El Bosco dibujó a más de 450 personajes en su tríptico El jardín de las delicias para exponer el destino mismo de la humanidad, Velázquez pintó a 11 figuras humanas y un perrillo adormilado con las que combinar majestuosidad e imaginario en Las Meninas, y Goya pintó a tan sólo una mujer recostada sobre el lecho, aunque terminara por hacerlo dos veces (primero vestida y, seguidamente, despojada de toda ropa). El alfanumérico del Museo del Prado encuentra su sencillez en los números archiconocidos de sus obras más populares pero, si nos detenemos a estudiar las más de 34.000 piezas de arte que alberga el museo madrileño, encontraremos muchas en las que el conteo no es un juego de niños.
En aras de dinamizar el conocimiento de su colección de una manera creativa, la pinacoteca presenta Contar el Prado, un proyecto que utiliza la Inteligencia Artificial, tan denostada en el mundo del arte, como herramienta de conteo, permitiendo la identificación de detalles en una selección de obras donde la aglomeración constituyen el tema principal de la pintura. Lo hace en colaboración de Sherpa.ai, una start-up española que ha desarrollado un algoritmo para identificar y enumerar objetos y personas.
Así, situándonos frente a Auto de Fe en la plaza Mayor de Madrid (1683), de Francisco Rizi, nos trasladamos al siglo XVII, cuando el rey Carlos II inició el juramento real de defender la fe católica y perseguir a los herejes y apóstatas resucitando, en cierto modo, la Inquisición. De repente, somos uno más de la multitud pero, gracias a la IA, sabemos que esta multitud era más bien una aglomeración, en la que el pintor español trazó 1827 personas, 1377 personas más que las que El Bosco pintó en su orgía en el Paraíso.
La aritmética de las pinturas
Con esta iniciativa, el Museo del Prado busca poner a prueba la curiosidad del visitante y hacerlo partícipe de un juego con el que observar las pinturas clásicas a través de una nueva lente matemática, presentando cuestiones que, de otra manera, se habrían perdido por el camino.

Problemas como el que se plantea en el cuadro que el artista flamenco, David Teniers, dibujó entre 1647 y 1651, El archiduque Leopoldo Guillermo en su galería de pinturas en Bruselas, cuyo título resulta un tanto literal frente a lo que se presenta: las representaciones de galerías de pintura que se popularizaron en los Países Bajos a principios del siglo XVIII. Aquí, lo fácil sería realizar un conteo de cuántas pinturas aparecen en el cuadro, pero el Prado utiliza la herramienta para darle un giro al pasatiempo, y propone la siguiente cuestión: si las cinco figuras humanas que aparecen en la obra de Teniers se repartieran los lienzos, ¿a cuántos tocaría cada uno? Así, frente a la magnitud de cuadros y pinturas reproducidos en el mismo óleo, sorprende que la respuesta a la pregunta sea, simplemente, 10 cuadros por cabeza.

Cuando Goya recreó, en 1788, la pradera de San Isidro en su cuadro homónimo, se centró en detallar casi al milímetro la cantidad de personas que, día a día, paseaban y descansaban en el popular parque para observar, en la lejanía, la popular urbe de la capital. Ahora bien, de entre todas las cabecillas que se dejan ver en el conocido cuadro, ¿cuántas tendrían que salir de la imagen en caso de que el aforo máximo del parque fuera de 500 personas? En un principio, uno podría pensar que, frente a tantas vidas que Goya representó en La pradera de San Isidro, la respuesta alcanzaría los tres dígitos y, sin embargo, es mucho menor: tan sólo haría falta que 34 personas dejaran la pradera para llenar el cupo ficticio que haría temblar a cualquier adolescente durante las fiestas patronales de la capital.


Por último, el Prado utiliza esta IA para fusionar obras que, yuxtapuestas, plantean incógnitas a resolver, y nos hablan de cada una como un ente separado en sí mismo. Es lo que ocurre, por ejemplo, con estas dos obras que el pinto belga Denis van Alsloot dibujó en 1616 y que muestran un mismo evento, celebrado un año antes: los festejos tradicionales en los que participó la infanta Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II y Princesa Soberana de los Países Bajos meridionales junto a su esposo el Archiduque Alberto de Austria, alzándose con el premio de tiro al lograr abatir el pájaro colocado sobre la aguja de la torre de la iglesia de Nuestra Señora de Sablón. Ambas representan dos procesiones, la de los gremios (arriba) y la de Nuestra Señora de Sablón (abajo) pero, ¿cuál de las dos reunió a más personas? Mientras que para la segunda Alsloot dibujó 974 personas, fue la de los gremios la que se alzó como la más multitudinaria, con un aforo de 1761 personas.
Esta nueva dinámica impulsada por el Museo del Prado se desarrollará en las redes sociales de la pinacoteca y a través de un cuestionario digital que plantea cuestiones de enumeración o comparación para incentivar la mirada de todos los públicos a la historia de un arte que habla de todos nosotros.
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hace 4 días
Interesantísimo