El 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, que este año está centrado en "las soluciones a la contaminación por plásticos". Según los últimos datos de la ONU, cada año se producen a nivel mundial más de 400 millones de toneladas de plástico, de las cuales la mitad tiene una vida útil de un solo uso. Y lo más importante: se estima que menos del 10% del total se recicla, y que entre 19 y 23 millones de toneladas acaban en mares, ríos y lagos, afectando a la vida de más de 800 especies animales.
Ante las consecuencias del cambio climático, todo apunta a que las decisiones que se tomen ahora ponen en juego el futuro de todos. Y precisamente por ello el Día Mundial del Medio Ambiente es la oportunidad perfecta para reflexionar sobre lo que estamos haciendo y sobre lo que aún queda por hacer. Y es que, aunque la concienciación social no deja de aumentar, aún hace falta impulsar más medidas ambientales transformadoras.
Ahí es donde entran en juego empresas como Veolia, que ofrecen soluciones para gestionar el agua, los residuos y la energía de manera sostenible. En concreto, a través de su hub Agbar, la compañía presta servicio a 13 millones de españoles de más de 1.200 municipios. Y han desarrollado una serie de innovadoras soluciones, basadas en la propia naturaleza, para preservar los recursos naturales en un contexto en el que es más necesario que nunca.
Humedales y lagunas artificiales
De esta manera han conseguido crear ecosistemas, repartidos en distintas ciudades de España, que preservan la biodiversidad y contribuyen a paliar los efectos del cambio climático. Uno de ellos se ubica en Rojales, un municipio alicantino de poco más de 16.000 habitantes donde construyeron una zona húmeda artificial que se nutre de agua regenerada y que evita que se produzcan vertidos cuando llegan lluvias torrenciales como las que afectaron hace poco al sureste español.
Para hacerlo contaron con la colaboración del Ayuntamiento de la localidad, junto a quien construyeron lagunas artificiales naturalizadas en el parque de El Recorral. Allí se instalaron cajas nido para aves y murciélagos, con el objetivo de aumentar el número de insectívoros que "ayuden a controlar plagas, particularmente de procesionaria y mosquitos". De esta manera se evita utilizar pesticidas y se dota al espacio de las características necesarias para que se autorregule, preservando la fauna y la flora y contribuyendo a la conservación de la biodiversidad.
En Sant Joan les Fonts (Girona), Agbar ha llevado a cabo otro proyecto similar, en este caso para restaurar los humedales artificiales que forman parte de la depuradora de Begudà y favorecen la biodiversidad del parque natural de la Garrotxa. Un trabajo para el que han contado con la ayuda del consejo comarcal y del propio Ayuntamiento.
Allí realizaron una transformación completa. Se retiraron los sedimentos en las tres balsas interconectadas; se redujo la vegetación ruderal (aquella que se desarrolla en lugares muy desfavorables); se eliminaron especies invasoras; se potenció e incorporó vegetación autóctona en la ribera y también acuática; se instalaron refugios para murciélagos, anfibios y polinizadores y se restauró una zona sin vegetación para transformarla en un prado de flores silvestres.
Hacia una economía circular
Otra de las prioridades del trabajo del grupo es la economía circular. Es decir, transformar los recursos para que tengan otras vidas. Uno de los mejores ejemplos es la transformación de antiguas depuradoras en nuevas ecofactorías, que regeneran el agua para usos agrícolas o para la limpieza de calles, que valorizan los residuos para emplearlos como abono para la agricultura, y que producen energía renovable.
Por otro lado, en lo que se refiere a su actividad de residuos, desde Veolia explican que existe una gama de servicios para la gestión de todo tipo de residuos (sólidos, líquidos, peligrosos, etc), que tiene como objetivo final impulsar la descarbonización y reducir la huella ambiental.
En el caso de los residuos plásticos en concreto, el grupo cuenta con dos plantas de reciclaje en España. La primera, ubicada en Alcalá de Guadaira (Sevilla), está destinada al reciclaje de plásticos industriales, posconsumo y agrícolas, y trata unas 120.000 toneladas de residuos al año. La segunda planta está en Torremejía (Badajoz), y está especializada en el reciclaje del plástico PET (uno de los más utilizados, especialmente en la industria alimentaria). De las más de 60.000 toneladas que se gestionan allí al año, 30.000 son de PET reciclado con calidad alimentaria para botellas.
En una época de incógnitas e incertidumbres, iniciativas como estas contribuyen al desarrollo sostenible de las ciudades e industrias, proponiendo múltiples soluciones para gestionar el agua, los residuos y la energía de la mejor manera posible. Unos recursos muy valiosos que, después de estar décadas malgastando y tratando desde la ignorancia, hemos comprendido que debemos cuidar y proteger.
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