Los españoles sabemos entre poco y muy poco de los ríos de nuestro país. El sociólogo Ramón J. Soria Breña les ha prestado toda la atención que los demás no han puesto en ellos. Acaba de publicar España no es país para ríos (Alianza), un libro en el recorre una selección de ríos españoles: “Un pretexto para contar de forma literaria los problemas, los olvidos y los fracasos que hay entorno al agua y los ríos en España”, afirma.
Su selección de ríos es de lo más variada, hay grandes, pequeños, históricos y hasta desaparecidos. “En los últimos cincuenta años hemos ido olvidando la importancia que tenían los ríos en nuestra historia y en nuestra cultura, hasta olvidarlo completamente, salvo excepciones”.
El sociólogo se preguntaba por qué sólo nos interesa su agua y usarlos como vertederos, el resto de interés ha desaparecido. “Cuando investigas sobre los ríos descubres que en España hay muchos ríos, en los mapas cartográficos de hace cien años había muchos ríos, lagos y manantiales. Muchos han desaparecido, principalmente, por la revolución agrícola del siglo pasado y porque en los años 30, 40 y 50 se hizo un plan de desecación y se perdieron miles de humedales, tenían muchos mosquitos y en España todavía había malaria. En muchos de esos humedales nacían pequeños ríos peninsulares”, asegura.
Los ríos españoles han sufrido mucho por las modificaciones en su curso y caudal, a través de la construcción de presas, canales y otras infraestructuras, así como por la contaminación y la sobreexplotación de los acuíferos.
“Los ríos cada vez están peor, los sucesivos gobiernos han protegido las cabeceras de los ríos, las partes altas. Que está bien que se protejan, pero hasta ahora no han necesitado protección porque ahí no había nadie, no había terrenos agrícolas, no había ni aldeas, ni pueblos ni ciudades. Esa parte de los ríos todavía sigue siendo salvaje, corre el agua prístina y son lugares maravillosos y poco conocidos. Pero, a partir de la primera ciudad por la que pasa un río, los tramos medios y bajos están todos contaminados”, afirma Soria.
Desde que los ríos pasan por las ciudades la composición química del río se ve alterada, porque “se depuran las aguas y se limpian de lo gordo, pero no de lo invisible”, afirma. Sabemos cuales son los problemas de los ríos pero no damos el paso a solucionarlo. Si se tomaran las medidas necesarias los ríos se recuperarían. Soria pone de ejemplo a la confederación del Duero, donde se está trabajando en la recuperación de meandros perdidos y en retirar presas y azudes que ya no tienen sentido porque ya no se utilizan”, asegura.
Respecto al futuro de los ríos Soria reflexiona sobre el cambio climático y la necesidad de modificaciones en la política agrícola y en la necesidad de modernizar los sistemas de riego que tenemos en España. “Cada vez hay menos agua. Por ejemplo, el Tajo ha perdido en los últimos treinta años casi un 20% de su caudal y seguimos extrayendo el agua como hace veinte años”, asegura.
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