Las islas Galápagos, a las que el naturalista británico Charles Darwin (1809-1882) dedicó tantos estudios sobre la evolución, son un claro ejemplo de cómo la presencia humana influye en los ecosistemas. En los últimos 30 años, el archipiélago, situado en el océano Pacífico, ha experimentado un aumento de la población, que ha llegado a más de 15.000 habitantes en la isla de Santa Cruz, sobre todo por el turismo.
Un estudio publicado en la revista Molecular Ecology ha permitido analizar en esta isla los impactos antropogénicos en los pinzones de Darwin, unos pájaros de tamaño mediado descubiertos con el científico inglés que comprenden 17 especies.
Los pinzones experimentan cambios en su microbiota intestinal y su masa corporal
Los científicos, liderados por la Universidad de Connecticut en EE UU, se han centrado particularmente en la dieta de 100 ejemplares de dos especies: el pìnzón de Darwin fuliginoso (Geospiza fuliginosa), que prefiere la comida humana, y el pinzón de Darwin picomediano (Geospiza fortis), que se nutre de alimentos naturales.
Los resultados demuestran que los pájaros atraídos por la comida basura de los humanos experimentan cambios en su microbiota intestinal y su masa corporal, en comparación a los que no se alimentan de comida humana.
"Los pinzones que viven en áreas donde hay mucha actividad humana tienen comunidades de microbiota intestinal diferentes a los que viven en áreas con menos actividad humana”, señala Sarah Knutie, investigadora en la universidad estadounidense y autor principal del trabajo. Según la científica, la diversidad de bacterias intestinales es menor en el sitio con presencia humana que en los lugares sin presencia humana, informa la agencia Sinc.
Por otra parte, la investigación muestra que la morfología y las características físicas de los pinzones difieren en función de su dieta. En las zonas urbanas los pájaros son más grandes y tienen una masa corporal más alta que los otros ejemplares de la isla. Estas aves son entre un 6% y un 13% más pesadas que las que viven en hábitats con menos presencia humana.
Las hembras que incuban los huevos pueden exponerse a un parásito invasor al cambiar su intestino
Pero aunque el estudio deja claro las diferencias en la microbiota entre estas dos especies, las consecuencias para estos animales no lo son tanto. Knutie sugiere que las hembras que incuban los huevos pueden exponerse al parásito invasor Philornis downsi, que amenaza con provocar extinciones regionales de las poblaciones de pinzones
“Dado que la microbiota intestinal puede afectar al sistema inmunitario, los pinzones que comen alimentos basura pueden tener una respuesta diferente al parásito invasor respecto a los que mantienen una dieta natural”, indica la experta, que subraya que se necesita más investigación para determinar los efectos a largo plazo sobre los cambios en la microbiota.
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