Un tercio de los planetas de nuestra galaxia podrían ser habitables. Así lo asegura un nuevo estudio de la Universidad de Florida, que ha utilizado datos provenientes del Kepler (un telescopio de la NASA que capturaba información sobre los exoplanetas para buscar mundos habitables que estuvo activo entre 2009 y 2018) y de la sonda espacial Gaia, puesta en órbita por la Agencia Espacial Europea.
La investigación se ha centrado en cuantificar el número de planetas que orbitan a una distancia idónea de una estrella similar al Sol, lo que les permitiría contener agua líquida y albergar vida. El resultado es que dos tercios de los planetas de la Vía Láctea son estériles, pero han encontrado "cientos de millones" que sí cumplen los requisitos necesarios como para poder ser habitables.
Según explican, nuestro Sol es toda una rareza en la Vía Láctea. El resto de estrellas son, por lo general, bastante más pequeñas y más frías, con "sólo la mitad de masa de nuestro Sol, como máximo". Algo que hace necesario que el resto de planetas de nuestra galaxia tengan que orbitar muy cerca de sus respectivas estrellas para ser considerados habitables, y provoca que éstos puedan sufrir "fuerzas de marea extremas".
Sarah Ballard, profesora de astronomía de la Universidad de Florida, y Sheila Sagear, estudiante de doctorado, han sido las responsables de este nuevo estudio, después de analizar en profundidad los mundos que orbitan estrellas distintas a Sol. "Estas estrellas son excelentes objetivos para buscar pequeños planetas en una órbita en la que es concebible que el agua sea líquida y, por lo tanto, el planeta sea habitable", apuntó Sagear, que aseguró que "este resultado es realmente importante para la investigación de exoplanetas, porque los ojos se están desplazando hacia esta población de estrellas".
Factores que favorecen la habitabilidad
Ambas investigadoras constataron que las órbitas de los planetas son un factor clave para valorar si pueden ser habitables. Y es que cuando los planetas orbitan muy cerca de sus estrellas, como es el caso de Mercurio y el Sol, una órbita excéntrica (más ovalada y menos circular) puede someterlos a un proceso conocido como calentamiento por mareas. "A medida que el planeta se estira y deforma por el cambio de fuerzas gravitatorias en su órbita irregular, la fricción lo calienta. En el extremo más extremo, esto podría cocer el planeta, eliminando toda posibilidad de agua líquida", apuntaron.
Para observar las órbitas de los planetas, Ballard y Sagear se centraron especialmente en medir cuánto tiempo tardaban los planetas en moverse por la cara de las estrellas. Los datos de los telescopios Kepler y Gaia les permitieron medir la distancia a miles de millones de estrellas en la galaxia. Un factor, como explica Sagear, que ha resultado fundamental: "La distancia es realmente la pieza clave de información que nos faltaba antes y que nos permite hacer este análisis ahora", dijo Sagear.
Las investigadoras encontraron que las estrellas que tienen múltiples planetas orbitando a su alrededor son más propensas a tener órbitas circulares que permiten retener agua líquida, por lo que tienen más posibilidades de ser habitables. Por contra, las estrellas con un solo planeta eran las más propensas a ver extremos de marea que esterilizarían la superficie.
"Dado que un tercio de los planetas en esta pequeña muestra tenían órbitas lo suficientemente suaves como para albergar potencialmente agua líquida, eso probablemente significa que la Vía Láctea tiene cientos de millones de objetivos prometedores para buscar signos de vida fuera de nuestro sistema solar", concluye el estudio.
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