La Tierra no está bien y evidencia sus síntomas. 2017 ha sido el año en el que más incendios ha habido en la selva amazónica desde 1999, en el que se han batido récords de la temperatura registrada en Alaska en cinco de sus seis observatorios, en el que la extensión del hielo ártico durante su etapa de crecimiento ha sido la más pequeña, o en el que España ha vivido su año más caluroso y el segundo más seco desde 1965.
Estos y otros datos han sido publicados en el informe sobre evolución del cambio climático y el calentamiento global del Planeta, como realiza cada año la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA).
El principal responsable: los gases de efecto invernadero. La Tierra experimentó el pasado año los registros más altos desde hace 800.000 años de gases como el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso.
El nivel del mar está aumentando una media de 3'1cm por década
De entre los numerosos datos que ofrece el informe, algunos son especialmente contundentes. Unos cuantos ejemplos: el nivel del mar está aumentando una media de 3'1 centímetros por década; la temperatura media global ha sido la tercera más alta desde el inicio del registro de datos, en 1800; la Antártida ha visto disminuida su extensión de hielo a valores nunca vistos desde que se comenzó a observar en 1978; el promedio de ciclones tropicales ha sido superior a la media, con un total de 85 tormentas; o que más del 95% del coral de algunos arrecifes ha muerto.
El estudio se basa en contribuciones de más de 500 científicos repartidos en 65 países, que aportan datos sobre indicadores climáticos, eventos climáticos extremos y otros datos ambientales.
Relación cambio climático-calentamiento de los océanos
Otro estudio reciente realizado por oceanógrafos de las universidades de Toronto y California ha vuelto a evidenciar la conexión directa entre el cambio climático y el calentamiento de los océanos. Según los investigadores, un importante aumento del CO2 en la atmósfera hace 50 millones de años cambió drásticamente la química del mar.
"Nuestro estudio muestra que el calentamiento global no se trata solo de eventos climáticos extremos o veranos más calurosos, sino que tiene el potencial de alterar la estructura del océano con consecuencias desconocidas para la pesca", dijo Uli Wortmann, profesor del Departamento de Ciencias de la Tierra en la Universidad de Toronto y autor del estudio.
"El aumento de las concentraciones atmosféricas de CO2 va de la mano con la pérdida de oxígeno en el océano, y esta es la primera demostración de que la liberación de CO2 de la actividad humana podría ser lo suficientemente grande como para convertir partes del océano en una bebida tóxica", aclaró Wortmann.
Para los científicos, la situación mundial de la pesca es uno de los mayores aspectos a tener en cuenta: "Esto afectará a las especies de peces que viven o se sumergen en las profundidades del océano", dijo Wortmann. "Lo más notable es que impactaría en depredadores de alto nivel como el atún y las ballenas, lo que a su vez tendría un efecto dominó sobre las especies de peces que viven en aguas poco profundas comercialmente más relevantes -hasta 200 metros bajo el nivel del mar- y aquellos que viven en la profundidad media de aproximadamente 1.000 metros debajo de la superficie del océano”, explicó el oceanógrafo.
Los investigadores no han podido deducir cuánto tiempo tardarán estos efectos en hacerse visibles, pero afirman que la transición será rápida. El estudio íntegro ha sido publicado en la revista Science.
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