Cuentan que el origen de la mafia es español. Osso, Mastrosso y Carcagnosso eran tres hermanos toledanos, caballeros en la época medieval y miembros de La Garduña, una legendaria sociedad criminal secreta. Tras asesinar al hombre que había violado a su hermana, los tres acabaron en la isla siciliana de Favignana mientras huían de la justicia, aunque otra versión de la historia afirma que en realidad fueron encerrados allí en una prisión durante 29 años, 11 meses y 29 días por su crimen.
Sea como fuere, en ese momento se reunieron para idear las reglas de lo que llamaron la "Honorable Sociedad", y tomaron caminos separados. Osso se trasladó a Sicilia, y fundó allí la Cosa Nostra. Mastrosso llegó a Calabria, donde creó la ‘Ndrangheta. Y Carcagnosso se instaló en Campania, donde instauró la Camorra. Habían nacido las tres grandes mafias italianas, a las que mucho tiempo después se le uniría una cuarta: la Sacra Corona Unita, instalada en la región de Apulia.
Desde hace décadas los mafiosos italianos han recurrido a este mito para construir un pasado que les legitime y les aleje de ser criminales comunes. Pero más allá de leyendas que carecen de ningún fundamento histórico, lo cierto es que los expertos siempre han relacionado estrechamente a las mafias italianas con nuestro país. Unas organizaciones criminales que dejaron de ser hace mucho tiempo un problema únicamente en su país de origen para convertirse en fenómeno global.
Las cuatro grandes mafias italianas
'Ndrangheta
La mafia calabresa, fundada en el siglo XIX, es a día de hoy la más poderosa y rica del mundo
Cosa Nostra
Comenzó a operar en Sicilia en el siglo XIX, pero está bastante debilitada actualmente
Camorra
Nació en Campania y aunque hay dudas con la fecha se la considera la más antigua y violenta
Sacra Corona Unita
La más joven y la más pequeña de las cuatro, fue fundada en Apulia en 1981
Y también están aquí. Fuentes policiales consultadas por este periódico han confirmado que comenzaron a asentarse en España hace más de 40 años y han extendido sus tentáculos por todo el territorio. Aunque destacan dos puntos donde su actividad es especialmente notable: Cataluña y la Costa del Sol.
Las mismas fuentes apuntan que, de las cuatro grandes organizaciones criminales italianas, la más activa a día de hoy en España es la ‘Ndrangheta, especializada en el tráfico de drogas y el blanqueo de capitales. Algo lógico, teniendo en cuenta que es considerada la amenaza número uno a nivel global y la mafia más rica y poderosa del mundo. En cuanto al resto, la Camorra tiene también un gran historial criminal en nuestro país. Mientras que la Cosa Nostra y la Sacra Corona Unita, aunque se tienen igualmente "controladas", no son tan activas aquí.
Las ventajas de España para los mafiosos
De España les atraen varias cosas: su situación estratégica como puerta de entrada a Europa, las conexiones con todo el mundo y la facilidad que tienen para adaptarse. Al fin y al cabo, nuestro idioma es muy parecido al suyo, tenemos buen clima y una forma de ser bastante similar a la italiana. Así que cuando llegan aquí y se cambian de identidad pueden pasar desapercibidos sin problema. Y todo eso sin necesidad de alejarse mucho de su país natal, donde todas las mafias siguen teniendo su centro neurálgico.
"Las mafias italianas tienen una fuerte presencia en España. Es un lugar donde invierten dinero, blanquean capitales, cierran tratos con intermediarios latinoamericanos y también donde se esconden cuando quieren huir. Y recientemente supimos que están utilizando allí técnicas de phishing", explica Antonio Nicaso, profesor en la Universidad de Queen (Canadá) y autor de numerosos libros sobre el crimen organizado italiano, algunos de ellos escritos junto al fiscal antimafia más importante de Italia en la actualidad, Nicola Gratteri.
