Si hay algo a lo que las ciencias físicas no pueden hacer es predecir el comportamiento humano, pero cuando no es un humano, sino miles de ellos apiñados en una plaza empiezan a comportarse como una masa con una densidad tal que empieza a comportarse como un fluido. Entonces, sí, ahí los físicos tienen cosas que decir.
Esto es lo que han estado estudiando en los Sanfermines un grupo de físicos del Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia, de la Universidad de Wuppertal de Alemania y de la Universidad de Navarra. Los resultados de su investigación acaban de ser publicados en Nature y puede servir para anticipar el comportamiento de grandes multitudes y evitar situaciones peligrosas que muchas veces acaban en aplastamientos con muertos y heridos.
Los investigadores eligieron los Sanfermines porque para investigar las multitudes humanas no podían juntar miles de voluntarios en un laboratorio y porque es muy peligroso, como se ha visto en demasiadas ocasiones. “Las concentraciones multitudinarias en las que la densidad es muy elevada suelen ser imprevisibles. Las autoridades impiden estas concentraciones por razones obvias de seguridad”, explica Denis Bartolo, físico de Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia y uno de los autores de la investigación. “Esto hace que la configuración de un dispositivo de adquisición de imágenes sea muy difícil de prever”, añade.

Otra de las razones para elegir Pamplona fue el hecho de que necesitaban un evento recurrente, predecible y seguro en el que se reúnan miles de personas con las mayores densidades posibles, esto es, el mayor número de personas por metro cuadrado. Iker Zuriguel Ballaz de la Universidad de Navarra lo tuvo claro: el Chupinazo.
El resultado de cuatro años de observaciones con las imágenes de dos cámaras colocadas en dos puntos de observación de la plaza y un modelo matemático los investigadores descubrieron las multitudes podían alcanzar una densidad máxima de 9 personas por metro cuadrado y cuando se alcanza este umbral superior de densidad, los autores observaron grupos de varios cientos de personas que se comportaban espontáneamente como un fluido que oscilaba en un intervalo de tiempo predecible de 18 segundos sin estímulos externos como empujones.
En la investigación compararon imágenes de San Fermín con las del Love Parade de Duisburgo en 2010 en Alemania, durante las cuales varios cientos de personas en una multitud en pánico resultaron heridas y 21 personas murieron. Descubrieron que cuando la multitud de Duisburg alcanzó una densidad similar a la de las fiestas de San Fermín, se observaron las mismas oscilaciones.
Es muy probable que nuestro principal descubrimiento -la aparición de oscilaciones incontroladas en multitudes muy densas- ayude a idear mejores herramientas de vigilancia de multitudes
Cualquiera que haya estado durante el Chupinazo o en los aledaños de la Plaza Consistorial de Pamplona se haría la misma pregunta quienes están ahí apiñados tienen una gran cantidad de alcohol en sangre que podría estar afectado a su comportamiento como masa. “La masa de gente intentaba escapar de una zona confinada donde la densidad aumentó, lo que provocó un movimiento incontrolado de la multitud, víctimas y fallecidos. La multitud no intentaba divertirse y disfrutar del evento, sino salir de un entorno aterrador. Sin embargo, nuestras mediciones revelaron que las mismas oscilaciones surgieron antes de la catástrofe, cuando la multitud se volvió excesivamente densa”, explica el físico francés.
La investigación apunta a que estos hallazgos podrían ofrecer información sobre cómo anticipar el comportamiento de grandes multitudes en espacios confinados. Si bien son cautos: “Es muy probable que nuestro principal descubrimiento -la aparición de oscilaciones incontroladas en multitudes muy densas- ayude a idear mejores herramientas de vigilancia de multitudes. Creemos que detectar la aparición de oscilaciones entre multitudes podría ser muy eficaz para prevenir accidentes. Hemos descubierto que podemos detectar estos movimientos incontrolados muy pronto. Mucho antes de que la multitud se desplace en masa a grandes distancias, pudiendo provocar aplastamientos y asfixias”, afirma Bartolo.
Pero no pueden determinar, todavía, qué punto de densidad es el que marca la peligrosidad de la situación. “Existe un umbral de densidad a partir del cual puede surgir un movimiento colectivo incontrolado, pero esta cifra no es universal y depende del tipo de muchedumbre. De ahí la importancia de detectar las oscilaciones en el movimiento de la multitud para controlar su peligrosidad”, concluye.
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