añadió Ryan.
A pesar de la sorprendente naturaleza de los hallazgos, Ryan anima a los lectores a recordar el contexto: "Muchos de los embarazos analizados en nuestra medida de referencia ocurrieron durante la adolescencia tardía, cuando las mujeres aún están creciendo. Esperamos que este tipo de embarazo sea particularmente desafiante para una madre en crecimiento, especialmente si su acceso a atención médica, recursos u otras formas de apoyo es limitado".
Pero Ryan también reconoció que queda más trabajo por hacer: "Aún tenemos mucho que aprender sobre el papel del embarazo y otros aspectos de la reproducción en el proceso de envejecimiento. Tampoco sabemos hasta qué punto el envejecimiento epigenético acelerado en estos individuos en particular se manifestará como mala salud o mortalidad décadas más tarde en la vida".
El investigador considera que nuestra comprensión actual de los relojes epigenéticos y cómo predicen la salud y la mortalidad proviene en gran medida de América del Norte y Europa, pero que el proceso de envejecimiento puede tomar formas ligeramente diferentes en Filipinas y otros lugares del mundo. "En última instancia, creo que nuestros hallazgos resaltan los posibles impactos a largo plazo del embarazo en la salud de las mujeres y la importancia de cuidar a los nuevos padres, especialmente a las madres jóvenes", concluyó.
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