Sin embargo, no han conseguido exportar a España algunas de sus señas de identidad en Italia. Aquí solo utilizan la violencia como último recurso y únicamente cuando es estrictamente necesario, porque han aprendido que hace demasiado ruido y eso, claro, no les conviene. Y tampoco han logrado infiltrarse en las instituciones de la manera en la que lo han hecho en su país de origen, tal y cómo confirman fuentes policiales.
El propio Nicaso detalla que los mafiosos vigilan especialmente los puertos de Galicia y Barcelona, que suponen dos puntos clave para sus operaciones de narcotráfico. En la misma línea apunta Antonio Coss, criminólogo mexicano que ha pasado los últimos cinco años investigando a la mafia calabresa, que añade a la lista el puerto de Cádiz, por donde entra el hachís desde Marruecos. "Sabemos que para ellos también son muy importantes Ibiza, Cubelles, Madrid, Málaga, Torremolinos, Valencia y las islas Baleares", afirma Coss, que explica que algunas investigaciones apuntan a que en su día la ‘Ndrangheta tuvo incluso contactos con ETA.
En los últimos dos años la Policía española ha asestado duros golpes a la ramificación española de la mafia calabresa, que sirven también como ejemplo del papel tan importante que juega nuestro país actualmente para ellos. En 2021 detuvieron en Madrid a Domenico Paviglianiti, uno de los máximos capos de la ‘Ndrangheta que se había fugado después de ser condenado a 30 años de prisión. Se le acusa de tráfico de drogas y armas y del asesinato de un hombre.
Poco más de un año después fue arrestado en Fuengirola Mario Palamara, que llevaba siete años prófugo de la justicia italiana y tenía en vigor cuatro Órdenes Europeas de Detención y Extradición por tráfico de drogas con agravante de actividades mafiosas, blanqueo de capitales, corrupción y falsificación de documentos. Además, gestionaba personalmente la importación de cocaína desde Sudamérica y participaba en la preparación de los envíos a Europa, que se hacían mayormente por mar.
Actividad en Cataluña
"Los mafiosos italianos comenzaron a llegar a Cataluña a finales de los años 70, cuando tenían sangrientas guerras abiertas en sus respectivos territorios. En esta zona los miembros de la Camorra siempre han sido los más numerosos y fieles, pero desde mediados de los 90 comenzó a hacerse evidente la presencia de la ‘Ndrangheta, cuya implantación ha ido en aumento en estos últimos años. Y a eso hay que añadirle la presencia de la Cosa Nostra, de la Sacra Corona Unita y de afiliados a las mafias romanas", asegura Joan Queralt, periodista y experto en crimen organizado.
Según explica, los clanes mafiosos italianos se han repartido prácticamente por toda la geografía catalana. Aunque Barcelona y su área metropolitana (Sitges, Pineda de Mar, Copons, L’Hospitalet, Cubelles, Caldes de Montbui…) son los lugares donde tienen mayor presencia.
"La cercanía entre Cataluña e Italia permite una especie de puente entre los dos, donde la comunicación es fluida. Pero además en los inicios había una serie de aspectos técnicos y logísticos que les eran favorables aquí: un litoral de costas, desconocimiento del fenómeno criminal por parte de las autoridades, tibieza de las legislaciones y del sistema judicial y penitenciario, cercanía de paraísos como Andorra, frontera con Francia y lugar de paso para las exportaciones a Europa… Muchas de esas condiciones, pese a que han cambiado, siguen manteniéndose. Y ese puente se sigue cruzándose cada día en ambas direcciones", resume Queralt.
El periodista señala que en Cataluña las actividades principales de los mafiosos italianos se pueden resumir en el tráfico de drogas y el blanqueo de capitales. Pero esto último está asociado a múltiples actividades ilegales más. Porque suelen utilizar negocios de todo tipo para ocultar su verdadera condición.
