En una posada a la orilla del río Ebro, en el Valle de Zamanzas de la provincia de Burgos, se habla en inglés. Se trata de un lugar al que lleva décadas acudiendo un tipo de turista muy específico: en su mayoría británico, de mediana o más edad y, sobre todo, enamorado de los pájaros. Hasta allí, gracias a los ferries o los aviones low cost que les dejan en Santander o Bilbao, llegan con la esperanza de ver a sus aves favoritas y suelen conseguirlo.

Es un fenómeno llamativo y tiene su explicación. Cómo nos cuenta Javier Morala, el encargado de llevarles hasta las zonas de avistamiento de Las Merindades, la pasión del mundo anglosajón por los pájaros viene de lejos y es mucho más fuerte que en España. "Para que te hagas una idea, la Sociedad Española de Ornitológica tiene 15.000 socios y la equivalente británica supera los dos millones", explica a este periódico sobre el auge del llamado birdwatching.

Ellos, desde Posada Molino del Canto, llevan trabajando con este tipo de turismo desde 1998 aunque aseguran que las cosas han cambiado mucho. "La idea, desde el principio, fue enfocar la actividad hacia Reino Unido. Pero no había internet y meterse en ese tipo de mercados era complicado, así que empezamos con anuncios muy específicos en revistas especializadas. También nos ayudó mucho el boca a boca pero era un reto. Ahora, con toda la posibilidad que te ofrece internet, es distinto", explica.

"Nos encontramos con mucha especies de aves: buitres leonados, águilas, alimoches, halcones, cuervos, aviones, vencejos, chovas, roqueros…."

Ellos, en su página web donde toda la información está traducida al inglés, ofertan excursiones de mediodía o de un día entero y mencionan las especies que se pueden llegar a ver por la zona: "El río Ebro ha labrado profundos cañones en los que diferentes especies de aves se han asentado, buitres leonados, águilas, alimoches, halcones, cuervos, aviones, vencejos, chovas, roqueros….", aseguran aunque Morala añade que no suelen exigir verlas todas y que son conscientes de que los avistamientos son complejos.

"Les llaman la atención prácticamente todas las especies, es una gente muy agradecida. Tampoco se llevan mal rato si no ven una o dos, saben la dificultad que tiene", explica sobre estas excursiones que se realizan con un máximo de seis personas, los que caben en el coche, y de marzo a octubre. Y que han llamado la atención de Turismo de la provincia de Burgos, que han decidido vender este tipo de viaje bajo la pregunta: "¿Por qué los ingleses vienen a Burgos a observar pájaros?", y hablan de estas y otros dos tipos de excursiones para practicar el birdwatching y conocer la zona.

Fotografías de turistas británicos observando pájaros en la provincia de Burgos. MOLINO DEL CANTO

Ellos, desde el Molino del Canto, realizan un servicio completo que va desde el alojamiento, los desayunos, la comidas, las cenas y las excursiones. "Te puede salir como por 300 euros persona", asegura. En su página web ofertan excursiones andando desde 56 euros y en coche, de media jornada, desde 69. El día completo ascendería a 101 euros por persona y es más barato para los menores de 12 años.

Luego tienen habitaciones desde 98 euros para dos personas o 90 para una. A lo que se le suma el desayuno, 14 euros por persona, y la cena de 34 euros. "El 80% de los clientes son extranjeros, no todos exclusivamente viene por el tema de los pájaros, también acuden a caminar y hacer bicicleta o rutas. Yo me muevo solo por Las Merindades, rara vez salgo de ahí a no ser que sean clientes que repiten varias veces", añade.

Y explica que aunque hay más empresas que se dedican al avistamiento de aves, "no son muchas más". "En Burgos, que trabajen con turismo británico o extranjero, estamos solos o casi solos. No te digo que otras no reciban público extranjero pero no al nivel de nosotros aunque, claro, tampoco es Burgos una provincia de España a la que se venga si no es por algo específico", asegura y se queja de cómo están las zonas de avistamiento de pájaros.

"A veces me da vergüenza llevar a los clientes a determinados sitios porque las infraestructuras no están nada cuidadas"

"A veces me da vergüenza llevar a los clientes a determinados sitios porque las infraestructuras no están nada cuidadas. Tienen pintadas, están mal ubicadas, con muchísimas maleza... La administración de turno se hace la foto y luego se despreocupa", denuncia y añade que uno de los lugares más llamativos, respecto a los cuidados, es el del observatorio de las Lagunas de Atapuerca. "Mira que encima pasa el Camino de Santiago, pues ni con esas están en buenas condiciones", sentencia.

Y asegura que aunque han avisado varias veces a los responsables, no se han movido demasiado pese a que los clientes españoles van cada vez en aumento. "Lo vamos notando poco a poco, que el turismo nacional se va incorporando a este tipo de zonas pero depende muchísimo de los años", explica y cuenta como notan muchísimo las crisis económicas y que la pandemia fue feroz con ellos. "Nuestro público es de edad elevada por lo que durante mucho no se han movido mucho pero ahora han vuelto otra vez", asegura. Y así se refleja en la promoción que está haciendo la provincia de este tipo de turismo.