A finales de septiembre se ha cerrado el año hidrológico y se confirma que es el segundo peor desde que hay registros. La sequía que todavía afecta a España hace que pensemos en el estado de las reservas de agua subterráneas que hay en nuestro territorio. Ese es el trabajo que ha realizado Greenpeace en su informe SOS Acuíferos, en el que analiza el estado de 804 masas de agua subterráneas que hay en España.

Según el análisis de la organización ecologista el 44% del agua subterránea en España se encuentra en mal estado según los planes de tercer ciclo de las confederaciones hidrográficas, esto son 353 masas de agua subterránea en mal estado. En extensión superficial superan los 140.000 kilómetros cuadrados, lo que supone un impacto que abarca casi el 40 % de la superficie total que ocupan todas las masas de agua subterránea en España.

El mapa elaborado por la organización muestra en que estado está el agua que tenemos bajo nuestros pies. Basta hacer clic en la flecha y geolocaliza nuestra posición y si hay un acuífero y en qué estado está según la leyenda del mapa.

Buen estado
Mal estado
Mal estado con prórroga más allá de 2027
IMPACTOS DESCRIPCIÓN DEL RIESGO DE NO ALCANZAR EL OBJETIVO MEDIOAMBIENTAL
N Contaminación por nutrientes, sobre todo nitratos de abonos y excrementos de animales, por encima del límite legal (50 mg/l) o cerca del límite y con evolución ascendente.
L Descenso del nivel freático (profundidad del acuífero, volumen de agua) debido a extracciones.
C Contaminación química distinta a nutrientes (sobre todo plaguicidas pero también metales, hidrocarburos…) por encima del límite legal o cerca y con evolución ascendente.
E Afección a ecosistemas terrestres dependientes del agua subterránea.
M Contaminación microbiológica.
O Contaminación orgánica.
Q Disminución de la calidad del agua superficial asociada por impacto químico o cuantitativo.
I Alteraciones de la dirección del flujo de agua por intrusión salina.
S Intrusión o contaminación salina.
T Otro tipo de impacto significativo.

Según el informe de la organización la extracción abusiva y la contaminación de las aguas amenazan seriamente el abastecimiento humano, la producción de alimentos y la supervivencia de muchos de los ecosistemas peninsulares, así como los pequeños y medianos productores y productoras que quieren hacer las cosas bien.

En este sentido la organización ha detectado que el 27% de las masas de agua subterránea en España están sobreexplotadas, se extrae más agua de la que es capaz de reponer el ciclo natural; el 30% se encuentran en mal estado químico, o sea que se ha alcanzado un nivel de contaminación por encima de los niveles máximos para la salud humana; y el 14 % se declara en mal estado cuantitativo y químico. La organización pone como ejemplo la desaparición de los Ojos del Guadiana y las Tablas de Daimiel secas.

“La contaminación química, que tema es muy preocupante porque tenemos que tener en cuenta que los acuíferos son los sistemas que no son como los ríos, no funcionan tan rápidamente, dan su respuesta tan rápida, sino que con el tiempo necesitan mucho tiempo para acomodarse incluso estamos hablando de aguas fósiles, aguas que igual llovieron hace más de 10.000 y las estamos extrayendo”, explica Julio Barea, responsable de Agua de la organización.

La agricultura y la ganadería industriales son las principales responsables de la sobreexplotación y del grave estado de contaminación de las aguas subterráneas y superficiales. En el caso de las aguas superficiales, los vertidos de aguas urbanas e industriales mal depuradas también cobran un peso también importante.

“El problema del agua es mucho más que la falta de lluvias. Es un problema de mala gestión y de irresponsabilidad que puede poner en jaque a toda la sociedad. Por eso apelamos a las confederaciones hidrográficas y a la agroindustria como dos pilares claves para que entiendan que no podemos seguir gastando agua sin ningún tipo de control”, ha demandado Eva Saldaña directora ejecutiva de Greenpeace España.