Hoy es el día. Blue Origin, la empresa de transporte aeroespacial fundada hace 25 años por Jeff Bezos, el magnate tras la titánica Amazon, lanzará su cohete New Glenn. El lanzamiento iba a tener lugar el pasado viernes, pero el estado de las mareas en el Océano Atlántico, dónde aterrizará, ha hecho que se posponga a este domingo. Esta emblemática misión de la compañía de Bezos no ha debido de hacerle mucha gracia a Elon Musk, quien tiene previsto lanzar su Starship de SpaceX el lunes por la noche. Los multimillonarios están listos para comparar sus lanzaderas.

Esta misión es especialmente importante para Bezos, pues supone el vuelo inaugural de su cohete y un cambio de rumbo para su empresa, que hasta ahora venía trabajando en vuelos privados al espacio y en las misiones oficiales de Estados Unidos. El New Glenn espera competir con los cohetes de SpaceX llevando a órbita la carga útil Blue Ring Pathfinder, diseñada para probar sistemas de vuelo y capacidades operativas para, más tarde, este año, desplegar la red de satélites Kuiper que, con 3.000 aparatos en órbita, ofrecerá internet por satélite, haciéndole competencia al Starlink de Musk.

El lanzamiento del New Glenn de Bezos tendrá lugar en la Estación de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral en Florida no antes del domingo a las 7 de la mañana hora española, mientras que el Starship de Musk despegará desde la base de lanzamiento de SpaceX en Boca Chica, en Texas, no antes de las 23:00 hora española del próximo lunes.

Bezos vs. Musk: la batalla por el espacio

Jeff Bezos y Elon Musk llevan varios años luchando por el dominio del espacio, con SpaceX siempre por delante frente a un Blue Origin rezagado, intentando alcanzar a su competidor. Y es que, aunque Bezos fundara su empresa espacial en el año 2000 (dos años antes de que Musk erigiera la suya propia), es la de Musk la que monopoliza el acceso estadounidense a órbita: de los 258 despegues registrados en 2024, 134 (el 52%) eran suyos. Ahora parece que, en la carrera por la tiranía cósmica, el de Amazon apura un sprint con el que espera poder bajarle los humos al dueño de X.

Pese a ello, tras la noticia de la elección de uno de los mejores amigos de Musk, Jared Isaacman, para dirigir la NASA, Blue Origin peligra. Desde su creación, ambas empresas han sobrevivido al casi que inagotable fondo monetario de sus dueños, pero también gracias a los contratos con la agencia espacial estadounidense quien, al final, es la que da el visto bueno a todos estos lanzamientos. Ahora bien, si el que la dirige es íntimo del "millonario de chupetes" y, a su vez, ha sugerido que concentrar los recursos en un único proveedor sería más eficiente para la NASA, ¿qué espacio queda para Bezos?

La inminente llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y su postura abiertamente a favor de la exploración espacial no se lo pone fácil al fundador de Blue Origin. Como un pequeño diablillo en la oreja del Trump, Musk podría recomendar el recorte de las regulaciones sobre los lanzamientos, algo que beneficiaria a Bezos, sí, pero también a SpaceX, reafirmando su posición dominante en esta atípica guerra de las galaxias.

Por todo ello, Bezos tiene hoy una oportunidad única para demostrar que todavía está en esta particular carrera espacial y que está en condiciones de medir sus propulsores con los de Musk. Como en el cuento de la liebre y la tortuga, Musk está muy relajado y Bezos, silencioso, está avanzando, aunque sea poquito a poquito.