Sabemos que cuidar la Tierra es cuidar de nosotros mismos y que la protección de nuestro planeta hoy es esencial para que las generaciones de mañana consigan también disfrutarlo. Para ello cada año la Organización de Naciones Unidas plantea una serie de retos. Este año el Día del Medio Ambiente 2024 apuesta por la restauración de la tierra, combatir la desertificación y ser resilientes ante la sequía bajo el lema "Nuestras tierras. Nuestro futuro”. En definitiva, apela a que “no podemos retroceder en el tiempo, pero sí podemos hacer crecer los bosques, revitalizar las fuentes de agua y restaurar los suelos. Somos la generación que puede hacer la paz con las tierras”.

Somos la generación que puede hacer la paz con las tierras

La desertificación de nuestro planeta es un problema cada vez más acuciante. La propuesta por la revitalización de los ecosistemas coincide con la celebración del 30ª aniversario de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, en diciembre de este año. Según la Convención, hasta el 40% de las zonas terrestres del planeta están degradadas, lo que afecta directamente a la mitad de la población mundial. Además, el número y la duración de los períodos de sequía han aumentado un 29% desde el año 2000 y, si no se toman medidas urgentes, las sequías podrían afectar a más de tres cuartas partes de la población mundial en 2050. 

Agbar: un referente en la gestión del agua y la restauración de ecosistemas

España es uno de los países de la Unión Europea más afectados por el cambio climático. Algunas de sus consecuencias más directas son el aumento generalizado de las temperaturas, las temidas y cada vez más comunes olas de calor, los períodos alternos de sequías e inundaciones y el incremento derivado del número de incendios.

En este sentido, la segunda edición del Barómetro de Transformación Ecológica de Veolia -compañía referente mundial de la transformación ecológica con soluciones en agua, energía y residuos- publicado recientemente ha revelado que el 78% de la población española se siente vulnerable ante el cambio climático, en contraste con el 65% de la población mundial, lo que demuestra la mayor concienciación de nuestro país. El estudio, realizado junto con la consultora mundial Elabe, también señaló que el 80% de la población en España se siente expuesta a un deterioro de su calidad de vida, frente al 68% mundial. 

Para mitigar los efectos del cambio climático, Veolia impulsa medidas ambientales transformadoras que engloban la gestión del agua, la energía y los residuos destinadas a mejorar nuestro planeta. En concreto, para combatir la sequía, que afecta en estos momentos especialmente al sur peninsular y a Cataluña, Agbar, parte del grupo Veolia, representa un hub de conocimiento del agua centrándose en reforzar la actividad del grupo con servicios de gestión integral del ciclo del agua y restauración de los ecosistemas naturales. En España, la compañía actúa en más de 1.1000 municipios y suministra agua a más de 13 millones de personas. 

El parque El Recorral, en Rojales (Alicante), se ha convertido en un humedal rico en biodiversidad

Economía circular y reutilización de aguas residuales

El cambio climático deteriora los ecosistemas e impacta en la calidad de los recursos naturales, que cada vez son más escasos, como es el agua. Ante el contexto actual de creciente escasez hídrica, Agbar centra sus actividades en la  regeneración y la reutilización del agua. La economía circular es clave para preservar los recursos hídricos , darle una segunda vida a las aguas residuales y preservar el ciclo del agua. 

El proceso empieza en las depuradoras, donde, después de un tratamiento avanzado, el agua residual se convierte en regenerada. Esta nueva agua se destina luego al riego en campos agrícolas y zonas verdes urbanas o la limpieza de las calles en ciudades, pero también es devuelta a ríos y acuíferos para comenzar de nuevo el ciclo. 

Estas iniciativas ya son referentes a nivel nacional y se han aplicado en varios puntos de España. La Región de Murcia, una de las zonas agrícolas más afectadas por la sequía, destina el agua regenerada, por ejemplo proveniente de las depuradoras de La Hoya (Lorca) o Cabezo Beaza (Cartagena), al riego de los campos y zonas circundantes. Asimismo, en Barcelona, el 25% del agua consumida para usos urbanos, industriales y agrícolas procede de la ecofactoría de Baix de Llobregat y es totalmente regenerada. 

La malvasía cabeciblanca, un peculiar pato buceador con una población muy escasa en España, en una de las instalaciones del grupo

Infraestructuras verdes

Para proteger los espacios naturales y su biodiversidad, las instalaciones de Agbar siguen un proceso de naturalización que las convierte en infraestructuras verdes. El objetivo es crear instalaciones que estén totalmente integradas en el entorno natural sin ser invasivas para la flora y la fauna. 

La recuperación de especies y la preservación del entorno se han conseguido gracias a la implantación de planes de acción de biodiversidad, la eliminación del uso de fitosanitarios y la incorporación de protocolos para controlar las poblaciones de especies exóticas invasoras. Estos planes incluyen medidas para disminuir la huella ecológica de las instalaciones ubicadas en zonas sensibles y, sobre todo, la protección de la biodiversidad a través de la creación de refugios, microhábitats y zonas de alimentación. 

Poner el foco en la protección de la biodiversidad en sus instalaciones ha permitido la reincorporación de algunas especies a punto de desaparecer en nuestro país. Entre ellos, la malvasía cabeciblanca, pato buceador con una población muy escasa, ha sido reincorporado en la depuradora de Cabezo Beaza. Además, el murciélago ratonero patudo se ha reintegrado en los humedales de depuración de Begudà (Girona) aún siendo catalogado como especie en peligro de extinción. 

El parque El Recorral

Soluciones basadas en la naturaleza

Otro  eje clave de la estrategia de Agbar son las soluciones basadas en la naturaleza. Estas medidas van destinadas a reducir los efectos del cambio climático y aumentar la resiliencia al mismo tiempo que se generan beneficios procedentes de la naturaleza. 

Uno de los mayores ejemplos de estas soluciones es el parque del Recorral, en Rojales (Alicante), compuesto por cinco lagunas artificiales naturalizadas. Así, Hidraqua, parte del grupo, ha creado en el parque  una zona húmeda artificial con agua regenerada que evita vertidos al medio en episodios de lluvias torrenciales. El parque se ha convertido en un espacio rico en biodiversidad y ha atraído a multitud de seres y especies que prosperan en la zona. 

El agua regenerada tiene un gran papel en esta infraestructura verde. Al ser utilizada para el riego, ha permitido la revegetación de espacios naturales con plantas autóctonas. Además, ha facilitado el asentamiento y reproducción de especies acuáticas que se establecen en lagunas artificiales, que también son cuidadas y protegidas a través de refugios.

Estas medidas, junto con la concienciación ambiental de la ciudadanía en general, ponen de manifiesto que cada gesto cuenta para frenar el cambio climático y mejorar el planeta. Y, sobre todo, que hay que actuar hoy por un mañana mejor