El futuro de los combustibles fósiles. Ese es el principal tema que debe discutirse en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28), que se está celebrando estos días en Dubái. La presión de diversos sectores por prohibirlos es cada vez mayor, pero el gran negocio que suponen para muchas empresas y la enorme dependencia que tienen las sociedades actuales de ellos hacen que el debate se complique.

Al hilo de esto, se espera que durante esas negociaciones se hable mucho de la captura de carbono, e incluso está previsto que los principales países productores de petróleo y gas presenten un plan común para emplear esta tecnología. Se trata de una técnica capaz de extraer carbono del aire para almacenarlo (o atraparlo antes de que llegue a la atmósfera), pero que está muy poco desarrollada. Algunos consideran que es la solución para combatir el calentamiento climático. Otros no son tan optimistas.

Las organizaciones ecologistas pertenecen a este segundo grupo. Y su discurso es unánime. "Consideramos que no es una solución real. Podría ser una especie de complemento, pero la única forma de combatir el cambio climático es reducir las emisiones", explica Sergio Bonati, especialista del programa de clima y energía de WWF. "Los que más interés tienen en esta tecnología son los sectores que trabajan en la producción y el uso de combustibles fósiles, porque consideran que es una vía de escape para poder seguir actuando igual", añade. 

En la misma línea apunta Javier Andaluz Prieto, coordinador de clima y energía en Ecologistas en Acción: "Nosotros lo consideramos una falsa solución. Podemos discutir hasta qué punto podría ser la única solución viable para algunos sectores de la industria, pero la realidad es que todos los experimentos que se han realizado hasta ahora han demostrado que no tiene eficacia. Y si algún día la tuviera, sería muy limitada, pero no sería capaz de compensar las emisiones de gases a gran escala". 

Además, Andaluz apunta que la captura de carbono tiene otros inconvenientes asociados. Según detalla, almacenar dióxido de carbono en el subsuelo también puede ser problemático, porque "no es un emplazamiento seguro" y se puede escapar. Por ello, considera que esta tecnología se está usando con un interés más "propagandístico" que "real", a pesar de que "la ciencia ha sido clara en decir que los combustibles fósiles tienen que desaparecer y que no podemos pensar en esta técnica como una solución a gran escala". 

"Aunque las grandes petroleras y gasísticas parecen apostar por proyectos de captura y almacenamiento de carbono para compensar sus crecientes emisiones, la historia de estas tecnologías ha sido siempre una historia de expectativas incumplidas y dificultades técnicas. La mejor manera de reducir las emisiones sigue siendo reducir progresivamente el desarrollo y la quema de combustibles fósiles", aseguran desde la ONG alemana Urgewald.

Desde WWF detallan que actualmente hay unos 40 casos comerciales a nivel mundial de captura y almacenamiento de carbono, principalmente en EE.UU, que junto a Reino Unido es uno de los países que mayor inversión prevé de esta tecnología en los próximos años.

Impacto económico

Otro punto importante a la hora de analizar la captura de carbono es el precio de poner en marcha esta técnica, que es carísima. Precisamente este lunes la Universidad de Oxford (Reino Unido) publicó un informe donde analizaba cuánto nos costaría implementar esta tecnología a nivel mundial para que fuese efectiva contra el cambio climático. Según informaron, habría que invertir 30 billones de dólares más que si apostamos por una vía basada en las energías renovables, la eficiencia energética y la electrificación. Así que depender de la captura de carbono sería, para ellos, "enormemente perjudicial desde el punto de vista económico".

"Estas tecnologías generan muchas dudas sobre su rentabilidad económica. Por eso entre el sector privado y los posibles inversores no están demasiado motivados. No hay un mercado luego para utilizar el carbono que se atrapa, y no se está desarrollando nada para favorecer la inversión. Así que no hay mucho interés", resume Bonati.

Desde SMC España recuerdan que hace solo unos días Fatih Birol, director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía, calificó de "fantasía" los amplios desarrollos de la captura de carbono. También que el think tank InfluenceMap acaba de publicar un estudio según el cual la promoción de la captura de carbono no se ajusta mayoritariamente a las vías recomendadas por el IPCC. Y que la semana pasada el Centro de Derecho Ambiental Internacional publicó un informe, según el cual casi todos los proyectos de captura y almacenamiento de carbono en alta mar realizados en el mundo han experimentado problemas inesperados o han fracasado rotundamente.

Kamala Harris, interviene durante la cumbre de Dubái. | EFE/EPA/MARTIN DIVISEK

El debate en la COP28

Para las organizaciones ecologistas no tiene mucho sentido elevar el debate de si la captura de carbono puede ser una solución a gran escala para combatir el cambio climático a una reunión de la talla de la COP28. Y lo argumentan explicando que la lucha contra el cambio climático es una "urgencia". Así que no hay tiempo que perder en una tecnología que a día de hoy, consideran, no ha demostrado capacidad suficiente para ser considerada en cuenta.

No obstante, estarán muy pendientes de qué acaban decidiendo los países sobre la captura de carbono en esta cumbre. Lo explica Bonati: "Nos puede preocupar dependiendo del enfoque que le den. Que se utilice como una tecnología de apoyo no es negativo. Pero corremos el riesgo de depender de ella y no acabar cumpliendo con los objetivos climáticos".

"En general la mayoría de países y gran parte del sector económico está de acuerdo con nuestra visión. Y también la UE. En algunas ocasiones es cierto que el sector ecologista es prácticamente un nicho, y vamos en otra de los planteamientos generales. Pero en este caso mucha gente está de acuerdo en que la captura de carbono no es la salvación", concluye el experto de WWF.