"Una vez construido, el Telescopio de Treinta Metros (TMT) será el telescopio terrestre más avanzado y potente de la historia, y el más grande del hemisferio norte". Ese es el primer mensaje que se puede leer en la página web del TMT La Palma, que recoge todo lo relativo a este proyecto y a la candidatura de la isla para acogerlo. Es la mejor demostración de que España está haciendo todo lo posible para, si surge la oportunidad, traer a nuestro país uno de los diseños tecnológicos más ambiciosos de la historia. Pero no será fácil conseguirlo.
El lugar oficialmente escogido para edificarlo es el Mauna Kea, un volcán ubicado en Hawái (EE.UU) que es, de hecho, la montaña más alta del mundo -por encima incluso del Everest- si se toma en cuenta tanto la parte sumergida como la que sobresale del océano, que en total suman más de 10.000 metros. Se trata de un sitio idóneo para establecer un observatorio astronómico, pero tiene un gran problema. Para la comunidad nativa hawaiana, el Mauna Kea es un lugar sagrado. Y aunque ya alberga más de una decena de telescopios, ninguno es tan grande como este.
Estaba previsto que la construcción del TMT en Hawái comenzara en 2014, pero un grupo de manifestantes bloqueó la carretera de acceso a la cumbre del volcán y logró interrumpir el proceso. En los siguientes años las imágenes se repitieron, a medida que las sentencias judiciales reactivaban y paralizaban la construcción en repetidas ocasiones. Y el tema se acabó enquistando, hasta el punto que en 2024 aún no se sabe qué pasará. "La decisión de seguir adelante con el TMT en Mauna Kea recae en última instancia en Hawái y en las comunidades nativas hawaianas", recoge la propia web oficial del proyecto, en la que se admite que en un primer momento el diseño del telescopio "contribuyó a divisiones y conflictos innecesarios".
Por el camino, en 2018 se escogió a La Palma como sede alternativa en caso de que el TMT no pudiera construirse en Hawái. "El emplazamiento preferido para el Observatorio Internacional TMT sigue siendo Mauna Kea, mientras que La Palma continúa siendo una ubicación alternativa viable. Estamos muy agradecidos al Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y a los municipios locales por su constante apoyo, y seguimos manteniendo todos los permisos necesarios en La Palma. La decisión final está pendiente de importantes datos sobre la financiación y el emplazamiento, así que es demasiado pronto para facilitar una posible fecha de decisión. Pero el plazo total de construcción será de unos diez años", explica a El Independiente el Dr. Robert P. Kirshner, director ejecutivo del proyecto.
En la isla son conscientes. Pero quieren tenerlo todo preparado por si llega su turno. "Hay que dejar bien claro que La Palma no está compitiendo con Hawái. Ellos quieren ir a Hawái, es lo que han decidido. Así que si no se instala aquí no es porque hayamos perdido o porque nuestro proyecto sea inferior, porque desde el principio hemos sido la alternativa", asegura Valentín Martínez, director del IAC.
Martínez recuerda que cuando se buscaron candidatos como sede alternativa la decisión final estuvo entre San Pedro Mártir (México) y La Palma. Tenía que ser un lugar ubicado en el hemisferio sur porque la Agencia Espacial Europea ya había establecido en Chile el Observatorio Europeo Austral, que incluye el conocido como Telescopio Extremadamente Grande, aún en construcción.
"La Palma es un lugar conocido para instalar telescopios. Y nosotros desde el IAC les pasamos toda la información del cielo de esta zona para demostrarles que desde aquí podrían hacer toda la ciencia que querían hacer en el Mauna Kea. El observatorio de La Palma estaría ubicado a una altura de 2.400 metros, y la normativa de protección lumínica que tenemos haría que a largo plazo no hubiera problemas de observación, como está pasando en Chile", afirma el experto.
Para él, el proyecto del TMT en La Palma exige una estrategia a nivel país. Es por ello que el IAC está en contacto permanente tanto con el Cabildo de la Palma como con el Gobierno de España para informarle de todas las novedades de este tema. "Si surge la posibilidad, habría que empezar a pensar ya en los accesos por carretera y en las infraestructura que se necesitan. Y eso requiere el apoyo de todas las instituciones", comenta.
Un telescopio en construcción pero sin sede
Martínez relata que las últimas noticias que han recibido es que el telescopio se está construyendo en Pasadena (California), donde se están montando ya componentes ópticos, mecánicos y relativos al software. Pero apunta que el proyecto está entrando en una etapa clave, porque el consorcio que impulsa el TMT está negociando con la Fundación Nacional de Ciencias de EE.UU (NSF) para que esta forme parte de la iniciativa. Se trataría de un paso importante porque la NSF es una agencia gubernamental, y su entrada implicaría que el TMT contaría con dinero público estadounidense.
Por el momento, los socios del TMT son el Instituto de Tecnología de California, el Consejo Nacional de Investigación de Canadá, el Observatorio Astronómico Nacional de la Academia de Ciencias de China, el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la India, el Instituto Nacional de Ciencias Naturales de Japón y la Universidad de California, así como la Asociación de Universidades para la Investigación en Astronomía de EE.UU. Aunque los fondos principales del proyecto han sido proporcionados por la Fundación Gordon & Betty Moore, creada por el cofundador de Intel, Gordon E. Moore, y su esposa.
"Creo que la NSF tomará la decisión el próximo año", desliza Martínez, que añade: "Se han construido ya una parte muy importante de los elementos, pero todavía no se han mandado a ningún sitio porque están gestionando los permisos para tratar de construirlo en Hawái. La esperanza es que en los próximos dos años se concrete el lugar de construcción".
El presidente del IAC habla de dos escenarios distintos en el caso de que, por el motivo que sea, el telescopio no pueda construirse en Hawái. El primero es que el consorcio se disuelva y el proyecto quede enterrado, algo que se antoja complicado porque ya se ha hecho "una inversión muy grande". El segundo es que el TMT se construya en La Palma. Ahí está, dice, su "ventana de oportunidad".
"Está previsto que el TMT cueste unos 3.000 millones de dólares cuando esté finalizado, pero ya habrán invertido varios cientos de millones. Si sumas todos los telescopios que hay actualmente en La Palma deben haber costado en total poco más de 1.000 millones. Eso te da una idea el enorme impacto que tendría el proyecto aquí. La Palma tendría asegurado tener durante decenas de años un instrumento muy competitivo, que pretende buscar vida en los planetas similares a la Tierra que haya alrededor de una estrella solar, algo que sería un hito científico", resume.
Con un macroproyecto tan grande como este surge la duda de cómo podría impactar el TMT en el entorno. "Siendo tan grande, su impacto es relativamente pequeño. Entiendo que hay sensibilidad respecto a su impacto ambiental, y la tiene que haber tanto en La Palma como en Hawái. Pero lo han ajustado mucho para que sea el mínimo posible. El principal impacto sería visual, al ver un edificio tan grande. Pero lo digo siempre, los observatorios son auténticas reservas de la biosfera, porque toda la fauna y la flora crecen sin que nadie les moleste. Son lugares muy protegidos", concluye Martínez.
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