"Tienen comercios de alimentación, empresas de energías renovables y de importaciones y exportaciones y establecimientos como bares, cafeterías o restaurantes, que les permiten además legitimar la presencia de sus colaboradores en España con contratos laborales, fijos o discontinuos. En las zonas turísticas catalanas, desde finales de los años setenta, las inversiones de las mafias italianas han sido constantes. Y lo mismo sucede en las Baleares, donde las inversiones y el blanqueo de los clanes napolitanos siguen siendo muy importantes, por ejemplo en Ibiza", asegura Queralt.
Tal y cómo detalla, suelen constituir empresas (por lo general sociedades limitadas), al frente de las cuales sitúan a un administrador local, que en ocasiones llegan a encargarse de decenas e incluso centenares de pequeñas empresas, generalmente con el objeto social de "importación, exportación, comercialización y distribución" de todo tipo de productos o servicios: desde electrodomésticos a ropa, joyas o coches. Unas empresas en las que colocan a sus propios familiares en los cargos directivos.
Lo cierto es que las muestras del músculo económico de los mafiosos italianos que operan en tierras catalanas son ilimitadas. Queralt recuerda bien varios casos. En 2009 a la rama española del clan Contini se le incautaron bienes por valor de unos 10 millones de euros. Salvatore Zazo, nada más llegar a Barcelona, se distrajo comprando tres discotecas. Y luego hoteles y centros comerciales. A Raffaele Amato se incautaron bienes por valor de 20 millones de euros, entre cuentas corrientes, terrenos, sociedades y actividades. Y al clan Polverino, que lleva años presente en Málaga y Barcelona, se le estimaban ganancias por valor de 40 millones de euros netos al año procedentes del narcotráfico.
Queralt relata cómo en Cataluña ha habido mafiosos de todos los perfiles. Y pone como ejemplo a varios dirigentes de la Camorra. Como Raffaele Amato, que acudía con frecuencia a los casinos de Barcelona. En cambio, Pasquale Pirolo fue casi un fantasma, pasando desapercibido durante décadas. Todo lo contrario que Patrizio Bosti, que se presentaba en cenas multitudinarias y carísimas para exhibir sus grandes lujos. Sin embargo, todos comparten dos reglas básicas: siempre se mueven con importantes medidas de seguridad y reducen las relaciones con los autóctonos a lo imprescindible.
Pero merece la pena pararse un momento en Raffaele Amato. Porque, como explica Queralt, aunque no fue el mayor representante del mundo criminal italiano que pasó por Cataluña -hay visitas registradas de Mateo Messina Denaro y de Antonio Bardellino, dos líderes históricos de la mafia siciliana y napolitana, respectivamente- sí tuvo una gran importancia. Y es que junto a su socio, Cesare Pagano, ambos estuvieron a punto de hacer estallar en Barcelona y otras regiones españolas una guerra entre clanes camorristas "insólita para la realidad local". Una auténtica "guerra de mafias" que, en la que según Queralt, contemplaban incluso atentar contra Amato en espacios públicos.
"En el mapa nacional de la presencia mafiosa deben añadirse muchas regiones del territorio. Comenzando por las Baleares, las Canarias, Madrid, Galicia, el litoral valenciano y andaluz”, advierte Queralt. Pero hay una que, junto con Cataluña, resalta por encima del resto: la Costa del Sol. “Es una zona absolutamente clave. Los vínculos, el tráfico, los acuerdos de todo tipo, los negocios y las relaciones económicas entre Cataluña y la costa del Sol son constantes. Lo han sido siempre desde la llegada de los mafiosos", concluye el periodista.
Actividad en la Costa del Sol
"Aquí las mafias italianas comenzaron a llegar en los años 60. Huían de la persecución que sufrían en Italia y veían España como un lugar ideal para ellos. Un retiro o un refugio", explica el periodista Miguel Díaz. "Ahora ha cambiado, porque hay más grupos criminales que operan en esta zona. Pero en ese momento los italianos llamaban a la Costa del Sol la 'Costa Nostra'. Sentían que ella suya impunemente", añade.
