El mapa de riesgo de incendio en España en Semana Santa

En 2022 España vivió su peor año de incendios con 310.000 hectáreas quemadas. El 2023 empezó mejor pese a arrastrar la sequía del año pasado, pero la subida de las temperaturas con la llegada de una primavera casi veraniega ha disparado los incendios. El mapa de la AEMET que se puede consultar a diario se tiñe de rojo cada vez que sube las temperaturas. 

Esto es lo que pasarán los próximos días de fiesta, de jueves a lunes la temperatura sube y con ella el riesgo de incendio. Unos mapas de riesgo revelan la nueva realidad del fuego en España. La mayor longitud del verano, certificada por la AEMET, causada por el calentamiento global obliga a repensar las políticas contra incendio que las comunidades autónomas tienen transferidas.

La subida de las temperaturas derivada del cambio climático se debe adaptar al mapa de especificidades de distintas regiones de España en cuanto a su relación con el fuego. El territorio nacional se divide en distintas partes en función de sus realidades, tenemos la región noroeste, la cuenca mediterránea, la zona interior y las islas. Cada una de ellas tiene características propias”, explica Mónica Parrilla, responsable de Bosques de Greenpeace España.

El norte peninsular se caracteriza por ser un lugar donde el fuego está muy presente en la gestión del territorio. “Regiones como Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, León y Zamora, por el uso cultural del fuego muy importante”, explica Parrilla. En estas regiones es fundamental el control de las quemas agrícolas ya que las no controladas, las realizadas sin permiso de las autoridades tienen más posibilidades de acabar en incendio.

“Normalmente hay un registro real de cuándo y cómo se va a hacer una quema autorizada, quién es el responsable y los sistemas de emergencia están pendientes de ellas a través de la columna de humo. Las autoridades advierten cuando no se pueden hacer quemas si las condiciones meteorológicas son adversas y no son nada favorables”, explica José Ramón González Pan, del Colegio de Ingenieros Técnicos Forestales. “Las zonas de riesgo en España más significativas las tienes en la cornisa cantábrica porque tiene mucho que ver con las quemas agrícolas y ganaderas, se hacen con bastante intensidad”, añade.

En este sentido los fuegos que sorprendieron la semana pasada en Asturias se produjeron con rachas de viento seco proveniente del interior, no de vientos húmedos provenientes del mar lo que eleva el riesgo en las quemas que no estaban autorizadas. Además como señala Mónica Parrilla se producen a finales de un mes de marzo que no tiene nada que ver con los de hace 30 o 40 años por culpa del cambio climático.

En la costa mediterránea y en parte del litoral andaluz el principal riesgo del fuego es su propagación en zonas urbanas, también en la zona norte de Madrid. “Zonas donde confluyen ahora urbanizaciones que están inmersas dentro de un espacio forestal que uno lo percibe como un lugar muy idílico, pero porque se están en elevadísimo riesgo de incendio”, afirma Lourdes Hernández, coordinadora de lucha contra incendios en WWF España. 

“Nuestra superficie forestal es muy elevada, tenemos muchísima superficie forestal y ahora mismo no hay inversión, ni interés. Estamos viviendo de espaldas al monte, de espaldas al medio rural. Como no hay capacidad para abordar todo el territorio, entendemos que hay que priorizar en esas zonas que las comunidades autónomas identifican como zonas de alto riesgo”, asegura Hernández.

Un aspecto que José Ramón González Pan no considera tan vital dado que “hay zonas que tienen un riesgo y se ve perfectamente en la estadística, no hace falta que se tipifique, sino que en la misma estadística tienes comarcas muy definidas donde la frecuencia de incendios y la virulencia es más marcada. Muchas comunidades autónomas en zonas de alto riesgo ponen equipos de refuerzo”, afirma.