Las intensas lluvias caídas en los últimos meses están posibilitando que Doñana se desarrolle esta primavera en todo su esplendor, dejando estampas que casi estaban olvidadas y que evidencian el porqué este espacio natural es Patrimonio de la Humanidad.

Aunque no son pocos los que temen que esto no sea más que un espejismo si no se actúa frente a los problemas estructurales que tiene el espacio, lo cierto es que ahora es un placer para los sentidos recorrerlo tanto desde el suelo como a vista de pájaro, informa Laura, de EFE.

Zonas como la marisma que se abre paso a los pies de la ermita de El Rocío, en Almonte (Huelva), el arroyo de la Rocina o senderos como el del Palacio Acebrón son sólo algunos ejemplos de esa explosión de vida que la lluvia ha traído a Doñana, reactivando su sistema hídrico y anticipando, según se indica desde el propio Espacio Natural de Doñana (END) y la Junta de Andalucía, una primavera favorable para la biodiversidad.

En algunas de las estaciones existentes en el propio parque nacional y su entorno se han registrado más de 700 litros de lluvia por metro cuadrado acumulado, lo que indica valores históricos. Además, este marzo ha sido catalogado como uno de los más lluviosos desde que se tienen registros, con más de 250 litros por metro cuadrado.

Esto ha permitido que, a día de hoy, más de 39.000 hectáreas de marisma de las alrededor de 50.000 que comprenden el Parque Nacional y el Parque Natural estén inundadas. Concretamente más de 28.000 hectáreas de las 30.000 que comprende el Parque Nacional y, al menos, 11.000 de las 20.000 hectáreas totales del Parque Natural.

A la vista, Doñana se abre como un paisaje continuo de agua en el que cuesta distinguir entre marisma baja, marisma alta, vetas y paciles, que no se veía desde hacía al menos 14 años y que es extraordinariamente beneficioso para el estado hidrológico del espacio, ya que anticipa una primavera muy favorable para la reproducción de aves acuáticas y el desarrollo de la vegetación autóctona.

Más allá de estos beneficios para la biodiversidad, es decir, para la flora y la fauna de este espacio, las lluvias también estarían ayudando a mejorar el estado de los acuíferos que lo surten de agua, en continuo declive por las extracciones y la escasez de precipitaciones de los últimos años.

De esta forma, desde la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) se ha constatado un ascenso medio de 55 centímetros en los niveles de los acuíferos de Doñana durante el pasado mes de marzo; una cifra que asciende hasta los 63 centímetros en la zona de las Lagunas Peridunares de Doñana, especialmente valiosa para la conservación.

Son, sin duda, buenas noticias para Doñana, que, sin embargo, no deben de llevar a pensar que los problemas del espacio natural han desaparecido. Al contrario, debe de ser asumida con cautela y entenderlas como un estímulo para seguir trabajando en pro de la conservación del mismo, según señalan desde distintos grupos conservacionistas.

En declaraciones a EFE, el portavoz de la Oficina de WWF en Doñana, Juanjo Carmona, entiende que en relación con las lluvias "hay que hacer una valoración ponderada y mucho más responsable de lo que puede ser los esloganes o incluso la necesidad de las administraciones, de ciertos políticos por hacer ver que con esto los problemas de Doñana han desaparecido, lo cual ni mucho menos cierto".

Por su parte, SEO/BirdLife ha destacado la importancia de ser conscientes de que el regreso del agua a Doñana debe ser un estímulo para impulsar las medidas que garanticen la recuperación del humedal a largo plazo, para que no tenga que depender de los periodos lluviosos, sino ser resiliente a los periodos secos.

A la espera de que vayan llegando esas actuaciones, lo cierto es que, en estos momentos, Doñana se ha llenado de vida, el agua le ha permitido recuperar temporalmente su esplendor y presenta un paisaje para no pocos desconocido que evidencian el por qué de su riqueza medioambiental y su reconocimiento internacional