Las acciones y campañas de Greenpeace han dado la vuelta al mundo varias veces. La organización nació llamando la atención del mundo sobre unas pruebas nucleares en Alaska. Después, su campaña para salvar las ballenas y las focas coparon los titulares. En 50 años su crecimiento les ha llevado a tener presencia en 55 países. Su historia está marcada por sonadas victorias y por momentos dolorosos, como el atentado a su emblemático barco el Rainbow Warrior, (Guerrero del arcoíris), en el que perdió la vida un activista.

Cuanto más ha sido golpeada la organización más ha crecido en simpatizantes. Ocurrió tras el atentado y volvió a ocurrir cuando Putin metió en la cárcel a 30 de sus miembros. Los socios mantienen la organización, pese al bulo recurrente, Greenpeace no acepta subvenciones. Es la razón que les permite ser independientes y decir lo que estimen conveniente al gobernante de turno. A Pedro Sánchez le sacaron los colores, en 2018, por la venta de armas a países en donde no se respetan los derechos humanos usando su famosa foto en el Falcon presidencial.

Atentado contra Greenpeace en 1985

El 10 de julio de 1985 los servicios secretos de Francia pusieron dos minas en el Rainbow Warrior, anclado en Auckland (Nueva Zelanda). Una primera para forzar su evacuación y una segunda para hundirlo. Pero la operación no salió como esperaban. En el atentado falleció Fernando Pereira, fotógrafo y activista de la organización. Greenpeace presionaba  para acabar con las pruebas nucleares francesas en el atolón de Mururoa, donde entre 1966 y 1996 llevaron a cabo un total de 193 pruebas nucleares.

50 años del primer viaje

El 15 de septiembre de 1971, hace 50 años, una pequeña protesta de un grupo de ecologistas y pacifistas en un barco canadiense llamado Phyllis Cormack  dio un impulso definitivo al movimiento ecologista con el nacimiento de Greenpeace.

Partieron desde Vancouver hacia la isla de Amchitka en Alaska, donde estaban decididos a evitar una prueba nuclear de los EEUU. La idea era navegar en el barco con bandera canadiense en aguas internacionales para que los americanos no lo abordaran sin cometer un acto de piratería. Cambiaron el nombre del barco y lo rebautizaron como Greenpeace.

1982 Pintando focas

Para evitar que se cacen las focas los activistas de Greenpeace marcaban con pintura su piel. De esta manera carecía de valor al no poder venderse para hacer abrigos. Su oposición a la caza de focas no la aplican a los pueblos indígenas del Polo Norte.

Vertidos nucleares a 700 kilómetros España, 1982

La campaña de Greenpeace contra los vertidos nucleares contó con un amplio apoyo entre los pescadores y los habitantes de la costa gallega. En la imagen una multitud recibe al barco Sirius de Greenpeace en el puerto de Vigo tras protestar contra el vertido de residuos nucleares del barco Rijnborg.

Entre 1967 y 1983 en la fosa Atlántica o fosa de Hércules, a unos 700 km de las costas gallegas y de unos 4.000m de profundidad, fueron vertidas 142.000 toneladas de basura nuclear de 8 países europeos. Una bomba de relojería para las generaciones del futuro.

Los activistas se jugaron la vida para evitar que se vertieran barriles al agua interponiéndose con las zodiacs. Esta campaña supuso el lanzamiento de la organización en España.

Putin contra Greenpeace

Los servicios de seguridad rusos descienden desde un helicóptero a la cubierta del Arctic Sunrise y se apoderan del barco a punta de pistola tras el intento de cinco activistas de Greenpeace de escalar la Prirazlomnaya, una plataforma petrolera operada por el gigante energético ruso Gazprom, en el Mar de Pechora. Su detención en cárceles rusas volcó la opinión pública internacional contra el gobierno ruso que se vio obligado a liberar a los 28 activistas y dos periodistas freelance detenidos.

Un concierto en el Ártico, 2016

Un pequeño concierto del pianista Lang Lang en el Oceanogràfic de Valencia inspiró a Greenpeace para llevarse a un pianista y un piano al Ártico para captar la atención internacional y crear un santuario libre de explotación humana en este océano .

El resultado de aquella acción fue un vídeo-concierto de Ludovico Einaudi junto a un glacial en Svalbard (Noruega) que se hizo viral y se ha convertido en una imagen icónica contra el cambio climático.

Escalada en las Torres Kio, 2016

Una de las acciones más espectaculares realizadas por la organización en España fue la escalada a las Torres Kio. Los activistas crearon un sistema a medida para poder subir de manera segura por la fachada. La organización protestaba por el riesgo de que se perdieran las garantías medioambientales europeas en las negociaciones entre Unión Europea y los Estados Unidos, para acordar un Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones, más conocido por las siglas TTIP.

Campaña para Salvar las ballenas 1999

Una zodiac de Greenpeace intenta evitar que un ballenero japonés cargue un espécimen recién arponado en el Pacífico. La campaña para salvar las ballenas es de la más duraderas de la organización que puso el foco en su exterminio y consiguió una moratoria internacional en 1986, pero muchos países como Japón han seguido cazando ballenas aduciendo que lo hacen con fines científicos.

Ocupación de una planta petrolífera, 1995

Activista de Greenpeace ocupan la instalación petrolera Brent Spar de Shell para evitar vertidos en el Mar del Norte. La batalla de los ecologistas contras los combustibles fósiles ha ido evolucionando desde la prevención de los vertidos en el medio ambiente a -según se han acumulado las evidencias científicas- la petición de no extraer más por ser los principales causantes del cambio climático.

Acción en el Cristo Redentor 2006

Activistas de Greenpeace despliegan una pancarta de la famosa estatua del Cristo Redentor en Río de Janeiro para pedir a los gobiernos que protejan la biodiversidad mundial.

Un campamento para salvar la Antártida, 1989

Debajo de la Antártida hay petróleo y para evitar que se explotara las organizaciones ecologistas y científicos de todo el mundo se movilizaron para evitarlo. Greenpeace estableció una base en el continente helado que le diera voz en la administración del continente con el objetivo de que fuera preservado de las reclamaciones nacionales y declarado un bien común de todos los países. En 1991 el Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente, fue firmado en Madrid aseguró la preservación del continente de explotación hasta 2048.

Acción en París durante la COP 21

La presión de organizaciones de la sociedad civil como Greenpeace se traducen en políticas multilaterales como los Acuerdos de París firmados en 2015 y que desde ese día marcan la senda para evitar una catástrofe por el cambio climático. Durante la Cumbre del Clima de París los activistas pintaron un Sol al rededor del Arco del Triunfo.

Un punto negro en la costa, 2014

Después de 24 horas de trabajo, 100 activistas de Greenpeace pintaron un inmenso punto negro de 8.000 metros cuadrados en la fachada frontal del hotel El Algarrobico, cuya construcción fue parada por la justicia. La campaña de Costas de Greenpeace España lleva años denunciado excesos urbanísticos en el litoral español y velando por los pocos espacios naturales libres de ladrillo.