El nombre de Inteligencia Artificial (IA) abarca desde hace décadas un enorme abanico de campos tecnológicos. Pero han sido las llamadas inteligencias artificiales generativas (aquellas que son capaces de generar contenido nuevo a partir de texto, imágenes, vídeos o audios) las que han vuelto a poner de moda este viejo concepto. Son éstas las que copan últimamente titulares, las que han atraído la curiosidad del gran público y las que han generado una oleada de nuevos debates sociales, políticos, económicos y éticos.
El Independiente se ha puesto en contacto con varios expertos de distintos perfiles para tratar de arrojar un poco de luz sobre el presente y futuro de las inteligencias artificiales generativas como Dall-e, Stable Diffusion, Midjourney o ChatGPT, sin duda la más mediática de todas. Y las conclusiones parecen claras: la mayoría coinciden en alabar su potencial, pero difieren mucho sobre su utilidad real y sobre el nivel de riesgo y amenaza que suponen.
¿Existe un riesgo real?
El debate principal sobre este tema versa sobre la posibilidad de que estas tecnologías puedan llegar a superar en inteligencia a los humanos y, quizás, puedan rebelarse contra nosotros. Manel Sanromà, doctor en Astrofísica, profesor de Matemática Aplicada en la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona y fundador de CivicAi, considera que ya nos "igualan" en muchas cosas, aunque en otras funcionan todavía peor que nosotros. Pero se muestra convencido de que llegarán a tener una respuesta intelectual similar a la nuestra a medida que vayan avanzando. "A día de hoy es un problema computacional, pero ese momento está relativamente cerca", afirma.
En las antípodas se encuentra Ramón López de Mántaras, investigador del CSIC y pionero en IA en nuestro país, que asegura que no ve por el momento ninguna evidencia que sugiera que nos pueden igualar o superar. "Hay mucha exageración, mucha pseudociencia y muchos intereses en que se hable de esto y en la posible extinción de la humanidad. Pero es una absoluta estupidez y una cortina de humo, porque no va a ser así. Lo que pasa es que mientras hablamos de esto no hablamos de sus peligros reales", apunta el experto, que considera que estas tecnologías son, en realidad, bastante simples y tienen muchas limitaciones. "En cuestión de cinco años la moda del ChatGPT habrá pasado y tendremos algo más sólido científicamente. Estoy convencido", afirma.
Aspectos negativos
Más allá de lo que nos depare el futuro de estas tecnologías es innegable que, para lo bueno y para lo malo, su impacto ya se está dejando notar. Ricardo Baeza-Yates, director de Investigación en el Instituto de IA Experiencial de Northeastern University, apunta el primero de los problemas que han generado: el debate sobre la propiedad intelectual. Y es que las inteligencias artificiales generativas han sido entrenadas con textos e imágenes sacados de Internet, que son los que luego mezclan y usan como referencia a la hora de generar sus respuestas. Así que no está del todo claro si lo que hacen se puede catalogar como una mera inspiración o están, directamente, plagiando a los autores originales.
Derivado de esto surge otro problema. Y es que, tal y cómo explica Pablo Haya, director de Business and Language Analytics en el Instituto de Ingeniería del Conocimiento, la información con la que las IAs hayan sido entrenadas marcará por completo los sesgos que tendrán luego sus respuestas. Algo que las empresas desarrolladoras han intentado ir limando con cada nueva versión, pero que será complicado eliminar por completo. "Al final cada sociedad tiene unos valores distintos. Pero como las empresas que están desarrollando las IAs son, en su mayoría, occidentales, en líneas generales las respuestas que dan están alineadas con los valores occidentales", explica Haya.
Los expertos también coinciden en señalar que, por sus características, se pueden convertir en una herramienta peligrosa para difundir noticias falsas, aunque difieren en cuanto a la medida en qué esto impactará realmente a nivel social. Y es que algunos sugieren que la gente se acostumbrará pronto a desconfiar de toda la información que les llegue a través de Internet, por muy real que parezca, y acudirán directamente a fuentes fiables para contrastarla. Otros, en cambio, no son tan optimistas, y consideran que ayudarán a enturbiar aún más la realidad.
Está por ver también qué impacto medioambiental y ecológico tiene el desarrollo de las IAs generativas, que precisan de enormes cantidades de energía para funcionar. El tema de la regulación está también sobre la mesa, porque a día de hoy algunos países ya están aprobando normativas mientras que otros no tienen ningún marco jurídico que las regule, y no existe por el momento ninguna ley internacional sobre su uso. En cuanto a la posibilidad de que estas tecnologías puedan acabar con puestos de trabajo humanos, la respuesta de los expertos consultados es unánime: a la larga crearán muchos más de los que destruirán.
Aspectos positivos
Las IAs generativas sí son, a día de hoy, muy útiles en algunos aspectos concretos. "Están cambiándolo todo porque empiezan a funcionar. Hasta ahora las imágenes y textos que producían no tenían una calidad cercana a lo humano. Pero desde 2022 empiezan a dar resultados que se pueden utilizar funcionalmente", afirma Miguel Ángel Román, cofundador del Instituto de Inteligencia Artificial. "Es indudable que han dado un salto cuantitativo y cualitativo en resolver tareas imitando a los humanos que estén centradas en el lenguaje. Y atraen mucho al público, porque hasta hace poco la IA era muy marginal dentro de la sociedad, y estaba asociada a la ciencia ficción", añade Haya.
Las herramientas que utilizan imágenes pueden ayudar mucho en el proceso creativo de los artistas. Y las de texto, como Chat GTP, son capaces de hacer resúmenes, ordenar y encontrar información o redactar. Por eso son de gran utilidad cuando hay que manejar grandes cantidades de información. Y por eso Haya explica que las visualiza como una herramienta más dentro de los procesadores de texto, que serán de ayuda tanto para el público generalista como para el público específico de campos como la Sanidad o la Justicia, que utilizan en su día a día muchos documentos.
"Al final se trata de una tecnología con un alto poder de empoderamiento. Y luego puedes usarla para bien o para mal. La diferencia la marca la intención humana", resume Miguel Lucas, director de Innovación de la consultora LLYC. "Hacen lo mismo en menos tiempo y mucho más en el mismo tiempo. Y esto supone una liberación del talento humano de tareas más rutinarias para dedicarlo a tareas con mayor valor añadido ", añade el experto, que explica que su uso empresarial es uno de los más prometedores, aunque por el momento sólo las grandes empresas están desarrollando proyectos piloto y falta que la tecnología se afiance un poco más para que se puedan extender al resto.
Imagen del público
Aunque se trata de un tema complejo, donde existen más preguntas que respuestas y que apenas está dando sus primeros pasos, todo apunta a que la IA irá ganando cada vez más peso en nuestras vidas. Pero por el momento los expertos tienen claro que la imagen que tienen la sociedad de la inteligencia artificial se resume entre el "miedo" y el "desconocimiento". Algo lógico, y casi inevitable en cada nuevo salto tecnológico, y más teniendo en cuenta que por el momento nos llegan informaciones muy contradictorias y, en algunos casos, alarmantes sobre estas tecnologías. Y es que ni siquiera los expertos son capaces de ponerse de acuerdo en calibrar en qué se acabarán convirtiendo.
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