La vida del lobo en España sigue siendo dura. La Junta de Castilla y León se prepara a autorizar “medidas de autodefensa” (sin excluir las armas de fuego) para frenar los ataques de este animal a los rebaños. En Cantabria unos cientos de ganaderos se han manifestado para pedir medidas similares. En Madrid, donde las lobas ya crían en libertad, la Comunidad ha subido la indemnización para los ganaderos que reporten pérdidas de ganado.
Cifras globales, a nivel estatal, sobre los daños producidos por las incursiones de lobos no existen, pero en Castilla y León, solo en los primeros seis meses de este año, se contabilizaron unos 1000 ataques. En 2017 fueron más de 600 los lobos abatidos por agricultores y ganaderos. Recientemente una foto de Instagram con un lobo abatido y colgado a la rueda de un vehículo de los Agentes del Medio Natural en Asturias ha provocado escándalo.
Por un lado el aumento de casos es un síntoma de que la población silvestre se está recuperando, a pesar de que el lobo ibérico siga siendo considerada una especie amenazada. El problema es que la convivencia con la ganadería extensiva es difícil y crea un conflicto social y medioambiental.
Convivir con los lobos
“Lamentablemente se está utilizando el lobo como excusa para no enfrentar los problemas del sector ganadero. La depredación sobre el ganado afecta a menos del 1%”, dice Isabel Díez coordinadora del proyecto “Vivir con lobos” de Ecologistas en Acción. Una campaña que desde 2016 ha reunido a más de 60 ganaderos dispuestos a la convivencia entre el lobo y la ganadería.
Entre ellos está Leandro Valle, ganadero de la Merindad de Valdivielso (Burgos). Contrariamente a lo que sostienen muchas asociaciones agroindustriales, Valle defiende que la convivencia con el lobo no sólo es posible, sino que es beneficiosa para el medio ambiente y para la economía de su empresa.
La introducción del mastín como perro pastor ha sido fundamental para impedir los ataques de los lobos
“La introducción del mastín como perro pastor ha sido fundamental para impedir los ataques de los lobos. Llevamos 17 años sin que se nos haya muerto una oveja. Si hay perros el animal no se acerca”. Valle apunta a la falta de relevo generacional y a una mala gestión de la política agrícola, entre ella la PAC comunitaria: se otorgan subvenciones sin pedir a cambio ningún esfuerzo para respetar el entorno. “Muchas explotaciones ganaderas dejan los rebaños abandonados en el monte en el descuido más total. Sin acompañarlos a lo largo del día ni recogerlos por la noche o invirtiendo en perros pastores. Es normal que se produzcan daños”.
Sobre las pérdidas denunciadas Valle se demuestra escéptico porque es muy difícil establecer con claridad si un ataque se ha producido por los lobos o por los perros asilvestrados. “A menudo cabra y ovejas mueren de forma natural y después son carroñeados por los lobos. Pero si no hay pastor es imposible saberlo”, explica Isabel Díaz.
Según el informe elaborado por Ecologistas en Acción la crisis de la ganadería extensiva es estructural, en zonas con o sin presencia del lobo. La convivencia de la ganadería extensiva con el lobo implica cuidado y un esfuerzo mayor para un sector con un margen reducido de rentabilidad. Leandro Valle considera que no se trata de “aumentar o no las subvenciones por los daños o matar a los lobos, sino redefinir la figura del pastor en el siglo XXI”.
Apoyo a los ganaderos
Para Juan López de Uralde, coportavoz de Equo y diputado del Congreso de Unidos Podemos, “centrar la atención sobre el lobo es desviarla de los verdaderos problemas que están acabando con la ganadería en España: las enfermedades, la dificultad de acceso a los pastos por el cambio climático, el coste del pienso y la depreciación de los productos de la ganadería”, dice a El Independiente.
Centrar la atención sobre el lobo es desviarla de los verdaderos problemas de la ganadería en España
En la Comunidad de Madrid Equo ha propuesto que se sustituyan las indemnizaciones de los daños con ayudas para poner en marcha medidas preventivas como la adquisición de mastines o de vallados eléctricos. “Los daños producidos por el lobo son marginales. La desprotección que sufre esta especie en España y el número de ejemplares abatidos cada año impiden su recuperación. Recientemente han desaparecidos los últimos lobos de Extremadura y Andalucía”, apunta Uralde.
En 2017 el Congreso ha aprobado, a propuesta de Equo, una Propuesta no de ley para la protección integral del lobo, que otorgue a esta especie un estatus común en todo el Estado. “Una protección que las administraciones se resisten a poner en marcha por las presiones que reciben de algunos sectores de los sindicatos ganaderos”.
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