La cumbre del clima, la COP26 de Glasgow, ha sido el evento más importante de 2021 para la salud del planeta. Un acontecimiento sobre el que las generaciones futuras harán balance y dirán si ha estado a la altura. Las lecturas de la cumbre son difíciles porque se cierra con el vaso a medio llenar y eso deja espacio, a partes iguales, para el optimismo y el pesimismo.
Lo que es un hecho objetivo es que a Glasgow los países han ido cargados de intenciones. La ciencia y la sociedad civil pedía ambición y los estados han dejado promesas, unas más ambiciosas y otras menos. Falta ver si las promesas bastan para contener la subida de las temperaturas de la Tierra en 1.5ºC. Pero además de los estados, administraciones regionales y locales, grandes empresas y bancos se han volcado en poner sobre la mesa propuestas y compromisos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero causantes del cambio climático.
Documento final y reacciones
Como en otras ediciones de la conferencia de partes el documento final que suscriben todos los países en una batalla por las palabras y por su dureza e intensidad. Pues no es lo mismo "instar" a los países a reforzar sus objetivos de emisiones para 2030, que “pedir”, que “obligar”.
El acuerdo plantea que los países aumenten su reducción de emisiones de cara a 2030, elaboren planes a cada 5 años a partir del final de esta década y no se supere el 1,5ºC. El texto "insta" a los países a elevar sus metas de reducción de emisiones durante esta misma década, aunque reconoce que los países tienen "responsabilidades comunes pero diferenciadas". Para la directora ejecutiva de Greenpeace Internacional, Jennifer Morgan, el documento final: "Es sumiso, es débil y el objetivo de 1,5ºC apenas está vivo, pero se ha enviado una señal de que la era del carbón está terminando. Y eso es importante".
El texto reconoce que limitar el calentamiento a 1,5ºC requiere de "reducciones rápidas, profundas y sostenidas de emisiones globales de gases de efecto invernadero, incluida una reducción de emisiones de dióxido de carbono del 45 % para 2030 en relación al nivel de 2010". Este reconocimiento se ha visto de manera positiva por organizaciones como WWF. Asimismo WWF valora positivamente que, por primera vez en la historia, en el texto final de una COP se menciona la necesidad de eliminar el carbón y los subsidios a los combustibles fósiles.
Para la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, se trata de "un buen acuerdo que sienta las bases para la nueva etapa hasta 2030". Ribera ha explicado que es “un paso adelante significativo que confirma el compromiso valiente de lograr una reducción de emisiones compatible con los escenarios del IPCC y mantener vivo el objetivo de 1,5ºC, y da los pasos para empezar a desterrar definitivamente el carbón y pone fin a los subsidios a los combustibles fósiles".
Verdes Equo considera insuficiente el pacto climático de Glasgow y llama "a hacer los deberes en casa". En un comunicado han instado a que "el gobierno de España aumente su ambición climática de cara a 2030 y pasar del 23% al 55% como pide la ciencia".
La financiación de la adaptación de los países en desarrollo es uno de los grandes fracasos de esta COP. Los países en vías de desarrollo querían un plan claro para un mecanismo de financiación de pérdidas y daños causados por el cambio climático. Las naciones africanas gastan hasta un 10% del PIB al año en adaptación, mientras que los impactos podrían suponer un golpe del 20% del PIB en las naciones pobres para 2050, según Christian Aid. Desde Oxfam Intermón ven insuficiente los pasos que se han dado, pero valoran que "por primera vez, se ha acordado un objetivo para la financiación de la adaptación. El compromiso de duplicar está por debajo de lo que los países en desarrollo pidieron y necesitan, pero si se cumple, aumentará el apoyo a los países en desarrollo en miles de millones", han valorado en un comunicado.
Acuerdos entre países: Carbón, metano y bosques
Más allá del documento final, la sustancia en la cumbre la ponen las grandes potencias. Los mayores emisores de dióxido de carbono, Estados Unidos y China, acordaron intensificar la cooperación para abordar la crisis climática. Ambas partes se comprometieron a reducir las emisiones de metano, eliminar el consumo de carbón y proteger los bosques. Son acuerdos de trazo grueso con poca concreción, pero este entendimiento entre las dos potencias es una buena noticia por el hecho de producirse. En 2019, con Donald Trump en la presidencia, EE.UU. estaba más fuera de toda diplomacia climática.
Pero ni China ni EEUU suscribieron el acuerdo que firmaron 190 gobiernos nacionales y regionales de todo el mundo para la reducción del carbón. China no tampoco el acuerdo histórico para reducir metano que sí suscribió EE.UU. La reducción de metano ha sido uno de los puntos de mayor consenso en esta cumbre. Un gas de efecto invernadero más contaminante que el CO2, pero que no dura tanto en la atmósfera. Su reducción tiene un impacto más inmediato en la reducción del calentamiento global.