Hace ya 14 años que Díaz publicó, junto con el ex diputado de Izquierda Unida Antonio Romero, el libro Costa Nostra. Las mafias en la Costa del Sol. Un relato en el que cuentan cómo los grupos italianos del crimen organizado se instalaron en esa zona y comenzaron a expandir sus tentáculos con el beneplácito del Gobierno español. Y también con la ayuda de personajes como Jesús Gil, cuya vinculación con las mafias italianas está más que probada y que trató desde el principio que invirtieran su dinero en Marbella.
"España estaba en plena dictadura y fuera de los círculos comerciales. Por eso necesitaba inversiones que apoyaran el desarrollismo. Las autoridades se entendieron con las mafias y llegaron a un pacto tácito para que pudieran instalarse aquí. Hay investigadores que han estudiado esos contactos y señalan entre otros a José Antonio Girón -que fue Ministro de Trabajo y procurador en las Cortes con Franco-. Dentro de ese acuerdo estaba implícito que podían refugiarse aquí, invertir y blanquear dinero, pero no podían utilizar la violencia ni derramar sangre", sostiene Díaz.
Los primeros en llegar fueron los napolitanos de la Camorra y los sicilianos de la Cosa Nostra, aunque estos últimos no se llegaron a asentar tanto. Y posteriormente se le uniría la ‘Ndrangheta. Todos ellos cumplieron en líneas generales con el acuerdo, porque aunque hubo ajustes de cuentas "puntuales" Díaz explica que la violencia llegó a la Costa del Sol años más tarde, cuando comenzaron a instalarse en la zona grupos criminales de otros países "sin códigos ni estructura".
"Tuvieron mucha presencia en puntos donde se produjo el boom del turismo. Primero invirtieron en el desarrollo del urbanismo y en restaurantes, sobre todo italianos. Y una vez se instalaron la Costa del Sol se convirtió en una zona estratégica y un centro de operaciones para ellos", relata Díaz. Y añade: "Ahora las inversiones que tienen no son como las primeras que hicieron. Es una maraña financiera".
Restaurantes, clubs de playa, hoteles, chiringuitos... Se mueven por la zona vestidos en traje y tienen muchísimos contactos. Después de la pandemia aprovecharon para rescatar muchos negocios locales y legales que estaban al borde de la quiebra y subsisten ahora gracias a los fondos del crimen organizado.
El epicentro de su actividad en la Costa del Sol es Marbella, pero de acuerdo con Díaz también se mueven por Málaga, Estepona, Fuengirola, o Benalmádena, y últimamente tienen "mucha actividad" en el Campo de Gibraltar. Y aunque son mucho más cerradas que las mafias de otros países a la hora de colaborar con gente que no es italiana, han aprendido a hacerlo.
"Marbella es una industria potente. Y tanto allí como en Puerto Banús pueden disfrutar del lujo. Les gustan las urbanizaciones de la periferia, como Sierra Blanca -una de las más exclusivas de la ciudad-, donde pueden tener privacidad. Si preguntas a los policías de aquí te dicen que no se privan de nada, les gusta ostentar. Tienen buenos coches, van a restaurantes caros y compran en los mejores comercios. Aquí pueden pasar fácilmente como hombres de negocios", afirma Díaz.
Desde fuera, explica el periodista, mucha gente no se explica cómo no se ha actuado allí con más contundencia frente a las mafias. Pero la respuesta es fácil: generan riqueza. Dicho lo cual, Díaz asegura que se han producido "grandes avances" en los últimos años, donde se ha pasado de negar que las mafias italianas estuvieran allí y restarles importancia a elaborar informes de inteligencia que se han traducido en un goteo continuo de detenciones. Sin embargo, se muestra convencido de que aún "faltan medios", y los mafiosos "siguen yendo por delante siempre" gracias a su poderío económico.
