El parque del Retiro, en pleno corazón de Madrid, es conocido popularmente como el pulmón de la capital. Un equipo de investigadores liderados por el CIEMAT y en el que participa la Universidad Complutense de Madrid ha confirmado ese apodo al demostrar que la contaminación se reduce un 25% cuando se aleja 20 metros del exterior del parque y hasta un 50% cuando esa distancia es de 100 metros.
El estudio, publicado en Environmental Pollution y liderado por Francisco Javier Gómez Moreno, investigador del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT), forma parte de un trabajo centrado en evaluar el efecto que produce la presencia de un parque urbano en las concentraciones de partículas contaminantes en la parte baja de la atmósfera.
“Esto es relevante, entre otras razones, porque las partículas cuyo tamaño es inferior a 10 o 2.5 micras son potencialmente peligrosas para la salud, especialmente las más pequeñas, ya que son capaces de penetrar hasta los alveolos pulmonares”, explica Carlos Yagüe, profesor del Departamento de Física de la Tierra y Astrofísica de la UCM.
Para las partículas en las fracciones PM10 y PM2.5, la reducción en la concentración llega al 25% a 20 metros de distancia del exterior del parque, y al 50% si se aleja hasta 100 metros.
Además de la UCM y del CIEMAT, también participan la Universidad Politécnica de Madrid, la Universidad de Navarra, el Instituto de Medicina Ocupacional de Edimburgo y la agencia ejecutiva Public Health England del Departamento de Salud y Asistencia Social de Reino Unido. ).
Black carbon, el más resistente
La meteorología ha sido uno de los factores que más se ha tenido en cuenta para llevar a cabo esta investigación, señala Yagüe. Se han realizado dos campañas experimentales de medidas en Escuelas Aguirre, la estación de calidad del aire al lado del parque en dos épocas del año, invierno y verano. Además, se han combinado dos metodologías, estacionarias en un punto fijo y en movimiento “para ver comportamientos en cortos periodos de tiempo”, añade Gómez Moreno.
El estudio apunta también que uno de los contaminantes particulados más perjudiciales, el black carbon o carbono negro, experimenta un descenso bastante inferior al del resto de partículas en el interior del parque, siendo del 20 y no del 50%. “La razón más probable es el menor tamaño que típicamente presentan estas partículas que les permiten reducir su deposición en la vegetación”, justifica el experto.
Aunque este estudio no evalúa qué plantas del parque son las más efectivas, los investigadores afirman que parece haber evidencias de que las hojas, su tamaño y orientación influyen. “Hoy en día se está empezando a tener en cuenta las barreras vegetales para reducir la contaminación no sólo en parques y jardines sino también en otros lugares como patios de colegios, lugares donde la contaminación puede tener efectos sobre la población más vulnerable”, señala Gómez Moreno.
La Organización Mundial de la Salud estima en torno a 400.000 las muertes anuales en la Unión Europea provocadas por la contaminación del aire, siendo la población urbana la más vulnerable, una población que además no para de crecer con el abandono de las zonas rurales.
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