Las grandes masas forestales del planeta han adquirido un gran protagonismo en esta cumbre gracias a un gran acuerdo para su protección, que para las organizaciones ecologistas no es suficiente. Las masas forestales como el Amazonas son necesarias para mantener la temperatura del planeta en condiciones de habitabilidad. La trascendencia de lo que está juego en lo resumió de manera emotiva y clara el conocido divulgador de 95 años, sir David Attenborough en el arranque de la COP26, “la civilización ha sido posible en los últimos 10.000 años porque el clima nos ha permitido hacerlo y la temperatura se ha mantenido estable en este periodo”. El calentamiento global, si no se frena, pone fin a ese periodo.
El futuro que sale de COP
La reducción de emisiones es lo más importante en lo que atañe a retener la subida de la temperatura del planeta en 1,5º, que es lo que el Acuerdo de París fija como deseable. Y el balance que ha realizado el Climate Action Tracker (CTA) -organización que hace seguimiento del impacto de las políticas de todo el mundo sobre el calentamiento global- no es bueno. Los analistas del CTA han recalculado las previsiones de calentamiento medio del planeta teniendo en cuenta los anuncios realizados, hasta el momento, por los estados presentes en la COP26. Con todas las promesas de objetivos, incluidas las realizadas en Glasgow, las emisiones globales de gases de efecto invernadero en 2030 seguirán siendo aproximadamente el doble de lo necesario para el límite de 1,5°C. El mundo se dirige a 2,4°C de calentamiento, si no más, según este análisis. Este informe destaca que las promesas a largo plazo de los países son mejores que sus compromisos a corto plazo, lo que es una contradicción, según sus cálculos no se puede llegar a los compromisos a largo plazo (2050 o 2060) de emisiones cero, si no se cumple una progresión de reducción necesaria en 2030.
Volviendo a ver la parte positiva de lo ocurrido en Glasgow se aprecian detalles novedosos. Según Lauri Myllyvirta, analista de CREA (Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio): "Los compromisos asumidos en la cumbre de Glasgow y en los preparativos de la misma tienen una repercusión directa y sin precedentes en la generación de electricidad a partir del carbón: suponen la cancelación de 90 nuevas centrales de carbón y el compromiso de eliminar 370 centrales existentes que antes no tenían fecha de cierre. Además, el 95% de las centrales de carbón del mundo están ahora cubiertas por objetivos de neutralidad de carbono, objetivos que no pueden cumplirse sin cerrar prácticamente todas las centrales de carbón".
Cuánto carbón se ha reducido
Esta es la capacidad de generación de gigavatios con carbón que se dejarán de emitir gracias Glasgow, según CREA,:
- 370 centrales de carbón más (290 GW) con fecha de cierre
- Es probable que se cancelen 90 nuevos proyectos de centrales de carbón (88 GW)
- Otros 130 nuevos proyectos (165 GW), sobre todo en China e Indonesia, están en duda por no cumplir los nuevos objetivos de cero emisiones de carbono.
- Con la decisión de eliminación prevista en Alemania para 2030 y asumiendo que el Plan de Energía Limpia de Estados Unidos para 2035 supondrá una eliminación del carbón para 2030, el número de centrales de carbón con fecha de eliminación alineada con París aumentaría a 510 (460 GW).
La Declaración de Glasgow sobre Emisión Cero de Vehículos, ratificada por más de cien entidades, entre países, ciudades, regiones y grandes gestores de flotas supone que uno de cada cuatro vehículos nuevos a la venta en el mundo será eléctrico en 2035. Esta es una medida que supondrá un gran impacto en la economía y vidas de los europeos ya que los coches en 2035, dentro de 13 años serán enteramente eléctricos. Si bien este compromiso de Europa fue anunciado en julio se ha ratificado en esta cumbre.
La electrificación de los coches tendrá un impacto muy positivo en la calidad del aire de las ciudades y la salud de los habitantes. En especial en ciudades como Madrid y Barcelona que se mantienen entre las que tienen peor calidad del aire. La salud y el cambio climático ha cobrado especial relevancia durante esta cumbre celebrada en tiempos de pandemia, de hecho la Organización Mundial de Salud ya considera al cambio climático como la mayor amenaza para la salud.
Greta Thunberg ya puede votar
Los jóvenes han vuelto a ser protagonistas de la cumbre del clima, han desplazado de las calles de las cumbres a los movimiento ecologistas. Ellos son ecologistas, pero sobre todo están ahí como ciudadanos preocupados por el impacto del cambio climático en su futuro, un futuro que tendrán que gestionar los de su generación. El 60% entre 16 y 25 aseguran sentirse muy preocupados o extremadamente preocupados por el cambio climático según una macroencuesta realizada por varias universidades y realizada en Reino Unido, Finlandia, Francia, Estados Unidos, Australia, Portugal, Brasil, India, Filipinas y Nigeria.
Liderando el discurso de la juventud en la COP26 estuvo Greta Thunberg que ya es mayor de edad. Y este es un elemento que hay que tener en consideración para el futuro que nos deja la COP. Los políticos no pueden olvidarse del cambio climático, está en la agenda política para siempre y la nueva generación lo incorpora en su voto, ya no sólo harán huelgas los viernes. En Alemania, donde Fridays For Future -el moviento de Thunberg- ha tenido una gran acogida, los verdes son el partido más votado entre los menores de 30 años, con el 34%.
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