Doce hombres. Veinticuatro pies. Ni uno más. ¿Por qué? ¿Por qué ningún ser humano ha vuelto a pisar la Luna desde diciembre de 1972 a pesar de los inmensos avances tecnológicos que se han producido?
El estadounidense Eugene Cernan fue el último hombre en dejar su huella en la Luna. Antes habían llegado sus compatriotas Neil Armstrong, Buzz Aldrin, Pete Conrad, Alan Bean, Alan Shephard, Edgar Mitchell, David Scott, Jim Irwin, John Young, Charlie Duke y Harrison Schmitt. No había duda: Estados Unidos había ganado la carrera espacial a la Unión Soviética.
Ahí reside la primera razón de que las misiones lunares con humanos acabaran hace 47 años. Y es que el objetivo de poner un pie en la Luna no fue impulsado por un sentimiento científico, mucho menos romántico. Fue la Guerra Fría lo que llevó a Armstrong a posar la bandera estadounidense en el Mar de la Tranquilidad. La "astropolítica", como lo define el doctor en astrofísica Benjamín Montesinos.
Hay que hacer mil cosas para poder construir una base en la Luna. Es algo muy a largo plazo"
"Kennedy lanza un órdago en 1962 y apuesta por poner a un hombre en la Luna", explica a El Independiente Montesinos, investigador del Centro de Astrobiología, asociado a la NASA. "Era una excusa para ganar a los soviéticos", añade el físico Enrique Teruel Soria, comisario de la exposición "De Madrid a la Luna". "Hay una frase del astronauta Frank Borman, del Apolo 8, que lo define muy bien: 'A los norteamericanos les daba igual ir a la Luna, lo que querían era ganar a los soviéticos'".
Trump recupera el sueño: la luna y marte
La llegada a la luna fue uno de los grandes hitos de EEUU y Trump encontró en ello otro motivo para sustentar su "Make America great again". "Volveremos a enviar astronautas estadounidenses a la Luna, no solo para dejar detrás huellas y banderas, sino para construir las bases que necesitamos para mandar estadounidenses a Marte y más allá", fue el ambicioso mensaje que lanzó el vicepresidente Mike Pence en 2017 ante el Consejo Nacional Espacial.
"Todo indica que la luna puede servir como trampolín hacia Marte y hacia la exploración de otros sistemas solares", señala el astrofísico Montesinos. "Pero esto hay que verlo muy a largo plazo porque hay que hacer mil cosas para construir una base en la luna". Hay que tener en cuenta que para usar la luna como base para otras expediciones, hay que llevar ahí muchísimo material. Parece que se puede imprimir en 3d a partir del polvo lunar, lo que sería un gran avance. Pero habría que llevar hasta allí enormes cantidades de combustible.
Volver a la luna costaría unos 140.000 millones de dólares
Otro motivo es el coste económico: Estados Unidos invirtió unos 130.000 millones de dólares en el Programa Apolo. Y la NASA calculó en 2005 que una nueva misión rondaría los 140.000 millones a lo largo de 13 años. El Presupuesto para la NASA en 2019 es de 19.900 millones de dólares, por lo que necesitaría que el Congreso aprobase una enorme inyección de dinero.
Taikonauta es el nombre que reciben los astronautas chinos, igual que a los rusos se les conoce como cosmonautas
"En 1965, la NASA recibía el 4% del Presupuesto Público. En los últimos años está en torneo al 0,4", indicó en 2015 el astronauta Walter Cunningham, que viajó en el Apolo 7. Pero no sólo Estados Unidos tiene la capacidad económica para llegar a la luna. China lleva años invirtiendo miles de millones en su programa espacial para demostrar su potencial. Sin embargo, todavía no ha puesto a un taikonauta en la luna.
Eso nos lleva a preguntarnos: ¿tiene sentido entonces enviar a seres humanos a la luna? Para iniciar una misión de esas características, creen los expertos, el satélite nos debería ofrecer algo de valor, algo que merezca la pena. Por ejemplo, el Helio 3.
La fusión nuclear como fuente de energía, ¿un motivo para volver?
El Helio 3 es un isótopo del helio muy escaso en la tierra y que hace falta para la fusión nuclear. Curiosamente, en el regolito lunar, la capa de polvo que recubre el suelo de nuestro satélite, es muy abundante. "Si en España se desarrollara la fusión nuclear como fuente de energía, sí sería interesante ir a la luna a por el Helio 3 porque sí sería rentable", comenta el físico Teruel Soria.
"Además, se cree que ese tipo de energía no contamina tanto", agrega Montesinos. "Pero encontramos también muchos problemas: hay que hacer minería espacial para poder traer el Helio 3 a la tierra. Hay que llevar ahí los aparatos, extraerlo, que no es tan fácil como parece, traerlo de vuelta a la Tierra y extraerlo", advierte.
Llevamos 47 años sin hollar la luna, pero la espera todavía será larga. Ya no hay una Guerra Fría que lo merezca.
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