El pasado jueves el velero 'Mustique' navegaba por aguas de Tarifa en dirección a Gibraltar cuando, entrada ya la madrugada, un grupo de orcas lo alcanzó y embistió contra el barco. Con los golpes rompieron el timón y causaron una grieta en la popa por la que comenzó a entrar agua, que se acumuló en el interior de la embarcación hasta alcanzar los quince centímetros. Por suerte, los cuatro tripulantes pudieron ser rescatados sin problema por Salvamento Marítimo, que se desplazó hasta el lugar con un buque y un helicóptero y pudo también remolcar al velero hasta instalaciones portuarias.
El caso no fue, ni mucho menos, un hecho aislado. "Desde 2020 llevamos viendo que las orcas de esa zona tienen un comportamiento extraño. Se acercan a los barcos y los tocan físicamente, en ocasiones causándoles roturas, daños y averías", explica Alfredo López, biólogo del Cemma y miembro del Grupo de Trabajo Orca Atlántica (GTOA), que detalla que los animales han hundido ya tres embarcaciones. Las responsables son las orcas ibéricas, una especie en "peligro crítico" de extinción que consta sólo de 35 ejemplares.
Según los datos recabados por el GTOA, desde 2020 se han registrado 744 encuentros entre orcas y barcos desde la costa norte de África a la Bretaña francesa. De todos ellos 239 fueron avistamientos desde lejos, y 505 fueron interacciones directas, donde las orcas respondieron ante la presencia de los barcos. "Desde luego no son ataques. En algunos casos son interacciones sin contacto físico; en otros son interacciones con contacto físico pero sin daños; y en otros casos esos contactos físicos causan daños que llegan a ser graves", detalla López.
Desde GTOA estiman que entre 2020 y 2022 las orcas tocaron uno de cada cien barcos que navegaron por esa zona, y averiaron de modo grave el 20% de ellos. La frecuencia de estas interacciones, según su investigación, aumentó especialmente entre 2020 y 2021, pero en 2022 no se apreció un incremento significativo porque "van cambiando a lo largo de las épocas y de las áreas".
"Registramos información de todas las interacciones entre barcos y orcas a lo largo del mundo, y encontramos casos parecidos. Pero siempre estaban muy mal descritos y parecían algo puntual o circunstancial. Nunca ha ocurrido algo como lo que estamos viendo aquí de manera tan reiterada. Es un caso único", relata López.
Desde su organización recomiendan evitar navegar durante la noche y aproximarse a la costa, en la medida de lo posible, para evitar estos encuentros. Pero, por si acaso, han impulsado una página web (https://www.orcaiberica.org/) y una aplicación móvil donde los navegantes pueden chequear todos los datos que se han recopilado sobre las interacciones entre orcas y barcos. Y además pueden consultar cuáles son los "puntos calientes" donde es más probable encontrárselas.
Dos hipótesis
López detalla que las orcas, cuando detectan los barcos, primero compiten contra ellos como si de una carrera de velocidad se tratase. Después se acercan más y empiezan a tocar las embarcaciones y a mover el timón con la cabeza, dándole golpes que hacen que los navíos cambien de dirección y provocan averías. Sin embargo, los investigadores aseguran que no detectan que lo hagan con "actitudes agresivas" ni con afán de hundir la embarcación.
Por ahora, eso sí, desconocen a qué se debe este comportamiento. Pero manejan dos hipótesis. La primera es que se trate de una conducta autoinducida, que se han inventado los propios animales y ahora están repitiendo. Una opción que les cuadraba en un principio porque observaron que era más común en ejemplares juveniles, pero que prácticamente descartaron al ver que algunos ejemplares adultos también la realizaban.
La segunda es que las orcas hayan tenido alguna "situación traumática" en el pasado relacionada con alguna embarcación, que les haya provocado aversión hacia ellas. De tal manera que ahora cuando ven algún barco tratan de detenerlo para evitar que tenga de nuevo un comportamiento similar que pueda perjudicarlas.
"La orcas son depredadores pero para nada muestran agresividad con humanos u otro tipo de cosas que no sea su comida", asegura López. Y añade: "Incluso si algún tripulante cayera al mar no pasaría nada. Las orcas pasarían de él o se quedarían mirándole. De momento no se ha dado ese caso, pero ha habido submarinistas, fotógrafos y surfistas que han estado muy cerca de ellas y nunca ha habido un mínimo problema".
Pero eso no impide que los marineros se queden impresionados al verlas llegar. "La mayoría pasan miedo, sobre todo porque no saben nada sobre las orcas. Les viene a la cabeza las películas como Tiburón, y piensan que se les viene encima lo peor. Pero es desconocimiento. Luego hay otros marineros que ya se encontraron orcas en otras partes del mundo y tienen una visión más natural o normalizada de ellas, incluso aunque les estén golpeando el barco", concluye el biólogo.
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