Acostumbrados a tener agua con el simple gesto de abrir el grifo, no es fácil ser conscientes de que cerca de 2.000 millones de personas en el mundo carecen hoy de acceso al más básico de los recursos. Por ello, la ONU instituyó el 22 de marzo como el Día Mundial del Agua: para concienciar sobre su escasez y su uso responsable. En 2015, la Agenda 2030 estableció el acceso universal al agua y el saneamiento como el sexto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Hoy, a menos de una década de que se cumpla el plazo, se trata de una meta que está muy lejos de hacerse realidad. Por ello, el lema del Día Mundial del Agua 2023 es Acelerar el cambio.
Según Naciones Unidas, los gobiernos deberían trabajar cuatro veces más rápido de lo que lo hacen en la actualidad para cumplir con el ODS número 6. Esta urgencia ha puesto el agua en primera línea de la agenda política y marcará los debates y los acuerdos que tendrán lugar durante la 46ª Conferencia del Agua de las Naciones Unidas, que se celebra en Nueva York entre el 22 y el 24 de marzo. Allí se va a presentar la Agenda de Acción del Agua, coincidiendo con el ecuador de la Década para la Acción sobre el Agua y el Saneamiento declarada por la ONU en 2018.
Cambio climático y presión demográfica
Los recursos hídricos no son ajenos al cambio climático. Están, de hecho, entre los más sensibles a las consecuencias del deterioro ecológico. La variabilidad del ciclo del agua, alterado por sequías e inundaciones, dificulta la previsión de la disponibilidad, disminuye su calidad y agrava la escasez allí donde ya se produce. Se estima que para 2030, cerca de la mitad de la población mundial vivirá en áreas sometidas a estrés hídrico. Todo ello en un contexto de crecimiento de los habitantes del globo, que acaba de superar los 8.000 millones de personas y se espera que supere los 10.000 antes de final de siglo. Este crecimiento sostenido supone que en 2050 la demanda de agua habrá aumentado entre un 20 y un 30 por ciento.
Para afrontar los desafíos impuestos por el cambio climático y la presión demográfica, es cada vez más importante una gestión rigurosa e innovadora del agua. El sector ha experimentado grandes avances en los últimos años gracias al liderazgo de compañías como Veolia, referente mundial de la transformación ecológica, que ofrece soluciones de gestión en las actividades de agua, residuos y energía, impulsando el desarrollo sostenible urbano, industrial y agrícola.
Más de siglo y medio de experiencia
En 2022, Agbar se integró en Veolia, aportando su experiencia de más de 155 años en la gestión del agua. Hoy en día, la división española de la multinacional presta servicio de agua potable a más de 13,6 millones de personas de 1.100 municipios de España. Y lo hace apostando por la innovación y la digitalización, para ofrecer una gestión óptima y sostenible de los recursos hídricos en uno de los países de la Unión Europea más afectados por las consecuencias del cambio climático. Se espera que en los próximos años, junto con las lluvias torrenciales e inundaciones, los episodios de sequía sean cada vez más frecuentes y extremos, incluso en las áreas más húmedas del norte de España.
Cada vez somos más conscientes de la gravedad de la situación y de la necesidad de buscar soluciones. Según datos del primer barómetro de la transformación ecológica de Veolia, una encuesta mundial realizada en la segunda mitad de 2022 en 25 países de todo el mundo, el 85% de los españoles cree que la escasez y agotamiento de los recursos es grave e inminente, ocho puntos más que la media mundial, y el 62% considera necesario cambiar drásticamente nuestro estilo de vida (frente al 55% mundial).
Apuesta por la circularidad
Como en tantos sectores clave, la circularidad ofrece un horizonte de posibilidades presentes y futuras para garantizar el suministro de agua. La regeneración de este recurso es una de las estrategias clave en todas las agendas de transformación. Este proceso supone someter el agua depurada a un nuevo tratamiento, para que pueda ser devuelta a ríos y acuíferos, donde comienza de nuevo, en óptimas condiciones, el ciclo de captación, o se puede emplear para nuevos usos, desde el suministro urbano (por ejemplo, para el riego de jardines y parques o la limpieza de calles) a la industria pasando, por supuesto, por la agricultura (riego de campos).
