A Michael López-Alegría (Madrid, 30 de mayo de 1958) sus primos de Badajoz le siguen llamando Miguel. No son los únicos. En nuestro país mucha gente conoce por ese nombre al que fue el primer astronauta español de la historia. Luego llegaron otros, como Pedro Duque, pero López-Alegría sigue siendo el único que viajó con la NASA. Y a pesar de que se trasladó a vivir a EEUU con su familia cuando sólo tenía dos años sigue llevando la bandera española bordada en su traje espacial.

López-Alegría vive en Washington, trabaja en Houston y atiende a El Independiente desde Nueva York, donde está a punto de coger un vuelo para volver al trabajo. Son días frenéticos, porque está ultimando los preparativos de su próxima misión, que le llevará de vuelta al espacio. Lo hará de la mano de Axiom Space, una compañía privada en la que ostenta el cargo de Astronauta Jefe, que organiza vuelos tripulados y desarrolla infraestructura y tecnología espacial,

Si todo sale según lo previsto, en enero de 2024 el hispano-estadounidense ejercerá como comandante de la Ax-3, la tercera misión comercial que Axiom lanzará a la Estación Espacial Internacional (ISS). En enero de 2022 ya comandó la Ax-1, que hizo historia al ser la primera misión privada en llegar a la ISS. Y ahora, la Ax-3 se convertirá en la primera con una tripulación 100% europea.

"Hasta ahora he realizado cinco misiones espaciales, que en total han tenido 275 días de duración. Cuatro de ellas fueron de unas dos semanas, y la otra fue de siete meses", relata López-Alegría. "Las misiones que estamos haciendo ahora con Axiom tienen tres objetivos. Primero, demostrar que podemos hacerlo todo por nosotros mismos. Segundo, ganarnos la confianza de la NASA, porque nuestra relación con ellos es importante. Y tercero, consolidar un mercado y fomentar la demanda de estos servicios", añade.

Precisamente por eso lo que hace Axiom no es turismo espacial. Y esto es algo que López-Alegría quiere dejar claro. Ellos no ofrecen un producto de lujo, lo suyo es trabajo e investigación, exactamente lo mismo que lleva haciendo la NASA décadas. Sin embargo, el astronauta se muestra convencido de que el turismo espacial tiene su lugar: los vuelos suborbitales (aquellos que abandonan la atmósfera terrestre, pero sin dar una vuelta completa a la Tierra), donde los pasajeros tienen que realizar muy pocos entrenamientos en comparación con los que tienen que hacer los astronautas de Axiom, muchos de los cuales son militares profesionales.

"A día de hoy sigue siendo caro, pero el turismo espacial ya es accesible para algunos miles e incluso millones de personas. Ir a la órbita es otra cosa, porque cuesta cien o mil veces más, y sigue siendo muy difícil. Yo creo que tendrán que pasar una o dos décadas para que bajen los precios, porque viajar en un cohete sigue siendo desgraciadamente muy caro. Y hasta entonces seguirá siendo algo de lujo", asegura el astronauta.

En paralelo a todo esto, Axiom está desarrollando otro proyecto importante: la construcción de una nueva estación espacial que, por supuesto, será la primera de la historia en ser privada. El propio López-Alegría relata que esto fue una de las cosas que más le atrajo de la compañía a la hora de empezar a trabajar con ellos. Y es que la ISS tiene fecha de caducidad (en torno a 2030), pero nadie más, aparte de ellos, tiene planes para construir su sucesora.

El astronauta detalla cómo funcionaría: "La idea es que sea una estación comercial o privada, que se pueda alquilar como si fuera un hotel. Sería un laboratorio donde todos podrían ir a hacer sus experimentos. Nuestros clientes serían las agencias espaciales y todos aquellos a los que logremos convencer ahora con nuestras misiones privadas. Por ejemplo, los astronautas de la NASA".

El futuro de España en el sector espacial

En el actual boom espacial hay muchos países preparando importantes proyectos que apuntan a la Luna, a Marte o incluso más allá. Pero España siempre ha estado muy lejos de ser un país competitivo en este sector. Sin embargo, el pasado octubre la empresa ilicitana PLD Space demostró que nuestro país también puede convertirse en un referente gracias al lanzamiento del Miura 1, el primer cohete privado de Europa.

