El agua es fuente de vida y prosperidad, e históricamente hay más cooperación que conflicto en torno a este recurso. Por eso este año la ONU celebra el Día Mundial del Agua, el 22 de marzo, con el lema “agua para la paz”. Pasada la primera mitad de la Década para la Acción sobre el Agua y el Saneamiento declarada en 2018, y acercándonos a la fecha límite con la que se quiere garantizar su acceso universal en 2030, el número 6 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030, el esfuerzo se centra en fomentar aún más las alianzas y la cooperación para hacer frente a los desafíos en la gestión del agua. Un aspecto que, según la ONU, generará un efecto en cascada positivo que promueve armonía, genera prosperidad y fomenta la resiliencia frente a los desafíos comunes.

Cómo afecta el cambio climático a los recursos hídricos

La ONU advirtió el año pasado que la falta de agua "se está convirtiendo en un mal endémico" que conduce al estrés hídrico a unos 3.500 millones de personas al menos un mes al año. El crecimiento de la población mundial empeorará la situación y se prevé que la demanda de agua se incremente en hasta un 30% más en 2050. Esto, además, se ve afectado por los efectos del cambio climático. Episodios meteorológicos extremos, como lluvias torrenciales y sequías, son más frecuentes y afectan a la disponibilidad de los recursos hídricos y a su calidad. Para 2030, se estima que cerca de la mitad de la población mundial vivirá en áreas sometidas a estrés hídrico. Y España no será una excepción.

Los impactos del cambio climático precisan que se redistribuyan y amplíen las fuentes de aprovisionamiento de agua para asegurar su suministro de forma continua, sostenible y resiliente

La Agencia Europea de Medio Ambiente prevé que los impactos del cambio climático en el agua aumenten. España ya los sufre. En Cataluña su escasez ha obligado a decretar la emergencia por sequía para 6 millones de personas. Tal contexto requiere cambiar hacia un paradigma que redistribuya y amplíe las fuentes de aprovisionamiento para asegurar su suministro de forma continua, sostenible y resiliente. Un modelo que lideran grupos como Veolia, referente mundial de la transformación ecológica; y Agbar, parte del grupo y hub de conocimiento del agua en regiones como la propia Cataluña, entre otras. Así, la compañía ofrece en España servicios de gestión integral del ciclo del agua para 13 millones de personas, en más de 1.100 municipios.

Impulsando la circularidad del agua mediante la innovación y su gestión integral

A través de la innovación, la digitalización, y el impulso de las alianzas, Agbar potencia la reutilización y circularidad del agua. Sus proyectos de referencia combinan el conocimiento profesional y las soluciones tecnológicas de vanguardia, como la inteligencia artificial, el big data, o el machine learning, para el desarrollo de la economía circular. Una de sus principales iniciativas en la que la compañía aplica estos elementos es la regeneración y posterior reutilización del agua con el objetivo de mitigar la dependencia que la mayoría de las fuentes hídricas tienen del agua de lluvia en un contexto de creciente escasez y de aumento de demanda.

El proceso de regeneración del agua residual permite destinarla, tras un tratamiento avanzado, a nuevos usos. Estos pueden ser agrícolas, mediante la irrigación de campos; y urbanos, a través del riego de zonas verdes o de la limpieza de calles; o también industriales. Además, este agua también puede retornar en condiciones óptimas a ríos y acuíferos, donde inicia de nuevo el ciclo de captación. Tal modelo no solo permite reducir la presión sobre los recursos hídricos de forma alternativa y complementaria a la desalación o a la captación de aguas subterráneas, por ejemplo; sino que es la opción más sostenible, ya que tiene la menor huella hídrica y se considera un agua de proximidad. En suma, es un sistema que preserva los ecosistemas y la biodiversidad, y que contribuye a la sostenibilidad del ciclo integral del agua mientras avanza en la transformación ecológica.

El agua regenerada en la ecofactoría del Baix Llobregat alivia la sequía en Barcelona, suministrando un 25% de los recursos hídricos del área metropolitana. | G.V.

Iniciativas clave en la preservación de los recursos hídricos en Cataluña y Murcia

El área metropolitana de Barcelona, declarada en estado de emergencia por sequía junto con parte de Girona,  es una zona muy tensionada por la demanda y la escasez de recursos hídricos. En este territorio el 25% del agua que se consume procede ya de agua regenerada gracias a las modernas ecofactorías del grupo. Ejemplos del cambio de paradigma hacia el modelo basado en la circularidad y la digitalización, las antiguas depuradoras de la empresa son hoy plantas de gestión integral del agua capaces no solo de regenerar el agua, sino también de valorizar los residuos y de producir energía para el autoabastecimiento de la instalación.

Su ecofactoría del Baix Llobregat, gestionada por Aigües de Barcelona, envía 1.500 litros por segundo de agua regenerada desde el río Llobregat hasta Molins de Rei para ser reutilizada como agua prepotable. Este agua también sirve para mantener el caudal ecológico del río Llobregat y tiene usos agrarios y urbanos; ya sea para regar el Parque Agrario del Baix Llobregat, para las calles y jardines de varios municipios del Bajo Llobregat, o incluso para hacer de barrera contra la intrusión salina y mejorar la calidad del agua del acuífero al inyectarla en pozos de la zona. Además, se prevé su futuro uso industrial en el polígono Pratense y de la Zona Franca, así como su uso urbano y doméstico en el polígono de la Marina del Prat Vermell.

La compañía apuesta por replicar este modelo de éxito en la en la cuenca del Besòs mediante el programa de fondos europeos Next Generation. El proyecto tiene como objetivo hacer frente a la sequía de Cataluña garantizando la resiliencia hídrica de 5 millones de personas de la región metropolitana de Barcelona, lo que contribuiría a la reducir las consecuentes desigualdades derivadas de la falta de acceso a condiciones de vida dignas por parte de determinadas comunidades especialmente afectadas por la emergencia hídrica estructural.

Al igual que en Cataluña, el grupo gestiona la depuradora Cabezo Beaza de Cartagena a través de Hidrogea, tratando 24.000 metros cúbicos de agua al día, o el equivalente al abastecimiento de 4.300 hectáreas de cultivo. Sus aguas reutilizadas ayudan a paliar los efectos de la sequía en el Campo de Cartagena, en Murcia, una de las principales zonas agrícolas de España, contribuyendo a la producción de más de 412.000 toneladas anuales de hortalizas de variedades como la lechuga, la coliflor, el brócoli o el melón de la Galia.

En sus iniciativas, Veolia no solo pone la innovación científica al servicio del progreso mediante servicios de gestión integral del ciclo del agua. Además de usar tecnología de vanguardia, como la inteligencia artificial que mejora la gestión del agua mediante la predicción de su demanda, el grupo refuerza su compromiso con el desarrollo del bienestar social con otras estrategias. Desde 2012, Agbar dispone de una serie de tarifas, y fondos sociales destinados a los colectivos en situación de vulnerabilidad, mientras que apuesta por mejorar la empleabilidad y por generar oportunidades educativas mediante alianzas público-privadas con las que contribuye al progreso económico, social y medioambiental de las comunidades en las que trabaja.