"En Marbella la gente no se es consciente de todo esto. Es como una realidad paralela, no se percibe esa sensación. Pero es una ciudad que se ha construido sobre los cimientos de dinero de origen ilícito que proviene del crimen organizado. Eso es lo que ha permitido que sea lo que es hoy a nivel económico y turístico y que genere mucho empleo", sostiene Díaz.
El periodista es bastante crítico con el hecho de que la sociedad marbellí no se haya plantado contra esta situación: "La gente no pregunta, ni tampoco ha habido una contestación social. Ahora mismo la propia alcaldesa tiene familiares directos que han sido relacionados con el narcotráfico. Pero es como si todo formara parte del paisaje, como cuando vemos por aquí un Lamborghini o un Hummer. Esto es una ciudad de vacaciones para los criminales".
Ventajas de la legislación española
Desde siempre una de las principales quejas de las autoridades italianas ha sido que en el resto de países la jurisdicción es demasiado laxa con las mafias. "Hace poco estuve hablando con unas compañeras que habían venido de Reggio Calabria -la cuna de la 'Ndrangheta- y estaban muy sorprendidas de que aquí no le diéramos importancia a la mafia y no tuviéramos una figura jurídica similar al delito mafioso", explica Yolanda Pardo, que lleva una década ejerciendo como jueza en la provincia de Barcelona y ha estudiado en profundidad el crimen organizado italiano.
Y es que en Italia, además del delito de asociación criminal que tienen la mayoría de países, también existe un delito específico para las sociedades criminales de tipo mafioso. "Es algo único en toda Europa y te diría que también a nivel mundial. Y las penas que pueden llegar incluso al ergastolo. Es decir, a la cadena perpetua", explica Pardo.
El delito de asociación mafiosa puede aplicarse cuando tres o más personas se aprovechan de la fuerza de intimación, de la condición de sometimiento y de la llamada omertà para cometer delitos, obtener beneficios o ventajas injustas, inmiscuirse en las instituciones públicas o interferir en las elecciones.
Lo explica la jueza: "Intimidación implica infundir temor y dependencia psicológica. Conseguir que la gente haga cosas que de otra manera no haría. Si una asociación genera ese terror o miedo derivado de su propia existencia, y sus miembros ni siquiera necesitan amenazar o explotar su fama para conseguir algo, quiere decir que se ha convertido en una asociación de tipo mafiosa. Es vivir de las rentas del miedo".
En cuanto a la omertà, se suele traducir como "la ley del silencio". Una promesa de mantener la boca cerrada siempre a la que los mafiosos le dan una gran importancia, y que se extiende también a las personas que, aún sin formar parte de las organizaciones, prefieren callarse para no meterse en problemas. Pero Pardo asegura que va mucho más allá: "Es como un impermeable que se ponen. Pero implica un enfrentamiento y un desprecio absoluto al ordenamiento jurídico y a las instituciones estatales. Es una forma de entender la vida".
Desde Italia, explica la jueza, llama la atención que en España "miremos para otro lado" ante el fenómeno del "capitalismo mafioso". Y se quejan de que en muchas ocasiones las instituciones españolas retrasan mucho los procedimientos judiciales que involucran a la mafia. "Ahora no disparan, pero controlan más el sistema económico y algunas entidades bancarias que todo el mundo conoce. A lo mejor interesa mirar hacia otro lado en según qué corruptelas, y sobre todo en el blanqueo de capitales", señala Pardo.
"Aquí un señor pensionista napolitano se va a Alicante y se compra un chalet de tres pisos y nadie pregunta nada. En Marbella es un escándalo. Y en Cataluña también. Sabemos que lo están haciendo. Los que más los persiguen y más éxito han tenido han sido la Guardia Civil. Pero todos te dicen que no hay medios suficientes", concluye la jueza.
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