En su camino hacia el mar, la lava del volcán de Cumbre Vieja ha sepultado numerosos invernaderos y plataneras, uno de los pilares fundamentales de la economía de La Palma. Pero lo peor puede estar por llegar, después de que la lava destrozara el fin de semana la tubería que lleva el agua de riego a la zona con más plantaciones de la isla.
La tubería resistió los temblores previos a la erupción y las primeras coladas, pero en la madrugada del sábado estalló. Ahora toda la zona desde La Bombilla hasta El Remo, unas 600 hectáreas que en su mayoría son plataneras, no tiene riego. En esos terrenos se concentra el 25% de la producción platanera de la isla, según la alcaldesa de Los Llanos de Aridane, Noelia García.
"Tenemos que llevar cuanto antes agua hasta esa balsa para asegurar a los agricultores el riego en sus propiedades", ha señalado el consejero de Aguas del Cabildo de La Palma, Carlos Cabrera. El plan pasa por instalar plantas portátiles de desalación de agua que en el mejor de los casos llegarán a la isla esta semana. Pero una vez lleguen, hay que montarlas e instalar conducciones de agua y electricidad para alimentarlas. Y todo con el volcán todavía en erupción y sin ningún atisbo de que el final esté cerca.
La platanera, una planta muy delicada
La zona afectada es conocida en La Palma como el valle de Aridane y es famosa por los cultivos de plátanos. Es un terreno que se ganó al mar en antiguas erupciones en la isla y en el que los únicos cultivos que hay son plátanos. "Es la zona de la isla que mejor clima tiene para las plataneras porque es la más calurosa. Toda la zona esa son plátanos", señala por teléfono María García, técnico de la Asociación de Organizaciones de Productores de Plátanos de Canarias (ASPROCAN) en La Palma.
Si no se riega, la planta no morirá en el momento, pero no va a dar una producción mínima o aceptable"
"La solución tiene que ser rápida", advierte esta experta, "porque el plátano es una planta que necesita muchísima agua". En los meses más calurosos, en verano, cada planta necesita unos 30 litros diarios. Ahora la cantidad es menor, pero aún así son miles y miles de litros los que hacen falta para que no haya una catástrofe platanera.
"Lo primero que hay que tener en cuenta es que la platanera es una planta herbácea, es una hierba gigante, no un árbol leñoso. Y necesita muchísima agua. Un porcentaje elevadísimo de una platanera es agua. Sin agua, como cualquier hierba, se deshidrata y se corre el riesgo de no aguantar en buenas condiciones", añade María García. "Si no se riega, no se morirá en el momento, pero no va a dar una producción mínima o aceptable".
El problema de las cenizas
A la amenaza de varios días sin poder regar las plantaciones hay otros problemas que también preocupan a la industria. Primero, que las cenizas que emite el volcán están dañando cosechas enteras; segundo, que las carreteras cortadas impiden el cuidado de muchas plantaciones.
La ceniza se mete en los recovecos de las piñas de los plátanos y en el momento que se frota, se adentra en la piel y el producto pierde calidad. La solución pasa por usar unos sopladores, pero hay muchas plantaciones a las que las autoridades no dejan acceder por prevención y algunos empresarios aseguran que la maquinaria y el riesgo de que se estropeen hacen que no salga rentable.
Según Asprocan, ya se han dejado de recoger más de un millón de plátanos y el objetivo pasa ahora por salvar la temporada invernal, cuando más demanda hay de plátano y cuando más se paga por kilo.
Las carreteras cortadas, otro rompecabezas
Por otro lado, la lava ha cortado casi toda comunicación posible con la zona de los Remos. Ahora solo se puede acceder por un pequeño camino después de bordear toda la isla y llegar a Los Llanos desde Fuencaliente.
"De toda la vida hay una demanda popular para hacer una carretera que conecte El Remo con Fuencaliente", recuerda María García, de Asprocan. Aunque en línea recta son diez kilómetros, el camino que hay que recorrer entre los dos puntos es infinitamente mayor. El problema con la comunicación es que las plataneras requieren de cuidados diarios.
"No solo es regar. Si no quitas la flor cuando la piña pare, esos plátanos ya no valen porque les entra un hongo y se pierde toda la producción", explica. "Y como los terrenos aquí son chiquitos y en terraza, no podemos meter maquinaria. Eso hace que tengamos plantas en todos los estadíos del ciclo: plantas que recién hayan parido la piña, otras con la piña por desflorillar, otras con las piñas por cortar... La gente tiene que hacer cuidados diarios y ahora mismo no se está pudiendo", añade. Y ahora se une el problema de la tubería.
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