El volcán de Cumbre Vieja lleva más de dos días sin expulsar lava, cenizas, piroclastos ni dióxido de azufre. Tampoco se han registrado seísmos ni movimientos del magma bajo la superficie. "Está dormido y lo normal es que duerma ya para siempre", dice esperanzado David Calvo, uno de los cuatro científicos del Instituto Volcanológico de Canarias que visitaron por primera vez el cráter este miércoles.
Sin embargo, este vulcanólogo pide prudencia. "Tenemos que ser conservadores y darnos un margen de diez días antes de declarar el fin de la erupción". Fue el 19 de septiembre cuando se inició la erupción y fue este lunes, 13 de diciembre, cuando se registraron los últimos indicadores de actividad volcánica en la montaña.
"Este lunes, sobre las 17 horas, se inició un intenso episodio con muchas explosiones, proyección de piroclastos y muchísimas bombas. Fue como una traca, la traca final", recuerda Vicente Soler, del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología (IPNA-CSIC). Esa actividad intensa duró un par de horas y desde entonces no hay sismicidad, ni gases, ni emisiones de ningún tipo ni tremor. "El hecho de que no haya tremor quiere decir que no hay emisión de lava y el hecho de que no se registre salida de dióxido de azufre nos indica que no hay lava fresca debajo para salir".
"Han pasado ya dos días sin actividad y además teníamos una tendencia baja desde hace días días. Todas esas variables nos hacen pensar que el volcán se está agotando y que estamos en el principio del fin", añade Vicente Soler.
¿Cómo se apaga un volcán?
Todos estos datos hacen pensar a los expertos que el final está muy cerca. En los próximos días puede haber pequeñas explosiones asociadas a restos magmáticos, lo que puede provocar alguna columna de humo antes de que se apague definitivamente. "También puede haber un repunte del tremor y de la sismicidad sin evidencias visuales antes del fin", añade David Calvo.
Sin embargo, los expertos ponen de relieve que un cese de la actividad no tiene por qué conllevar el fin de la erupción. El propio Cumbre Vieja tuvo dos días sin actividad en su segunda semana de vida, mientras que el volcán de San Juan de 1949 estuvo cinco días parado y después la erupción volvió muy fuerte. Es cierto que ahora hay otros indicadores que invitan a pensar en que se apaga.
"Pero en vulcanología estamos hablando de una Ciencia que estudia el interior de la Tierra, por lo que no se puede asegurar nada al cien por cien. Podemos decir que es altamente improbable que se reactive, pero dejémosle una semana a ver qué pasa", advierte Vicente Soler. "Las erupciones volcánicas tienen un carácter de imprevisibilidad enorme. Hay ciertos indicadores que pueden ser algo fiables a la hora de adelantarse a los acontecimientos, pero nada puede asegurar que la erupción vaya a terminar."
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