Medio Ambiente

Migración de aves en el Estrecho

De 0 a 40.000, el censo de cigüeñas en España por el cambio climático

Las cigüeñas han modificado sus patrones de migración por el cambio climático y los vertederos

Cigüeñas durante su migración a su paso por el Estrecho | John Wright, Fundación Migres

Por San Blas, la cigüeña verás. Este famoso refrán español habla del fin del invierno y del regreso de las cigüeñas a España desde África. Sin embargo, ya no hay que esperar a este santo (3 de febrero) para ver sus alas por los campanarios. Los cambios sociales y climáticos que se están viviendo desde hace décadas han hecho que las cigüeñas hayan modificado sus patrones de migración y sean cada vez más sedentarias. Así que por San Nicolás (6 de diciembre), la cigüeña también verás.

En dos décadas han adelantado 20 días el periodo de migración. Es muchísimo",  afirma el experto Alejandro Onrubia

"Hace 40 años no había cigüeñas pasando el invierno en España. Ahora hay más de 40.000", afirma el ornitólogo Alejandro Onrubia, coordinador científico de la fundación Migres en Tarifa. Y las que todavía cruzan el Estrecho han modificado su calendario de migración, una situación que no es ni mucho menos caprichosa. "Debido al cambio de la primavera, han adelantado su ciclo reproductor. Han retrasado el viaje unos 20 días en las dos últimas décadas, un día por año. Es muchísimo. Las aves se juegan la vida en las migraciones y es vital que estén en el momento justo. Si llegan demasiado pronto, pueden encontrarse unas malas condiciones meteorológicas. Y si llegan tarde, puede que la comida ya haya pasado", añade.

Históricamente, la cigüeña abandona su zona de anidación en Europa entre los meses de julio y septiembre y regresa cuando el sol vuelve a calentar. Pero el invierno ha cambiado y las cigüeñas han aprendido que no es necesario migrar. Cruzar el Estrecho de Gibraltar y adentrarse en el desierto del Sáhara es muy peligroso. De hecho, en los últimos años sólo migran cigüeñas jóvenes de menos de cinco años.

Las adultas, más maduras, se saben la lección. Ya no necesitan volar a África para disfrutar de temperaturas cálidas. Y además en España tienen comida más que de sobra. En la dieta dela cigüeña hay todo tipo de animales, pero los ornitólogos llevan años observando como cada vez se alimentan más de la basura que generan los humanos. Los vertederos son un comedor para estas aves.

El Estrecho, un enclave perfecto para estudiar la migración

Todas las cigüeñas de España que migran a África cruzan por el Estrecho de Gibraltar. Y desde la fundación Migres, con sede en el Centro Internacional de Migración de Aves (CIMA) de Tarifa, llevan contándolas dos décadas. El Estrecho es el mejor lugar de Europa, y uno de los mejores del mundo, para conocer más a fondo estos fenómenos.

Se trata de un lugar en el que contactan dos continentes y dos mares. "Tiene una singularidad geográfica y desde el punto de vista biológico es muy especial. Por el aire pasan al año millones de aves y debajo de las aguas también hay mucho movimiento",  indica Lola Cano, directora de la fundación. "Pero a la vez es una zona en la que hay una actividad socioeconómica muy importante y eso entra en conflicto con la naturaleza. Por eso nuestra labor es que la actividad humana tenga el menor impacto posible".

Ubicado prácticamente sobre las aguas del Estrecho, el CIMA cuenta con la colaboración de Red Eléctrica de España, el Ministerio de Defensa, la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento de Tarifa y el Grupo de Desarrollo Rural del Litoral de la Janda. Sus principales objetivos son el estudio de las aves y el cambio climático. "Nosotros estamos comprometidos con el desarrollo sostenible y, con ese objetivo, hemos integrado la conservación de la biodiversidad como principio fundamental en el desarrollo de nuestra actividad", afirma Antonio Calvo Roy, director de Sostenibilidad y Relaciones Institucionales del Grupo Red Eléctrica, que tiene en marcha diez proyectos para la conservación de la avifauna.

Las aves como centinelas del cambio climático

En el Estrecho, el equipo de Migres cuenta aves y analiza sus comportamientos. Y se han dado cuenta de que las aves son unos indicadores perfectos del cambio climático. "Usamos a las aves como centinelas, como termómetros de lo que pasa en los ecosistemas. Y estamos actualmente en un contexto muy especial", explica Onrubia.

"Hace cien años no había ningún programa de seguimiento. Entonces, ¿qué ha ocurrido en el último siglo para que los humanos empecemos a prestarles atención?", continúa el ornitólogo. "Pues que la población ha pasado de 800 millones a 8.000 en apenas 200 años con la revolución industrial. Y este crecimiento está produciendo unos impactos sobre los ecosistemas a escala global: cambio climático, contaminación, cambio de hábitat... Nosotros dependemos de la naturaleza y las aves nos ayudan a evaluar el impacto de todo esto en la naturaleza".

La fundación Migres lleva analizando las migraciones desde 1999. Cuando empezaron, los censos se iniciaban el 25 de julio. Pero la tendencia ha cambiado tan rápido que los recuentos arrancan ahora tres semanas antes.

Nuevas aves africanas y nuevas zonas de conservación

Una de las consecuencias del calentamiento global que han observado estos expertos es la llegada de nuevas especies de aves del norte de África. "Hay ciertas especies de filiación africana o del -Sahel que están colonizando el sur de Europa. Lógicamente, es una señal de que algo está ocurriendo en los ecosistemas", asegura Onrubia. En los últimos años han anidado en España especies que nunca antes lo habían hecho, como el vencejo cafre, el ratonero moro o la  tórtola senegalesa.

Y mientras llegan estas nuevas  aves, otras que bajan del norte de Europa ya ni siquiera llegan al Estrecho. Y esto plantea una nueva pregunta: ¿dónde se quedan? "Es muy importante identificar esas zonas en las que pasan ahora el invierno y protegerlas. Tenemos que hacer una conservación de los nuevos espacios naturales mucho más rápida y flexible de los que pensábamos".

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