Esta semana gran parte de España vivirá, de nuevo, episodios de altas temperaturas que estarán incluso por encima de lo habitual en estas fechas. Y aunque desde Aemet no saben aún si será suficiente para decretar otra ola de calor, prevén que en zonas del este, sur y centro de la península, así como en Baleares, se superen los 40 grados, e incluso alertan de que no es descartable que se batan algunos récords de temperatura. Una situación que ha provocado que la mayor parte del país pase a estar en riesgo extremo por incendios.

Hace apenas unos días Carlo Buontempo, director del Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S), explicaba en conversación con El Independiente que este año el riesgo de incendios en España no parecía "mucho más alto de lo normal" a principios de verano. Esto se debía a que la primavera tan seca que habíamos tenido había reducido la cantidad de biomasa (es decir, de la vegetación que puede servir como combustible para el fuego). Y las lluvias de mayo y junio provocaron que la que había estuviera menos seca. "No catalogaría el riesgo en España como extremo, que es lo que ha sucedido en los últimos años. Pero esto puede cambiar", alertaba Buontempo.

Riesgo de incendios en España

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FUENTE: AEMET

Y ha cambiando. Por lo menos de cara a los próximos días. Esta semana casi toda la península está marcada en rojo por el riesgo de incendios (aunque el viernes y el sábado da un pequeño respiro antes de volver a subir el domingo). Una situación a la que han contribuido de manera definitoria las olas de calor que se han concatenado en España en las últimas semanas, que han hecho que el efecto positivo que tuvieron las lluvias se disipe.

"Cuando hay olas de calor se produce una pérdida de humedad en la vegetación. Y con temperaturas más altas la humedad relativa es más baja, y la posibilidad de ignición de un fuego es mayor. Todo esto hace que la materia se seque, y evidentemente la vegetación seca arde mucho mejor. Así que cuando se produce un incendio se propaga mucho más rápido", afirma Rubén Del Campo, portavoz de Aemet.

Pero aunque el riesgo haya aumentado estos últimos días, todavía estamos lejos de un verano como el del año pasado. Y es que en 2022, según datos de la Aemet, se registraron 41 días de ola de calor. Es decir, que estuvimos casi la mitad del verano en alerta por altas temperaturas (el anterior récord era del verano de 2015, con 29 días).

Este año la situación parece distinta. Aemet anunció hace unos días que la primera ola de calor del verano, que se registró a finales de junio, no había cumplido finalmente con los requisitos para ser catalogada como tal. Así que, suponiendo que finalmente esta semana sí se cumplan, acabaríamos julio habiendo registrado, como mucho, siete días de ola de calor (cuatro la semana pasada y tres en esta). Sólo un mes de agosto completo en alerta por altas temperaturas podría hacer que nos acercáramos a los datos de 2022. Pero no parece, al menos por el momento, que vaya a ser así.

Incendios cada vez más peligrosos

El último informe de WWF detalla que entre 2013 y 2022 el número de incendios en España disminuyó un 39 % respecto a la década anterior, y la media de la superficie afectada se redujo en un 21 %. Pero a la vez alerta de que las consecuencias fueron peores. Y es que en el mismo periodo la proporción de grandes incendios forestales -llamados GIF, son aquellos en los que arden 500 hectáreas o más- se incrementó en más de un 21% sobre el total de siniestros.

Estos megaincendios son extremadamente peligrosos porque, si no se sofocan en un primer momento, se vuelven casi imposibles de controlar incluso aunque se destinen todos los medios posibles. Y se convierten, advierten desde WWF, en un peligro para las vidas humanas. Aunque apenas suponen el 0,22 % del total en España, son responsables de dañar cerca del 40% de la superficie total afectada. De media, en la ultima década se produjeron en nuestro país 21 GIF. En 2022 esa cifra ascendió a 61.

Según el EFFIS (Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales), en ocho de esos 61 GIF ardieron más de 10.000 hectáreas. La provincia más afectada fue Zamora, donde se abrasaron 64.000 hectáreas en tan solo dos incendios en la sierra de La Culebra, una superficie que supone el 6% del territorio zamorano. Pero en total, los GIF provocaron en España cuatro fallecidos, noventa heridos, más de treinta mil personas evacuadas de forma preventiva e importantes daños sobre infraestructuras el año pasado.

"Estos hechos descomunales han convertido al año 2022 en uno de los más negros de la historia forestal española: el peor año del siglo y el quinto peor desde que existen registros", se recoge en el estudio de WWF, donde explican que el año pasado ardieron en nuestro país más de 310.000 hectáreas, que suponen el 39 % de la superficie total afectada por incendios en Europa.

Unos datos que, aseguran, fueron provocados en gran parte por el hecho de que el verano de 2022 fue el más caluroso desde que hay registros. Pero recuerdan que hasta en el 95 % de los siniestros está detrás la mano del ser humano, siendo casi el 55 % intencionados, frente al 23 % debidos a negligencias y accidentes y un 12% de siniestros cuya causa es desconocida. De media se producen al año más de 10.000 siniestros en nuestro país. Y el 43% de ellos se producen en la región noroeste de la península.

Perspectivas para el verano de 2023

"El año 2023 ha empezado mal y, a pesar de las lluvias de mayo, es probable que debamos prepararnos para una campaña difícil", advierten desde WWF. "A finales de marzo se produjo en el Alto Mijares (Teruel y Castellón) el primer GIF del año, con cerca de 5.000 hectáreas quemadas. Entre el 26 de marzo y el 2 de abril, una oleada desmesurada de cerca de 200 incendios -13 de ellos GIF- sacudió Asturias, calcinando en total unas 35.000 hectáreas. Y el peligroso incendio de las Hurdes y Gata dejó en mayo cerca de 11.000 hectáreas afectadas por las llamas", añaden.

En el momento de escribir estas líneas sigue activo el incendio forestal declarado en la madrugada del pasado sábado en el municipio de Puntagorda, en la isla de La Palma. Ha afectado ya a unas 3.500 hectáreas y provocó que fuera necesario desalojar a unos 4.000 vecinos, aunque la mayoría de ellos ya han podido regresar a sus casas. En las últimas horas fuentes oficiales han informado de que la situación ha mejorado porque la evolución del fuego sigue dentro de las líneas de control establecidas por los responsables de extinción.