Hace unos días se produjo un avistamiento del pez diablo negro próximo a las aguas de la playa de San Juan, Tenerife. Este ejemplar suele encontrarse en las oscuras profundidades del mar. Lo que parecía tener un tamaño aterrador, según las imágenes, resultó ser un ejemplar más pequeño de lo que parecía.
Uno de los autores del vídeo, David Jara, fotógrafo de fauna marina, ha publicado un vídeo en sus redes sociales para aclarar dudas sobre este ejemplar. Según Jara, las principales hipótesis apuntan a que el animal podría estar enfermo y que por eso apareció en la superficie, haber sido arrastrado por una corriente ascendente o estar huyendo de un depredador. Algunos investigadores incluso han sugerido que pudo haber ingerido un pez, y durante la digestión, los gases de su vejiga natatoria podrían haberlo hecho ascender. Sin embargo, Jara ha descartado otras teorías que han circulado en Internet, como la relación con el cambio climático. "Me parecen afirmaciones pretenciosas, y hablar del Apocalipsis es completamente absurdo", ha señalado.
El fotógrafo lamentó la muerte del ejemplar, cuyo cuerpo fue donado al Museo de Naturaleza y Arqueología de Tenerife para su estudio. Destacó la importancia del trabajo de las ONG en la protección de los océanos, especialmente de los tiburones, que están gravemente amenazados tanto en Canarias como en el resto del mundo. Además, Jara aclaró que el diablo negro en cuestión medía menos de 6 centímetros. "Era más bien un buñuelo negro que un monstruo marino. En ningún momento nos atacó", comentó. Aunque hizo un pequeño intento de ataque, David Jara cree que estaba más desorientado que agresivo. "Su peligrosidad era nula", añadió, señalando que se trataba de una hembra, ya que los machos no superan los 2-3 centímetros y carecen del característico apéndice en la cabeza.
Por su parte, el Museo de Ciencias Naturales (MUNA) de Tenerife investigará las causas de su muerte. El ejemplar, una hembra adulta que suele habitar en profundidades abisales, fue avistado a unos dos kilómetros de la costa en estado muy debilitado y falleció pocas horas después. Esta especie, conocida como Melanocetus johnsonii, vive normalmente entre los 200 y 2.000 metros de profundidad y se caracteriza por su apéndice dorsal bioluminiscente, que utiliza para atraer presas en la oscuridad del océano. En general, solo se han registrado larvas o ejemplares deteriorados cerca de la superficie. Las hembras pueden alcanzar hasta 18 centímetros, mientras que los machos son considerablemente más pequeños.
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