La infancia es especialmente sensible a la contaminación ambiental. Sus órganos, aún en desarrollo, pueden verse afectados por partículas como los óxidos de nitrógeno, el monóxido de carbono, dióxido de azufre y el benceno, los cuatro, tóxicos también para adultos. Ahora, un equipo del Hospital Niño Jesús de Madrid ha buceado en los datos sobre ingresos pediátricos en su hospital entre 2012 y 2016. Y han encontrado una relación lineal entre hospitalizaciones y picos de contaminación.
En total, se han estudiado 10.512 ingresos, de los cuales, la mitad tuvo que ver con afecciones respiratorias, con una edad media de tres años. Se cruzó la cifra con los datos mensuales de las estaciones de medición de contaminantes del Ayuntamiento de Madrid.
Resultó sorprendente ver que a un aumento porcentual en los índices de óxidos de nitrógeno, carbono y benceno había un incremento equivalente en los ingresos en el Hospital Niño Jesús.
"Se calculó que si los niveles de NO2 no hubieran superado en ningún mes los niveles de 40 µg/m3 se podrían haber evitado el 8,37% de los ingresos totales y el 6,73% de los ingresos respiratorios".
Según explica el doctor Marciano Sánchez Bayle, autor principal del estudio, si Madrid hubiera cumplido los límites de concentración de dióxido de nitrógeno recomendado, 789 niños habrían evitado la hospitalización. Sólo las partículas materiales con un diámetro inferior a 2,5μ no tuvieron correlación con ninguno de los ingresos analizados.
La principal limitación del estudio es que, lógicamente, no puede relacionar la exposición de cada uno de los niños y relacionarlo con su propio estado de salud. Tampoco pueden entrar a evaluar la relación con la temperatura ambiental, cuya bajada suele favorecer los episodios de nitrogenazo, pero también pueden suponer una mayor exposición de los pequeños a los virus.
Contaminación dañina, incluso a niveles bajos
"Los resultados de nuestro estudio ratifican que existe una relación entre los ingresos pediátricos y los niveles de contaminación atmosférica en la ciudad", explica Sánchez Bayle en el artículo. "Además, nuestro trabajo pone de manifiesto que controlar la polución evita en muchos casos ingresos hospitalarios. La contaminación es perjudicial incluso a niveles bajos y a corto plazo, sin que exista un umbral sin efectos adversos para la salud de las personas. Teniendo en cuenta que la fuente principal de NO2 es el tráfico rodado, en las grandes ciudades se impone controlar y reducir este, aportando medidas que favorezcan otras opciones de movilidad ciudadana".
La publicación recuerda que la Organización Mundial de la Salud apunta que en el mundo mueren anualmente 2 millones de menores por la contaminación, 30.000 son europeos.
El estudio llega a conclusiones similares a las de otro, que evaluó las consultas respiratorias pediátricas en años anteriores. La contaminación ambiental por dióxido de nitrógeno se vincuó con un aumento de las bronquiolitis, broncoespasmos y procesos respiratorios de las vías altas en niños detectadas en el centro de Salud Reina Victoria, entre 2013 y 2015.
Sánchez Bayle, que también es portavoz de la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública (FADSP), había sido "jubilado forzosamente en julio de 2014 por la Consejería de Sanidad, y tuvo que ser reincorporado por sentencia judicial en enero de 2016 a su puesto de trabajo" en el Niño Jesús, en palabras de la propia Federación. Ha sido uno de los médicos históricos de la sanidad madrileña, donde ha ejercido como Jefe de Pediatría en este hospital desde 1977.
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