Dice el paleoantropólogo Juan Luis Arsuaga que el planeta no está en peligro con el cambio climático que los que estamos en peligro somos nosotros, que el planeta seguirá en marcha con otras especies. Las Cumbres del Clima se hacen para evitar el cambio climático, pero además de nuestra posible desaparición de la Tierra está en juego la supervivencia de otras muchas especies y biodiversidad.
Este fenómeno que ya está en marcha tiene su propia cumbre, la Conferencia de los Estados Parte del Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB) de las Naciones Unidas ratificada por 196 gobiernos, que se llevará a cabo del 7 al 19 de diciembre en Montreal, Canadá. Es la COP 15 de Montreal.
Nuestro planeta ha experimentado cinco eventos de extinción masiva, el último ocurrió acabó con la existencia de los dinosaurios. Hoy, sin meteorito de por medio, los expertos ahora creen que estamos atravesando la sexta extinción masiva.
El último Informe Planeta Vivo, elaborado por la organización ecologista WWF documenta una disminución del 69 % de las poblaciones estudiadas de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces en el mundo. La biodiversidad en la principal fuente de nuestro sustento alimenticio y económico. Según el cálculo de la OCDE el 50% del PIB mundial depende de la salud y el buen funcionamiento de los ecosistemas.
“Estamos perdiendo biodiversidad a un ritmo alarmante. Hemos perdido la mitad de los corales de aguas cálidas del mundo y cada dos segundos desaparecen bosques del tamaño aproximado de un campo de fútbol. Las poblaciones de vertebrados silvestres han sufrido una disminución de más de dos tercios a nivel mundial en menos de 50 años. Sin embargo, la naturaleza es resistente y, con un acuerdo global robusto que impulse acciones urgentes puede recuperarse”, dice Marco Lambertini, director general de WWF Internacional.
La tesitura en la que se encuentran los países es similar a la del cambio climático, tienen que dar con la forma de mantener su compromiso con la naturaleza afectando lo menos posible al desarrollo de los países. El lenguaje que se emplea es similar a las COP climáticas. Sólo hay que ver las posiciones recopiladas por la organiación Global Strategic Communications Network de los países para ver que estamos en un bucle diplomático.
UE: el nivel de ambición "debe reforzarse" mediante el lenguaje utilizado en la decisión de la COP.
Bolivia: los países desarrollados deben liderar las inversiones post-2020.
Sudáfrica: se necesitan recursos financieros nuevos y adicionales para cualquier nuevo objetivo.
Japón: lidera el rechazo a los llamamientos a los países desarrollados para que aumente el presupuesto.
Brasil: muy preocupado por el tiempo disponible para discutir los marcos de seguimiento.
Ecuador: los países desarrollados deben liderar las inversiones post-2020.
Organizaciones como WWF reclaman que los países acuerden el objetivo de conservar al menos el 30% de la tierra, las aguas continentales y los océanos del planeta para 2030 y que el 70% restante se gestiones de maneras sostenible.
Si bien esta COP es diferente a la del clima no dejan de estar estrechamente ligadas y las soluciones de una son también para la otra, esto es para los habitantes del planeta. “Cuando hablamos de proteger la biodiversidad estamos hablando de la salud del planeta, de nuestra propia supervivencia. Mantener los ciclos vitales, estructura, funciones y procesos tan vitales como la purificación del agua y aire, la polinización natural, la mitigación de los eventos climáticos extremos, la prevención de pandemias, etc.”, explica Mónica Parrilla, responsable de la campaña de bosques de Greenpeace España.
El mayor éxito de esta cumbre pasaría por alcanzar para la biodiversidad un gran acuerdo equivalente al Acuerdo de París para el problema del cambio climático.“Necesitamos un objetivo global para frenar y revertir la pérdida de biodiversidad para 2030. Esto dirigirá objetivos, leyes, políticas y financiamiento en todos niveles y regiones, al igual que el Acuerdo de París ha comenzado a hacer para la acción climática. En siete años, la agenda de "cero neto" es irreconocible y el impulso es evidente. Nosotros necesitamos el mismo impulso para proteger toda la vida en la tierra”, ha declarado recientemente Laurence Tubiana, arquitecta del Acuerdo de París.
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