Se estima que en 2030 cerca de la mitad de la población mundial vivirá en áreas sometidas a estrés hídrico
La regeneración y reutilización de aguas residuales representa uno de los pilares de la estrategia de gestión responsable de Veolia, que tiene en cuenta todo el ciclo del agua y todas las posibles soluciones en función de cada territorio. El grupo cuenta con el conocimiento, la tecnología y la capacidad de gestión para poner en marcha las infraestructuras necesarias para ello.
Pero la innovación requiere de inversiones coordinadas y consistentes en infraestructuras que además de ser sostenibles refuercen la resiliencia del suministro ante situaciones extraordinarias, y una planificación hidrológica a largo plazo con las instituciones públicas. La gobernanza representa, pues, un aspecto clave del proceso de optimización de los recursos hídricos.
De depuradoras a 'ecofactorías'
Las ecofactorías de Veolia son el modelo que representa la capacidad técnica de la compañía para responder de la mejor manera al cambio de paradigma en el aprovechamiento de los recursos y la gestión de los residuos. Las antiguas depuradoras son ahora plantas de gestión integral del agua basadas en la circularidad y la digitalización, capaces de regenerar el agua, pero también de valorizar los residuos y de producir energía para el autoabastecimiento de la instalación.
La apuesta por la circularidad a través de la regeneración del agua tiene un triple beneficio: garantiza la estabilidad del suministro sin depender exclusivamente de las condiciones meteorológicas o medioambientales; reduce la presión sobre las fuentes naturales de agua, como ríos y acuíferos, favoreciendo la regeneración de los ecosistemas; y consolida un sistema de abastecimiento de proximidad, accesible y sostenible.
Un gran proyecto para Barcelona
Son numerosos los proyectos de Veolia que ilustran el compromiso de la compañía con la eficiencia y la sostenibilidad. En una zona tan tensionada por la demanda y la escasez como el área metropolitana de Barcelona, Aigües de Barcelona impulsa la regeneración del agua y el aprovechamiento sostenible de recursos locales con una gran iniciativa que transformará dos de sus grandes depuradoras, las del Baix Llobregat y el Besòs.
Con una inversión de unos 1.500 millones de euros que contará con fondos Next Generation, se integrará en las instalaciones tecnología de vanguardia para regenerar, reinyectar y captar agua, optimizar el aprovechamiento de aguas subterráneas e incrementar la capacidad de incorporación de agua del mar con dos nuevas estaciones de desalinización. El proyecto hará de Barcelona un modelo de referencia mundial en resiliencia y adaptación a la emergencia climática.
Garantizar la agricultura y el turismo
Otra zona donde la presión en el acceso a los recursos es manifiesta es Murcia. Allí, la depuradora de aguas residuales Cabezo Beaza de Cartagena cuenta con un sistema de reutilización de agua para uso agrícola que ya es determinante para regar una de las principales zonas agrícolas de España. Los 7.319 m3 que esta instalación, gestionada por Hidrogea, trata cada día permiten abastecer a 4.300 hectáreas de cultivo. Eso favorece la producción anual de más de 412.000 toneladas de hortalizas, incluso en situaciones de sequía severa.
Por otro lado, las características del territorio en Canarias, donde además no existen ríos, determinan que el archipiélago padezca un déficit hídrico cercano al 35%. El reto es mayor si se tiene en cuenta que las islas reciben cerca de 12 millones de visitantes cada año. Canaragua suministra agua regenerada procedente de la reutilización de la depuradora de Las Burras, en el sur de la isla de Gran Canaria, a tres campos de golf que ocupan una superficie de dos kilómetros cuadrados. En 2022, consumieron 1.700.000 de m3 de agua regenerada. Canaragua opera diez estaciones depuradoras que consiguen producir más de 4.000.000 de m3 de agua regenerada al año para este y otros usos, como el riego de zonas verdes municipales.
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