Los próximos años de la carrera espacial prometen curvas. Las potencias mundiales tienen planificadas multitud de misiones, algunas de ellas tripuladas, con la Luna y Marte como objetivos principales antes de dar el siguiente salto. Y en ese contexto, China ha irrumpido en los últimos años con fuerza. El gigante asiático ha desplegado un ambicioso programa espacial que rivaliza ya con el de EEUU, y entre todos sus proyectos llama la atención Queqiao, la constelación de satélites que pretender desplegar en torno a la Luna, que sirve para entender el músculo tecnológico que ya exhiben en el espacio.
"La constelación se utilizará para establecer comunicaciones de alta velocidad entre la Tierra y la Luna, concretamente estaciones terrestres y hábitats, naves espaciales, vehículos exploradores y astronautas en la Luna. Una constelación de satélites puede ayudar a garantizar una cobertura continua y reducir el riesgo de interrupciones de la señal causadas por la rotación de la Luna, al tiempo que aumenta la velocidad de bits. Y pueden proporcionar a las naves espaciales datos de localización, trayectoria, señales horarias precisas, posiciones fijas y actualizaciones de velocidad, ayudando en maniobras como el aterrizaje, el acoplamiento y los ajustes orbitales", explica Andrew Jones, periodista de SpaceNews especializado en cubrir el programa espacial chino.
El experto apunta que se espera que el proyecto esté listo en la década de 2030 para prestar asistencia a las operaciones relacionadas con la Estación Internacional de Investigación Lunar (ILRS) dirigida por China. Pero a partir de ahí la información se vuelve opaca. No se sabe cuánto dinero invertirá el país en este proyecto, y ni siquiera el número de satélites que tendrá la constelación.
"El primer satélite Queqiao se lanzó en 2018 para apoyar la misión Chang'e-4. Esa fue su labor principal. Queqiao-2 se lanzó en marzo de este año para apoyar las misiones Chang'e 6, 7 y 8, y también para permitir que la 4 continúe. Otro gran satélite autónomo Queqiao-3, podría lanzarse a finales de la década. Y luego la constelación constará de muchos satélites más pequeños. Hasta la fecha, se han lanzado dos pequeños satélites de prueba, Tiandu-1 y Tiandu-2, que se han sumado al lanzamiento de Queqiao-2. Estos satélites están ensayando las comunicaciones y la navegación de pago. Se trata de cargas útiles de comunicaciones y navegación, y son exploradores para la posterior constelación completa", resume Jones.
Los futuros satélites, probablemente, se lanzarán desde puertos espaciales situados lo más cerca posible del ecuador para ahorrar combustible y capacidad de carga. Lo que significa que Wenchang y posiblemente Xichang apuntan a ser los lugares idóneos para los lanzamientos de una constelación que, como apunta Jones, "se extenderá más allá de la Luna y abarcará todo el sistema solar".
Aunque se conocen pocos detalles la NASA y la ESA tienen proyectos similares. "Pero hasta donde yo sé, la Queqiao-2 es la única nave espacial que realiza esa función actualmente", relata Kevin Pollpeter, experto de CNA, una organización estadounidense independiente de investigación y análisis dedicada a la seguridad.
El crecimiento de China en el espacio
"El programa espacial chino ha progresado notablemente en los últimos 25 años. Antes lanzaban muy pocos satélites y sus cohetes eran poco fiables. Pero ahora China es el país con más satélites en órbita, solo por detrás de Estados Unidos, y es líder en lanzamientos. Tienen un vibrante programa de vuelos espaciales tripulados a la estación espacial Tiangong, han enviado sondas robóticas a la Luna y planean llevar astronautas al satélite para el año 2030", resume Pollpeter.
Pero no se acaba ahí. El gigante asiático cuenta con un completo sistema de observación de la Tierra y con un sistema global de navegación por satélite similar al GPS. De acuerdo con Pollpeter, a día de hoy las tecnologías espaciales chinas no están todavía a la altura de las estadounidenses, pero ellos mismos calculan que para el año 2045 serán la primera potencia espacial del planeta. Y según un informe desclasificado del Director de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, muchas de las tecnologías espaciales chinas igualarán a las estadounidenses en 2030.
"Su programa espacial es muy ambicioso, pero hasta ahora han logrado todos sus objetivos", comenta Quentin Parker, Director Asociado del Laboratorio de Investigación Espacial de la Universidad de Hong Kong. "China está gastando enormes recursos en su programa espacial por diversas razones: por orgullo nacional, por prestigio, por ciencia y por exploración para el desarrollo tecnológico. Por eso sus logros en exploración espacial y tecnología en los últimos cinco años no tienen precedentes", añade. Y pone otro ejemplo: la misión Tianwen 1, que aterrizó en Marte en mayo de 2021 con el rover Zhurong, y que quizás ha sido "la más compleja y peligrosa de las misiones espaciales chinas".
Pero hasta ahora la joya de la corona han sido las misiones lunares Chang'e, que han tenido "un éxito asombroso" para Parker. En 2013, gracias a la Chang'e 3, China se convirtió en el tercer país en lograr un alunizaje suave. Con la Chang'e 4 consiguieron, en 2019, ser los primeros en llegar a la cara oculta de la Luna. Un año más tarde la Chang'e 5 fue la primera misión china que consiguió traer de vuelta muestras de rocas lunares, un hito que de nuevo, sólo habían conseguido dos países hasta la fecha (la URSS y EEUU). Y en el momento de escribir estas líneas la sonda Chang'e-6 está en la órbita lunar, y si todo va según lo previsto recogerá más muestras de la cara oculta.
Proyectos futuros
En el futuro China promete no levantar el pie del acelerador. Porque más allá de mejorar todas sus tecnologías actuales y de la misión para llevar astronautas a la Luna tienen proyectos muy interesantes, muchos en torno al satélite. Empezando por el plan de construir una Estación Internacional de Investigación Lunar en la década de 2030, que está previsto que acabe convirtiéndose en una instalación habitada de forma permanente en la década de 2040. Y en 2025 quieren lanzar Xutian, un telescopio espacial comparable al Hubble pero con un campo de visión 350 veces mayor.
En paralelo, también están desarrollando Larga Marcha 9, un cohete superpesado que utilizarán para la exploración lunar, comparable al SLS de la NASA o a la Starship de SpaceX. Y además, inspirados por la empresa de Elon Musk, están apostando por el espacio comercial, porque las empresas chinas quieren fabricar cohetes reutilizables.
"Quieren enviar a la Luna más sondas robóticas, pero eso no significa que China -ni ningún otro país- tenga derecho a la Luna. De hecho, el Tratado sobre el Espacio Exterior prohíbe a cualquier país reclamarla como parte de su territorio. No obstante, existe la preocupación de que los esfuerzos por extraer hielo lunar puedan dar lugar a una competición por los mejores emplazamientos. En este caso, quien llegue primero a un lugar ideal podría intentar reclamar los derechos comerciales sobre el hielo lunar. Aunque aún faltan décadas para que esto ocurra", apunta Pollpeter.
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