La independencia espacial de Europa ha llegado en el mejor momento, tras cortar relaciones con Rusia por la guerra de Ucrania la Agencia Espacial Europea (ESA) depende de sí misma para el transporte espacial. Una independencia en la que se da un paso fundamental este mes con el lanzamiento de Vega-C. Un salto cualitativo de Europa en la carrera espacial que se hará más grande con el lanzamiento, en 2023, del cohete Ariane 6, de mayor tamaño y capacidad de carga que Vega-C.
A este punto ha llegado la ESA desde que en 2014 se observó la necesidad de desarrollar una nueva familia de cohetes para lanzamientos espaciales. Familia que ahora toma forma y en la que ya no se encuentran los Soyuz rusos, antes indispensables para la agencia europa.
No hay que perder de vista que toda la carrera espacial civil es susceptible de convertirse en parte estratégica de la defensa espacial, un aspecto que el reciente encuentro de la OTAN en Madrid dejó claro. Francia, el país más avanzado en materia espacial dentro del ámbito de la UE, desarrolló su Estrategia de Defensa Espacial y reasignó, en 2019, el control de los satélites militares de la Agencia Espacial Francesa al Ejército. En España el Ejército del Aire ha pasado a denominarse Ejército del Aire y el Espacio. La militarización del espacio es creciente, como lo son las tensiones entre las agencias espaciales de potencias como la NASA y la Administración Espacial Nacional China (CNSA).
Competir con Space X
“Vega-C es un cohete fundamental. De hecho, con respecto a Vega duplicamos el rendimiento con más o menos el mismo coste. Y esto es un avance esencial, pero, por otro lado, abordamos las necesidades del mercado en los satélites de observación de la Tierra, que son muy importantes para nuestra vida en la Tierra, pero también importantes misiones científicas y experimentación tecnológica. Así que Vega-C es una buena herramienta para tener acceso al espacio en una amplia cartera de actividades”, explica Daniel Neuenschwander, director de transporte espacial de la ESA.
Con Vega-C se puede satisfacer la creciente demanda de lanzamientos de satélites, entre otras razones, porque duplica el tamaño de cohetes predecesores, lo que lo convierte en más competitivo.
Europa puede lanzar, en cualquier momento, cualquier misión clave y responder a nuestras propias necesidades".
Daniel Neuenschwander, director de transporte espacial de la ESA
Según Neuenschwander Vega-C tiene que verse en el contexto la nueva familia de cohetes espaciales europeos. “Tenemos un lanzador óptimo para un segmento más pequeño de satélites, el Vega-C y un lanzador más grande para satélites más grandes, Ariane 6, con lo que, tenemos cubierto todo el espectro”, afirma.
La flexibilidad de Vega-C aumenta la libertad de acción del espacio europeo. “Libertad de acción en el espacio. La posibilidad de que Europa puede lanzar, en cualquier momento, cualquier misión clave y responder a nuestras propias necesidades del continente en la escena geopolítica mundial”, asegura el director de transporte espacial de la ESA.
Si bien la ESA no quiere cuentas con Rusia por motivos geopolíticos, tiene un enemigo comercial, con el que tiene que competir: Space X de Elon Musk. Sus cohetes han conseguido atraer más satélites por su versatilidad y su competitividad. La nueva generación de cohetes que inaugura Europa la sitúa en una mejor posición frente al liderazgo de Space X. De hecho Vega-C ya cuenta, hasta 2025, con 26 lanzamientos contratados. Un gran éxito, si tenemos en cuenta que Vega desde 2012 ha realizado 20 lanzamientos.
Esperando a la Space Rider
Para completar la familia de cohetes europeos es clave el desarrollo de la Space Rider, que será la primera nave espacial europea reutilizable capaz de volar en la órbita baja de la Tierra y aterrizar de forma autónoma.
“La principal innovación de Space Rider es la reutilización. Es decir, la capacidad de volar una y otra vez, hasta cinco veces después del primer vuelo y luego la capacidad de reentrar en a la Tierra autónomamente desde la órbita terrestre baja”, destaca Dante Galli, responsable del programa Space Rider de la ESA.
“Space Rider se lanzará desde lo alto de un lanzador Vega-C, permanecerá dos meses en órbita y, tras su vida orbital, los dos módulos, el módulo de reentrada y el módulo orbital, se separarán y el módulo de reentrada se retirará de la órbita y volverá a entrar en la Tierra y desplegará primero un paracaídas para reducir la velocidad y, a continuación, desplegará un paracaídas dirigible que permitirá a este vehículo aterrizar de forma autónoma y segura”, añade.
La Space Rider puede utilizarse para experimentos en microgravedad, experimentación en órbita de nuevas tecnologías, despliegue de pequeños satélites y mucho más.
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