La calidad y el precio de un vino depende de los muchos factores que entran en su proceso de elaboración, pero es su ubicación y el clima lo que marca el carácter de los vinos. No es casualidad que las regiones vitivinícolas más prestigiosas del mundo se encuentren en España, Francia e Italia. El clima de estas regiones, con sus diferencias ha favorecido la histórica producción de vino hasta convertirse en una de las industrias agroalimentarias más importantes de estos países.
El horizonte que dibuja cambio climático amenaza su producción y, sobre todo, su calidad; así que los productores no tienen más remedio que adaptarse para sobrevivir. Un artículo publicado en Nature Reviews Earth & Environment, estima que hasta el 70% de las actuales regiones productoras de vino podrían enfrentar un riesgo sustancial de perder su idoneidad para la viticultura si las temperaturas globales aumentan más allá de 2°C. Uno de los escenarios de cambio climático más plausibles dada la limitada respuesta de los países a la crisis climática.
El 90% de las regiones vitivinícolas más importantes de Francia, España e Italia se encuentran por debajo del paralelo 45, justo a la altura de Burdeos. Todas las regiones que se encuentran por debajo se verán afectadas porque el clima no será idóneo para para el cultivo de las vides a finales del siglo XXI si la temperatura global media del planeta sube 2ºC. Si bien cada zona tendrá una respuesta distinta a la nueva situación igualmente cada viñedo y tipo de uva tendrán impactos distintos, la investigación coordinada por Cornelis van Leeuwen de la Escuela Nacional de Ciencias agrícolas de Burdeos analiza las posibilidades de adaptación de los productores.
"España será un lugar poco idóneo para elaborar vino, lo que significa que la producción de vino no se volverá imposible, pero será cada vez más difícil según el grado de calentamiento global", explica Sébastien Zito investigador del Instituto de la Ciencias de la Viña y el Vino de Burdeos. Según este científico que ha participado en este estudio de Nature esa baja idoneidad no implica que la vid no crecerá, que no tendremos uvas, "pero sí que será más difícil producir vinos de alta calidad con temperaturas excesivamente altas y menos precipitaciones y esto se aplicará a todas las regiones", asegura.
Esta circunstancia se agravará en la medida en la que sigan aumentando las temperaturas. "Hasta 2 grados de calentamiento global, la pérdida de idoneidad es muy limitada. De hecho, hay muchas posibilidades de adaptación en la mayoría de las regiones vitivinícolas en Europa y en todo el mundo. Hay muchas formas de adaptarse, como por ejemplo las variedades y los patrones de injerto, entre otras cosas" asevera el científico. Pero entre 2º y 4º C de subida global media de las temperatura "habrá muchos cambios en cuanto a la forma de adaptarse y a la idoneidad para la producción vitivinícola. Si tenemos un aumento de más de alrededor de 4º C grados a escala global, sí se volverá cada vez más difícil para algunas regiones como España. No se trata de hacer imposible el cultivo de la vid y la producción de vino, sino de hacerlo cada vez más difícil con el calentamiento global", incide.
En el artículo se detalla cómo el cambio climático ya es apreciable en los viñedos por las olas de calor extremo, las sequías y por los cambios de temperaturas que causan el tobogán climático que afecta a las añadas, adelanta las vendimias. Según sus estimaciones aquellos viñedos por encima de los 1.000 metros tendrán más posibilidades de resistir el cambió climático, pero aun elevando la producción del vino a esta altura, con lo que implicaría en impacto de los ecosistema, en el caso español no se podría salvar más que el 20% de la producción actual.
Cambios a nivel mundial
El estudio segmenta cada continente y sus áreas productoras de vino en macrorregiones definidas por condiciones climáticas específicas, de manera que los autores estiman un riesgo sustancial de inadecuación para entre el 49% y el 70% de las regiones vitivinícolas existentes, dependiendo del grado de calentamiento global.
El futuro del 41% restante de las regiones vitivinícolas existentes en riesgo de no ser idónea dependerá de la viabilidad de medidas de adaptación eficaces. Al mismo tiempo, entre el 11% y el 25% de las regiones vitivinícolas existentes podrían experimentar una mayor producción, como el norte de Francia, con el aumento de las temperaturas, y podrían surgir nuevas áreas adecuadas en latitudes y altitudes más altas, como por ejemplo, el sur del Reino Unido. Sin embargo, el grado de estos cambios en la idoneidad dependerá en gran medida del nivel de aumento de temperatura.
Si tenemos un aumento de más de alrededor de 4º C grados a escala global, sí se volverá cada vez más difícil para algunas regiones como España
Más plagas y enfermedades
Rafael Andrés Peinado Amores, catedrático del departamento de Química Agrícola, Edafología y Microbiología de la Universidad de Córdoba; y Fernando Sánchez Suárez, ingeniero agrónomo y enólogo, de esa misma universidad, destacan de este estudio su referencia al aumento de plagas y enfermedades que "se podrán desarrollar en una ventana temporal mayor e, incluso, aumentar el número de generaciones en cada campaña", declaran al Science Media Centre (SMC) de España. "Para mitigar los efectos debidos al cambio climático se proponen una serie de alternativas basadas principalmente en el manejo del viñedo, aunque hay otras relacionadas con el empleo de determinadas especies de levadura, durante la fermentación del mosto, que pueden ayudar a paliar los bajos niveles de acidez y a reducir en cierta medida el grado alcohólico cada vez más elevado de los vinos", añaden.
La primera víctima de la subida de las temperaturas es la calidad de los vinos, a a más temperatura son más alcohólicos y por eso estos científicos recomiendan a los productores la adaptación de sus terruños a nuevas variedades de uva más resistentes al calor, entre otras medidas.
Como destaca Adrián Martínez Cutillas, exdirector del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Medioambiental (Imida) "en el mundo hay unas 10.000 variedades de vid para todos los usos: vino, licores, mesa, pasas, zumos, etc. A nivel mundial 16 de ellas, el 50 % de la superficie mundial cultivada de uva para vinificación y en España tres variedades (Tempranillo, Airén y Bobal), suponen el 50 % de la superficie plantada de uva para vino. Hay que buscar otras variedades que se adapten mejor a las nuevas condiciones climáticas y, si no las encontramos entre las que ya existen, desarrollar programas de mejora genética, como el que se inició en el IMIDA a finales del pasado siglo y tratar de obtener nuevas variedades con mejor adaptación a las nuevas adversidades climatológicas", señala este experto al SMC de España.
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