La escasez de agua es una de las principales amenazas a las que se enfrentan los gobiernos hoy en día. En la región de Madrid, los nuevos patrones climáticos también están afectando a las reservas hídricas. En los últimos treinta años, las aportaciones de agua a recibidas por los embalses madrileños se han reducido hasta en un 20 %. Un escenario que, lejos de mejorar, apunta a empeorar en el futuro.

En la Comunidad de Madrid, Canal de Isabel II, la empresa encargada de la gestión del ciclo del agua desde hace más de 170 años, ha diseñado un plan que, dado que todo apunta a que los recursos existentes no van a aumentar, persigue mejorar y optimizar la manera de gestionarlos, haciendo frente tanto al cambio climático como al imparable desarrollo poblacional. 

La región ha crecido un 14% en los últimos diecisiete años, llegando a 6,53 millones de habitantes en 2022. Sin embargo, el consumo del agua en Madrid ha bajado un 19 % en el mismo periodo. Canal de Isabel II apunta distintos factores para explicar esta paradoja. 

Evolución agua derivada y población abastecida 2005-2022 (% respecto a 2005) / Canal de Isabel II

Por un lado, el impulso del empleo de agua regenerada ha sido notable. Ya el año pasado, Canal de Isabel II batió su récord de producción de agua regenerada para reutilización. Por otro lado, también ha operado la eficiencia de la red de distribución y el mayor grado de automatización de los sistemas, estrategias que se han implementado durante los últimos años para afrontar el desafío de la gestión del agua en la Comunidad de Madrid.

Asimismo, la empresa pública también destaca la sensibilización de los madrileños, que cada vez son más conscientes de la importancia de un consumo eficiente.

La reducción de las pérdidas

Actualmente, la región de Madrid fija sus niveles de pérdidas del agua no controlada muy por debajo de la media española y europea. Este concepto abarca las pérdidas de la red (por fugas, roturas y averías), el fraude de agua y el subcontaje de los contadores. 

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2020 las pérdidas aparentes en la Comunidad de Madrid eran un 15 % inferiores a la media nacional y las pérdidas reales, un 76 % menores

Roturas en tubería por kilómetro de red / Canal de Isabel II

Asimismo, en los últimos 17 años, las roturas en tubería de la región se han reducido un 54 % gracias a la política de renovación y mejora de la red de distribución. Además, actualmente está en marcha la primera fase del Plan RED para la renovación de 1.200 kilómetros de tuberías de abastecimiento de agua en 163 municipios de la región. Este plan, que tiene como objetivo garantizar la calidad y el suministro de agua en la región e incrementar la eficiencia de la red de distribución, contempla la renovación de 3.000 kilómetros de conducciones hasta 2030.

La regeneración de aguas residuales

Con el fin de optimizar los recursos hídricos disponibles, el agua residual procedente de viviendas y actividades urbanas e industriales se transporta a las estaciones depuradoras. Tras procesos de saneamiento, estas aguas son devueltas a los ríos o arroyos en condiciones óptimas para el medio ambiente.

Canal batió en 2022 su récord de producción de agua regenerada para reutilización con 17 millones de metros cúbicos

Asimismo, en algunas de las instalaciones de Canal de Isabel II, el agua residual pasa por un tratamiento adicional, llamado tratamiento terciario. Este permite adecuar la calidad del agua depurada para que pueda emplearse en usos no relacionados con el consumo humano. Por ejemplo, el baldeo de calles, el riego de parques públicos o campos de golf, e incluso, para usos industriales.

En 2022, la Comunidad de Madrid batió su récord de producción de agua regenerada para reutilización con 17 millones de metros cúbicos. El agua reutilizada consumida en 2022 equivale al 3,45 % del consumo total de agua potable en la región.

Distribución de usos del agua destinada a reutilización en 2022 (Total: 17,05 hm3) / Canal de Isabel II

Esta es la senda para hacer frente a un contexto climático en el que la disponibilidad del agua y la gestión de su ciclo urbano se han convertido en factores claves de una ecuación medioambiental que hay que resolver.