Más allá de sus fines ilícitos para manipular ideologías con el bombardeo de mensajes en redes sociales, los "bots" o programas que repiten tareas son usados también por los ciberestafadores para generar tráfico "fantasma" y para nuevas acciones fraudulentas hasta ahora complejas para el software.
Así se recoge en un informe presentado por la plataforma publicitaria Sizmek con motivo mañana del Día de Internet Segura, que desvela nuevas acciones fraudulentas añadidas a esos clics deshonestos para simular visitas humanas que realizan "bots", muchas veces organizados en redes telecontrolados por ciberestafadores para generar ingresos publicitarios en perjuicio de los medios y las marcas.
Por ejemplo, los "bots" pueden rellenar ya formularios en Internet cuando se les programa para ello o añadir automáticamente productos en carritos de compra de páginas web comerciales, y todo ello simulando una navegación humana en Internet cuando quienes actúan son solo máquinas.
Estos robots son muchas veces "difíciles de rastrear" porque mutan sus direcciones IP en Internet y es complicado identificarlos aun cuando se sospeche de su existencia en situaciones anormales como repentinos incrementos desorbitados de nuevos clics sobre un anuncio sin motivos que lo justifiquen.
De acuerdo a los datos manejados por Sizmek, el fraude afecta aproximadamente a uno de cada tres euros gastados en publicidad digital; en 2018, los anunciantes perdieron alrededor de 50 millones de euros al día por este motivo, una cifra que está previsto que se duplique en 2022.
Los ciberestafadores son "expertos que buscan continuamente nuevas formas y métodos sofisticados para lucrarse con el dinero de los anunciantes y de los medios", advierte el director general de Sizmek para España, Juan Sevillano.
Otras técnicas fraudulentas en esta industria más allá de los "bots" son los sitios web "fantasma", además de los modelos de superposición de anuncios que generan clics inútiles a los anunciantes o las web con dominios que falsean a otros de renombre.
En el caso de la superposición de anuncios, el ciberestafador coloca múltiples anuncios uno sobre otro y cobra por cada uno de ellos aunque solo se visualiza uno, el primero del bloque, mientras el resto queda oculto.
Los dominios falsos también están a la orden del día. Por ejemplo, un anunciante puede firmar un contrato para ejecutar una campaña en un reconocido sitio web de entretenimiento con un tráfico mensual muy alto pero sus anuncios terminan en una página desconocida disfrazada con un nombre que trata de imitar al auténtico.
En cuanto a los sitios "fantasma", el supuesto tráfico de audiencia es promovido por "bots" controlados por ciberestafadores que mimetizan el comportamiento humano en Internet para hacer creer que existen y que son relevantes
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