"Creo que PLD Space es un ejemplo maravilloso. En mi experiencia te puedo decir que los ingenieros de las universidades españolas están muy bien preparados. Por eso me ha extrañado bastante que no haya más voluntad por parte de los españoles para entrar en este mundo nuevo del espacio comercial o privado", asegura López-Alegría.

Quizás él pueda ayudar a dar un impulso. Y es que, según explica, desde Axiom tienen el objetivo de llevar a bordo a algún español en sus misiones privadas. Y todo parece indicar que Pablo Álvarez y Sara García, que fueron seleccionados el año pasado por la ESA, pueden ser los elegidos.

"En la Ax-3 vamos a llevar a bordo a un sueco que es de su misma generación. Y con ellos hemos hablado ya un poquitín, y creo que hay mucho interés. Ahora es cuestión de dinero y de voluntad, pero creo que es un buen momento para los países europeos y para España de aprovechar y participar en el sector, porque a nivel técnico y no tengo ninguna duda que lo puede hacer, como ya lo está haciendo Italia", afirma el astronauta.

La vida en el espacio

En la ISS la vida es muy diferente. Allí arriba, a 400 kilómetros de la Tierra, lo más obvio, cuenta López-Alegría, es la falta de gravedad, que afecta a "todo lo que haces", desde comer a dormir, trabajar o simplemente moverse. Pero también destaca las vistas, porque a pesar de la velocidad (dan la vuelta a la Tierra cada 90 minutos) son "una preciosidad".

"Es como estar en un avión, pero volando mucho más alto. Como tenemos siempre la misma orientación respecto a la Tierra, con las ventanas mirando hacia abajo, es difícil observar el cielo. Pero a esa altitud tenemos una vista de 2.000 kilómetros de la Tierra. Puedes ver la península ibérica entera, y la atravesamos en menos de un minuto. Es brutal", asegura.

En la ISS se guían por el horario UTC+0 -el mismo que en Canarias-. Y allí, según cuenta el astronauta, cinco días a la semana, de seis de la mañana a once de la noche, se dedican al trabajo por completo: experimentos científicos, demostraciones tecnológicas e interacciones con público, desde colegios hasta empresarios, con los que comparten sus experiencias. En las misiones cortas están "a tope todo el tiempo". Pero en las más largas hay que bajar un poco el ritmo.

De vez en cuando también toca salir fuera. Son los llamados paseos espaciales. "Yo he tenido la suerte de hacer diez. En mi época eran más bien para la construcción de la ISS, porque se hace módulo por módulo, acoplándolos para conectar bien los cables y las tuberías. Para investigaciones no suelen hacerse mucho, pero sí para mantenimiento y reparaciones", relata.

La vuelta a la Tierra

López-Alegria explica que fisiológicamente tardas un tiempo en adaptarte a la Tierra cuando vuelves. Al principio algunos no son capaces ni de ponerse de pie cuando llegan, porque su corazón se ha acostumbrado a bombear sangre sin gravedad. Y luego hay que recuperar masa ósea y la orientación neuro vestibular. Porque si cierran los ojos, se caen. No tienen equilibrio porque han desconectado el canal que les dice qué está arriba y qué está abajo, porque el espacio no hay ni arriba ni abajo.

A veces la cosa se complica aún más. "Yo hubo una misión en la que perdí el 12% de la masa ósea. Tardé cinco meses en sentirme totalmente recuperado, y dos años en recuperar mi masa habitual", rememora López Alegría. Y añade: "En una misión larga la readaptación puede dudar una semana o diez días, pero vas mejorando poco a poco hasta que estás normal otra vez. Pero hay otra cosa que es la sensación de cansancio, porque allí arriba estás acostumbrado a que las cosas no pesan nada, y cuando vuelves todo pesa mucho. Y en ese aspecto tardas más tiempo en recuperarte".

A largo plazo existen muchas incógnitas sobre el impacto de las misiones espaciales en los astronautas. La principal preocupación es la radiación a la que están expuestos, pero como son un grupo tan reducido no hay conclusiones claras. Pero, mientras tanto, López Alegría cuenta que tratan de cuidarse lo máximo posible, haciendo ejercicio unas dos horas al día, corriendo en una cinta o en una bicicleta estática.